Mendoza tiene 12.500 kilómetros de canales de riego distribuidos a lo largo y ancho de todo el territorio, y sólo 1.500 kilómetros de la red están impermeabilizados. Esto tiene consecuencias para la población y el sector vitivinícola, que padece ineficiencias en el sistema de irrigación, con altos costos y caída de la producción.
Ante el fenómeno del cambio climático, la limpieza e impermeabilización de canales trae beneficios para el crecimiento productivo de Mendoza, porque eleva la eficiencia de los sistemas de irrigación, al aumentar la rentabilidad del sector vitivinícola.
El Departamento General de Irrigación trabaja con la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial, la Organización de las Naciones Unidas (FAO), el Programa de Servicios Agrícolas Provinciales (PROSAP), entre otras organizaciones e instituciones que se desarrollan en torno al agua, en la ejecución de obras para combatir los efectos negativos del clima para el crecimiento productivo de la provincia. Entre estas, el revestimiento de canales. Dentro de los procesos, se destacan técnicas alternativas al tradicional hormigonado y que son más económicas, más ágiles para concretarlas e igual o más útiles en lo que se refiere al aprovechamiento y conservación del agua.
Membranas de polietileno, entubados especiales, hormigón ciclópeo y asfaltado (como ya sucede en Francia) son algunas de las alternativas en las que se trabaja.
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