HOY… Suelto TODO aquello que me hace vivir en el pasado, que me ata, que me estanca, que me pesa y me retrasa.
Le digo ADIÓS a: la culpa, el dolor, el apego, el rencor, porque yo me merezco un mejor presente.
Algunas veces cuando cometemos un error, las personas que nos quieren ayudar nos dicen, para consolarnos: «todo pasa por una razón»; lo que no deja de ser cierto. Pero nos empeñamos en albergar dentro de nosotros un conjunto de emociones que sólo nos dañan y hacen triste nuestros días.
Sin embargo, en esas ocasiones, tenemos que aceptar que hemos fallado en algo, porque también «TODOS cometemos errores».
Aceptar que nos hemos equivocado nos permite seguir adelante en nuestra vida con humildad, integridad y firmeza.
Un fracaso siempre seguirá siendo un fracaso si nos negamos a aprender de aquello que nos llevó a fracasar.
Cualquier situación que nos enseñe humildad, moderación, responsabilidad, que nos ayude a conocernos mejor y a conocer a los demás, que nos permita perdonar, que nos haga reflexionar y que nos incite a tomar decisiones sabias NUNCA será definitivamente un fracaso.
Responsabilizarnos de nuestros propios errores y hacer todo lo posible para enmendarlos nos garantiza un presente limpio, además nos mantiene sanos física, mental y espiritualmente. Aprender de nuestros errores es esencial para nuestra vida, no nos quedemos en la culpa ni en el ego, siempre es necesario soltar todo lo malo que quiere dejarnos atados en el pasado simplemente porque ya pasó y la vida sigue.