San Rafael, Mendoza martes 26 de noviembre de 2024

Argentina se abre al estudio del universo con las antenas instaladas en su territorio

La Comisión Nacional de Actividades Espaciales y la Agencia Espacial Europea se asociaron para potenciar una estación espacial en la provincia de Mendoza.

La antena parabólica más moderna de la Agencia Espacial Europea, en la localidad mendocina de Malargüe, recibirá equipamiento de vanguardia por cuatro millones de euros para la exploración del universo en sociedad con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), que fortalece recursos de satélites de observación terrestre y enfoca el espacio profundo con perspectivas de integrar misiones extra planetarias. 
El jefe de estaciones de la Agencia Espacial Europea en el mundo, Pierre Bargellini, dijo a Télam que “el nuevo equipamiento de la estación es para poder tener una performance mejor en términos de potencia, porque podemos ir más allá, y para añadir una nueva banda que reciba el volumen de datos científicos que generan las nuevas misiones”.

Con un disco parabólico de 35 metros de diámetro, la antena instalada en el semidesértico paisaje malargüino en el que las temperaturas invernales bajan a -18 grados y el viento se desata hasta superar los 100 kilómetros por hora, completa el triángulo de aparatos de igual tamaño establecidos en la localidad española de Cerberos y la australiana de New Norcia, dedicados a la recepción de datos de las misiones europeas para la exploración del espacio profundo.

La imponente antena alcanza una cobertura en circunferencia elíptica de 360 grados que cubre todo el hemisferio sur, para seguimiento de sondas que operan a más de dos millones de kilómetros de distancia, abriendo un tiempo disponible por la comunidad científica argentina para investigaciones en radioastronomía.

La visita a la estación terrena en la que participó ayer Télam fue con una delegación integrada por el secretario de Articulación Científico Tecnológica del ministerio de Ciencia y Tecnología, Agustín Campero; el gobernador mendocino, Alfredo Cornejo, y el director de Operaciones de la agencia europea Rolf Densing.

Es que también se requiere una parte logística, con colaboración de autoridades argentinas nacionales y locales, para aspectos prácticos como completar un tramo de ruta para el acceso a la estación, o la fibra óptica que conecta con Europa a la “estación ‘top’ a nivel mundial”, contó Bargellini, quien informó que la construcción de la estación demandó 40 millones de euros, con una inversión anual de mantenimiento de millón y medio y el actual aporte de cuatro millones en nuevos equipos.

El secretario general de la Conae, Félix Menicocci, afirmó que la Comisión “se basa siempre en el Plan Espacial Nacional, que se discute con la mayoría de los usuarios nacionales y, una vez que lo aprueba el Poder Ejecutivo, se cumple a rajatabla”.

“Desde que nació Conae, en 1991, siempre bregamos por un objetivo principal que era subirnos al espacio para tener información viendo mejor la Tierra, y dar dinamismo a todo el sistema socio productivo”, planteó.

Ya con el devenir, “y viendo las posibilidades que se nos abrieron con el uso de estas antenas y alojar dos (la de Malargüe en colaboración con Europa y la de Neuquén en colaboración con China), además de la sociedad que nos pregunta en Tecnópolis, Conae dice ’¿por qué no?’, tenemos que ir formando gente para que en el futuro nuestros científicos incursionen en el proyecto de exploración del espacio”, dijo Menicocci a Télam.

“Con estas antenas ya tenemos capacidades de apoyo terrestre, así que con los países que nos invitan a participar estamos evaluando la posibilidad (de integrar misiones extra planetarias), que también es una oportunidad de desarrollo para nuestras industrias espaciales pensando a largo plazo, apostando a la ciencia y a la tecnología como ya lo tenemos incorporado al ADN argentino”, enfatizó.

Menicocci anunció que “durante la visita del Presidente (Mauricio Macri) a Italia, se van a firmar directrices acordadas entre la agencia espacial italiana y la Conae para definir la política de datos que va a usar el Sistema Ítaloargentino de Satélites para la Gestión de Emergencias”.

Con la potente antena en movimiento apuntando al este, la visita coincidió con el momento en que las señales de la misión ExoMars eran captada en la consola operada por ingenieros en telecomunicaciones que procesan la información y la envían a universidades e institutos.

“Estamos monitoreando dos misiones, ExoMars que se encarga de analizar los gases de la atmósfera de Marte, y tenemos el pase de la sonda espacial Gaia, que está registrando miles de millones de estrellas en el espacio para hacer el mapa” estelar más ambicioso, contó a Télam Galera, quien trabaja junto a Fabricio Cinta y Augusto De Nevreze.

A 30 kilómetros al sur de Malargüe, el sitio en que se emplaza la antena inaugurada en diciembre de 2012 fue entregado en comodato durante 50 años por Mendoza. Allí trabaja Diego Aloi, ingeniero en mantenimiento y operaciones de Telespazio, la empresa contratista de la agencia europea.

“La nueva tecnología que viene para la estación de Malargüe, que está a la vanguardia, incluye una nueva cadena de recepción en otra frecuencia, a 26 Gigas, y la incorporación de un equipo con una capacidad de procesamiento de datos y velocidad de transferencia muchísimo mayor, que es fundamental para las misiones que se vienen”, describió Aloi.

Las próximas misiones europeas serán, en cooperación con Japón, la sonda BepiColombo a Mercurio, a donde llegará en siete años y medio tras partir en 2018, para tomar datos de geología, campo magnético y atmósfera, y afrontará temperaturas de 350 grados.

Además la misión Juice, que tras siete años de viaje explorará en 2029 las grandes lunas heladas de Júpiter -Ganímedes, Europa y Calisto-, para ver si ocultan mares de agua líquida bajo la corteza.

Aloi opinó que el mayor hito que han vivido quienes operan la antena a los latidos del espacio profundo fue la llegada de la sonda espacial Rosetta, lanzada en 2004 con un presupuesto de mil millones de euros, que orbitó en 2014 y 2015 el cometa 67P/Churiumov-Guerasimenko y posó el módulo de aterrizaje Philae en la superficie.

“Creo que es el mayor hito mundial, para la Agencia y para la estación de Malargüe, que recibió la primera señal. Se encontró una roca de unos cuatro kilómetros de diámetro con forma de patito que pudo ser fotografiada en un desafío tecnológico inédito, aunque la verdadera hazaña es haber arribado después de diez años, rotando tantas veces alrededor de los planetas para impulsarse y llegar a donde se había calculado”.

Telam

 

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