Para un despistado, podría ser la hoz y el martillo que representaba el comunismo de la URSS. Pero al fijarse bien se ve que la hoz es una medialuna y el martillo un clavo. El conjunto, una Q estilizada, la Q de Quake, videojuego legendario e impulsor de la escena competitiva en esta industria cultural tan polimórfica. Esta Q está inscrita sobre la piel de Ana Oliveras Daví (Tarrasa, 1979). No solo porque sea fan del juego, que también. No solo porque haya sido gladiadora profesional de sus arenas, que también. Sino porque la mochila de su vida, llena ya de experiencias tras 20 años en este mundillo, le debe mucho a este título en lo personal y en lo profesional.
Oliveras es mánager (directora) de producto de ESL Masters, la división española de ESL, una de las principales ligas de esports [videojuegos profesionalizados como deportes] de todo el mundo. Y es también, desde este viernes, bloguera de EL PAÍS. Push the Ludum es el nombre de su blog, en el que contará a este periódico, semana a semana, los entresijos de los esports, una industria paralela del negocio del videojuego que aspira a convertirse en multimillonaria. «Mi blog en EL PAÍS combina las palabras push, muy usado en el videojuego competitivo, y ludum, voz latina que significa jugar. La idea es empujar los deportes electrónicos (esports) como nuevo deporte y hacerlo accesible a todo aquel que todavía no lo conozca.» En 2017, según la consultora especializada del sector Newzoo, los esports facturarán 620 millones de euros, y las previsiones apuntan a que en 2020 pasarán de los 1.300 millones.
Oliveras quiere ser en su blog “antyhype”. Es decir, jugar a la contra de las enormes expectativas que se están depositando en esta vertiente competitiva de este nuevo deporte, y ofrecer un análisis de cabeza fría sin obsesionarse por las hiperbólicas predicciones económicas. “Quizás peco de ser muy precavida. Pero llevo la máxima de ser un poco la cortarrollos de todo este fenómeno. Prefiero decir ‘vamos a ir con calma’. Porque tanto hype [expectación alimentada mediáticamente] puede hacer tanto bien como daño. Hay muchos agentes nuevos, ajenos a este mundo, que están promocionándolo como el próximo pelotazo. Y, además, se trata de agentes con un gran poder de comunicación, como los deportistas”, afirma Oliveras.
Hay una cierta nostalgia en Oliveras por lo que vivía la aNouC de 17 años, el nombre de guerra que tenía como gladiadora en la arena de Quake y otros videojuegos (y que aún la acompaña en Twitter). Cuando describe cómo eran esos finales de los noventa, se le ilumina el rostro. “Estábamos entusiasmados. No pensábamos en el dinero. La comunidad sacaba pasta de donde sea para ir a los campeonatos. Y si te daban una camiseta por participar, te quedabas contento”. De hecho, Oliveras habla de su flechazo con el Quake“como el que se tiene con un novio. Me enamoré y me cambió la vida”.
“Hay gente a la que le molesta que haya torneos de chicas, pero si ellas no compiten más en los mixtos no es porque no se vean capaces de hacerlo, es porque, a menudo, disfrutan más compitiendo entre mujeres
El riesgo de profesionalizarse, según lo ve Oliveras, es que la pasión por el deporte en sí se diluya por el deseo de firmar un gran contrato económico. «Lucho por que se mantenga la misma pasión y la misma ilusión que me ha llevado a mí desde mis inicios hasta mi posicionamiento en ESL. La profesionalización hará mucho bien a los deportes electrónicos pero más allá de las cifras económicas que vienen asociadas a esto, lo que nos gustaría es seguir manteniendo el espíritu con el que comenzamos nosotros y nos ha traído hasta aquí. Es importante que nuestra humildad como deportistas esté a la misma altura que nuestra profesionalidad», subraya.
¿Y lo tiene más difícil por ser mujer? “Sí, evidentemente, por ser mujer hay un acoso de base, que hace que algunas dejen de competir”. Y explica por qué, siendo los esports un deporte en el que no existir ninguna ventaja física entre hombres y mujeres, se ven pocas jugadoras en los torneos mixtos. “Hay gente a la que le molesta que haya torneos de chicas, pero si ellas no compiten más en los mixtos no es porque no se vean capaces de hacerlo, es porque, a menudo, disfrutan más compitiendo entre mujeres. Pero no hay ninguna barrera que las obligue a ir al de chicas. Somos libres de decidir”.
¿Y qué pasará en el mañana? Pues Oliveras desea que los esports cojan lo mejor del deporte tradicional y al mismo tiempo miren más allá para hallar sus soluciones genuinas. “Está muy bien las cosas que hemos cogido de él, como la necesidad de una vida sana y una rutina de entrenamientos. Pero no hay por qué copiarlo todo. Faltan cabezas brillantes inventándose soluciones nuevas que encajen bien con nuestro mundo. Hay que salir del molde”.
Entre esas mentes brillantes, esta exjugadora y ahora mánager de ESL Masters aspira a que se encuentre la que abandere la gran revolución: el momento en el que el deporte mezcle lo físico y lo virtual en un espectáculo de realidad aumentada, en el que los espectadores acudan a ver, por ejemplo, una caza de dragones en pleno parque del Retiro. “Eso llegará. Yo he soñado con ello. Y espero estar para verlo”.
Fuente:http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2017/06/20/actualidad/1497954925_822884.html
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