Te ha pasado que en alguna juntada con amigas más de una dice: “¿Tienen platos libres de gluten?” o tal vez otra que menciona: “¡Para mí, nada de carbohidratos…es que dejé las harinas!”
Y vos, del otro lado pensando que tal vez, deberías comenzar por imitarlas abandonando en consecuencia de tu dieta alimentaria todas las harinas que se te crucen y además, sumarte a la tendencia del gluten free. ¡Stop! Antes de tomar esta decisión, es importante saber si es bueno para tu organismo, abandonar por completo tanto el gluten como las harinas. Veamos un poco más sobre este tema.
¿Moda, tendencia o salud?
Es una realidad: hoy son cada vez más las personas que buscan sentirse mejor y más saludables, tanto por fuera como por dentro. Y, para ello, la alimentación ocupa un lugar importante en los hábitos cotidianos. Así como es importante mirar las etiquetas nutricionales de los productos, también consultamos a los especialistas por los beneficios de tal o cual ingrediente. En este sentido, desde hace un tiempo tanto las harinas como la tendencia del “gluten free”, están en el centro de la escena y frente a este escenario surge la pregunta: ¿Es posible vivir sin consumirlas?
Para ello, la Licenciada en Nutrición Gabriela Agneni (MAT 1263), nos cuenta un poco más sobre esta tendencia.
“Cuando llegamos al supermercado, vemos que en las góndolas tenemos muchas ofertas en productos sin trigo. Y también vemos que cada vez, son más los consumidores de estos productos pero que en realidad no padecen ninguna patología, como puede ser la enfermedad celíaca o intolerancia al gluten o alergia al trigo. Entonces, ¿por qué las consumen?”, expresa Agneni.
“Comencemos por aclarar que es el gluten es un conjunto de proteínas de pequeño tamaño, contenidas en la harina de los cereales, fundamentalmente el trigo, pero también está presente en la cebada, el centeno y la avena. Esta última, es por contaminación en los cultivos. El gluten se caracteriza por darle a las masas viscosidad, elasticidad y efecto esponjoso. Así, las dietas sin gluten en personas sin ninguna de las enfermedades que mencionamos anteriormente, no tienen beneficios en el organismo. Lo que sí es cierto que se puede notar al comenzar el plan alimentario sacando todos los panificados, una disminución de los contenidos de grasas y azúcares”, señala la profesional.
Sin embargo, comer sin gluten tiene algunos beneficios; entre ellos, la nula capacidad para generar inflamación, es menos irritante para los intestinos y -además- ayuda absorber mejor los nutrientes.
Al parecer, la eliminación de los alimentos con gluten de las dietas comienza a crecer con fuerza entre los consumidores. En los dos últimos años, el mercado de la comida sin gluten ha crecido un 63 por ciento en países como Estados Unidos. Lo que antes era una receta médica de alto riesgo, hoy se ha convertido en una moda, ya que muchas personas ven innumerables beneficios en ella. Esta tendencia se puede ver tanto en supermercados como en restaurantes.
¿Y las harinas?
También el tema de las harinas ha comenzado a instalarse en las preferencias de los consumidores y nos encontramos en que cada vez más personas eligen vivir de una manera diferente sin consumirlas.
Los motivos son varios. Están quienes dejan de comerlas para bajar de peso, quienes lo hacen como una filosofía de vida y quienes no tienen otra opción. El factor común en todas las historias es que sí, se puede. Si bien es normal encontrar gente que no consume determinado grupo de alimentos -los vegetarianos, por ejemplo-, la eliminación de las harinas en la dieta parecía algo imposible de realizar. Por el contrario, cada vez son más los que se animan a probar primero por un tiempo, con metas a corto plazo y objetivos específicos, y que luego lo toman como un estilo de vida.
Hay distintas corrientes dentro de la nutrición que no recomiendan la eliminación total de las harinas porque los hidratos de carbono, una vez digeridos, se transforman en glucosa y hay órganos y tejidos que se alimentan de ellos, como el cerebro, la retina o los riñones. “Para bajar de peso en forma rápida y sentirnos con el abdomen deshinchado, conviene llevar una alimentación, no sin harinas, ya que los hidratos de carbono son necesarios para tener energía durante el día, sino un plan sin panificados o alimentos industrializados”, comenta Agneni.
Por lo visto, no se encuentra ningún riesgo en mantener una alimentación sin harinas y gluten free siempre y cuando se realice una dieta balanceada y controlada por un profesional; es más, hacerlo nos puede aportar algunos beneficios tales como:
# Se puede prevenir o revertir enfermedades como la obesidad, la diabetes, la hipertensión, los problemas de colesterol y arteriosclerosis, las alteraciones a nivel gastrointestinal (enfermedad celíaca, colon irritable, reflujo gastroesofágico, etc.).
# Las harinas, y su consecuente estado inflamatorio también influyen en la génesis de múltiples patologías relacionadas con cefaleas, Alzheimer, demencia, depresión y muchas otras.
# No consumirlas colabora en evitar el envejecimiento prematuro, ya que la ingesta de harinas va llevando a un estado de “inflamación crónica”, en la que se rompe el colágeno de la piel y se producen arrugas.
Por último, para comenzar un Plan Fit y sin tantos panificados, con harinas refinadas, la Licenciada en Nutrición Gabriela Agneni nos da algunas claves:
Harina de trigo: reemplazarla por avena, harina de avena (hecha en casa con la licuadora), harina de arroz o mandioca, almidón de maíz.
Azúcares: comenzar a utilizar azúcar de mascabo, miel, edulcorantes como estevia o sucralosa.
Golosinas: cuando nos da ataque por algo rico dulce, reemplazarlo por frutos disecados, como pasas de uva y frutos secos, almendras, nueces, castañas.
Galletas dulces: utilizar panes con harinas integrales o galletas de arroz con frutas de estación.
Postres: leches vegetales (cada vez hay más marcas en el mercado) o preparaciones con frutas, en el horno, ensaladas de frutas, jugos naturales, aumentando el consumo de vitaminas y minerales.
Grasas: utilizar mix de semillas, aceite de coco, canola u oliva.
“Lo más importante es que no tenemos que irnos al extremo, pero si llevar una alimentación saludable que nos de energía para afrontar nuestro día. Que contenga hidratos de carbono que cubran el 50% de nuestra dieta diaria, pero no caer en los panificados o alimentos de moda que no aportan nutrientes necesarios. Aumentar las proteínas, bajar el consumo de grasas y mejorar la elección de harinas que consumimos. ¡Vamos por lo natural y sin tanto decorado!”, enfatiza Agneni.
Fuente:https://www.elsol.com.ar/nota/309036/suplementos/comer-sin-harinas-ni-gluten-una-preferencia-que-crece.html
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