Desde distintos sectores aseguran que se requieren cambios en las condiciones laborales. Coinciden en la necesidad de que hay que avanzar hacia acuerdos por empresa
Las ideas que dejó trascender en los últimos días el Gobierno respecto de la reforma laboral que pretende impulsar después de las elecciones le sumaron una cuota de optimismo al empresariado, que espera y reclama cambios profundos que mejoren la competitividad y la productividad argentina.
La flexibilización aprobada por el Congreso brasileño, y sancionada el pasado jueves 13 por el gobierno de Michel Temer, aceleró los tiempos y motivó a las autoridades locales a avanzar por un camino similar. Sin embargo, nadie habla de decisiones unilaterales.
En sintonía con la línea que bajó el Gobierno, el establishment pide que sea por consenso. Cambios de leyes decididas unilateralmente o intentos forzosos para modificar condiciones laborales generarán una tensión innecesaria y terminará perjudicando a las compañías, advierten los hombres de negocios. Entre las principales reformas, piden menores cargas sociales.
«La digitalización va a imponer consecuencias claras. Tenemos que prepararnos para ese mundo que se viene, empresarios y sindicatos. El tercer actor indispensable es el Estado, no sólo como regulador sino como garante de equilibrio y razonabilidad. Entre los tres, hay que componer una normativa que contemple los cambios que se avecinan», afirmó el presidente de la Coordinadora de Industrias de Productos Alimenticios (Copal) y vicepresidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja.
Según el dirigente, la reforma debería tener tres ejes: la pequeña empresa requiere una concentración especial, desde el impacto de las cargas sociales y desde el punto de vista de la densidad normativa. «No se presta atención a la realidad de nuevas formas de contratación», explicó. En segundo lugar, permitir abrir el sistema para que, por voluntad de las partes, puedan generarse convenios por empresa; y como tercer pilar, ir hacia un modelo de seguridad social que no dependa tanto de los impuestos al trabajo, sino de tributos de carácter general.
Por su parte, el presidente de la Cámara de la Construcción (Camarco), Gustavo Weiss, señaló que para su sector, las claves serían avanzar con una rebaja de las cargas sociales y trabajar sobre esquemas de remuneración por productividad. «No implica bajarle el sueldo a los trabajadores, sino discutir, por ejemplo, que no es lo mismo trabajar en la construcción de un edificio de Puerto Madero que en una vivienda precaria en Jujuy», afirmó el directivo, al agregar que «hay que flexibilizar la relación laboral sobre todo en los sectores donde la situación es muy rígida, que en un mundo globalizado impide competir».
La industria automotriz, con el gremio Smata, es una de las más avanzadas en la negociación de los convenios por empresa. Sin embargo, los empresarios del sector aseguran que la fuerza de Smata impone reglas similares en todas las compañías. Respecto de cuáles serían los puntos principales de la reforma laboral, el presidente de FIAT, Cristiano Rattazzi, hizo hincapié en las cargas sociales y a la diferencia que existe con otros países de la región. «La carga social acá es el triple que en México. Mientras en Argentina llegan al 60% del salario de un obrero, en México son del 20%», sostuvo el empresario.
En cuanto a una eventual flexibilización de los convenios, Rattazzi dijo que el mundo va hacia trabajos nuevos, por lo que «hay que ser flexibles». Pero, condicionó los avances en ese sentido a la situación de empleo en la que se encuentre cada actividad. «Habrá más flexibilidad en los sectores donde haya más problemas de empleo», dijo.
En esa línea, el presidente de la Confederación de la Mediana Empresa (CAME), Fabián Tarrío, sostuvo que «si hubiera más trabajo, seguramente no se estaría hablando de avanzar en una reforma laboral».
«Nosotros representamos a las pymes y la reforma debería plantear una baja importante de las cargas sociales para este sector. Además, atacar el problema de los juicios laborales, que las funden, e impulsar un blanqueo, pero sin cobrar multas por lo que no se pagó en el pasado», planteó Tarrío. El dirigente aclaró que «no sería bueno ejecutar esta reforma sin consenso» y que «tal vez los sindicatos entiendan que hay cuestiones que puedan modificarse, como por ejemplo agregar categorías de trabajo part-time».
«Hoy los jóvenes ya no tienen tanta fidelidad con las empresas; les gusta hacer cosas diferentes. Tal vez pueda contemplarse esa realidad», manifestó. Desde la Asociación Empresaria Argentina (AEA) aseguraron que «el empresario quiere tener una buena relación con el trabajador, por lo que no será bueno nada que ponga en tensión ese vínculo». De todas maneras, reconocieron que «se están produciendo cambios muy importantes tecnológicos que deben ser tenidos en cuenta».
También fue consultado al respecto el presidente de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), Jorge Di Fiori, quien adelantó que la entidad realizó un extenso trabajo sobre el costo argentino que le será presentado esta semana al jefe de Gabinete, Marcos Peña, y en el que queda reflejado que la presión de las cargas laborales es uno de los aspectos que influyen de forma notoria.
Fuente:https://www.cronista.com/economiapolitica/Reforma-laboral-empresarios-piden-consenso-y-cambios-en-cargas-sociales-20170724-0056.html
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