Etimológicamente, inteligencia deriva de la voz latina ‘legere’, que significa recolectar y por lo tanto elegir. Así, ‘intellegere’ significa elegir entre varias cosas. Inteligencia sería entonces la capacidad de discernir, discriminar, evaluar. Sin embargo, su concepto se fue ampliando para abarcar cada vez mayor cantidad de facetas del comportamiento no automático o repetitivo, asociándose a la resolución de problemas y al proceso creativo. 

Algo parecido ocurre con la denominada Inteligencia Artificial (IA), a la que se define como un sistema que se comporta como un hombre inteligente y en las mismas circunstancias. Para los expertos en el tema puede enfocarse hacia la elaboración de programas basados en comparaciones con la eficiencia del hombre que contribuyen a un mayor entendimiento del conocimiento humano.

Es más, a través de la inteligencia artificial se han desarrollado sistemas que pueden imitar la capacidad mental del hombre y relacionan reglas de sintaxis del lenguaje hablado y escrito sobre la base de la experiencia, para luego hacer juicios acerca de un problema, cuya solución se logra con mejores juicios y más rápidamente que el ser humano.

Pero no se trata de una herramienta en desarrollo. La inteligencia artificial lleva ya tiempo entre los consumidores. Gracias a ella se puede contar con un asistente virtual, tener listas de canciones recomendadas en Spotify o programas de reconocimiento de imagen. En los últimos años también ha empezado a probarse en los primeros coches autónomos. Pero su impacto en los próximos años se va a multiplicar, gracias en parte a su intersección con el Internet de las Cosas (la interconexión inteligente de objetos cotidianos), y será determinante en dos áreas muy concretas como el rendimiento de los negocios y el mercado laboral.

A partir de estas definiciones, se asegura que el mercado proyectado de la inteligencia artificial llegará a los u$s 70.000 millones en 2020 y sus efectos serán transformadores en los mercados de consumidores, empresas y gobiernos de todo el mundo.

De hecho, un informe elaborado por la consultora PwC revela que la IA tiene el potencial de optimizar los procesos entre organizaciones, desde los modelos de negocio, las operaciones y hasta la toma de decisiones estratégicas. El 72% de los ejecutivos cree que será la ventaja comercial del futuro.

Más de la mitad afirma que su uso en entornos empresariales podría aumentar la productividad. Otro 67% predice que el potencial de IA se aplicará para automatizar procesos y optimizar la eficiencia empresarial y la productividad laboral. Además, dos tercios de los consultados considera que proporcionará más información durante la toma de decisiones y que ofrecerá a los empleados nuevos tipos de funciones de gestión y colaboración con las máquinas.

Se señala también que el 67% de los ejecutivos cree que el aprovechamiento de la IA ayudará a que los seres humanos y las máquinas trabajen juntos y combinen tanto las inteligencias digitales como las humanas de la mejor manera posible.

Según Pablo Anselmo, CIO regional de PwC «la evolución lograda en la IA y su impacto en el mundo será similar que el generado con la creación de los transistores». Para el experto, «el futuro sin dudas nos encontrará con algún tipo de IA en casi todos los ámbitos de nuestras vidas; comerciales, académicos, de salud o personales. Lo que estamos viendo hoy, es solo la punta del iceberg y estará en nuestra capacidad, la de materializar los incontables beneficios que IA puede aportar a nuestras vidas».

En el caso del impacto entre los consumidores, el trabajo de PwC asegura que el 63% de los consultados cree que ayudará a resolver problemas complejos y que tiene el potencial de ayudar en avances médicos, democratizar servicios costosos, mejorar el servicio al cliente e incluso liberar una fuerza de trabajo sobrecargada. En el informe ‘Bot.Me: A revolutionary partnership‘, de PwC se analiza cómo la IA acerca cada vez más al hombre y a las máquinas.

«Comprende, la inteligencia asistida, ampliamente disponible hoy en día, que mejora lo que las personas y las organizaciones ya están haciendo», agrega el documento.

La consulta revela que el 63% de los consumidores encuestados está de acuerdo que la IA ayudará a resolver problemas complejos que afectan a las sociedades modernas. Otro 59% cree que ayudará a las personas a vivir más satisfactoriamente. En tanto que un 46% considera que perjudicará y quitará trabajo a las personas y sólo el 23% cree que esto tendrá implicaciones serias y negativas. Otro 58% estima que en los próximos cinco años la IA reemplazará tareas humanas como tutores, agentes de viajes, asesores de impuestos y asistentes de oficina.

En tanto, un 42% de los consumidores reveló que utiliza asistentes digitales para facilitar sus vidas cotidianas. Ese número sube a 72% entre ejecutivos de negocios y 53% entre millennials. En tanto, más del 40% de los ejecutivos de negocios usan sus asistentes digitales durante todo el día, incluso mientras conducen, viajan o trabajan. Lo hacen por considerar que ahorran tiempo, los ayudan a hacer las cosas y les recuerdan los eventos del calendario.