Las numerosas contingencias climáticas que afectaron las floraciones de plantas nativas de las principales zonas polinectaríferas de la provincia son el principal inconveniente con el que se enfrentan los productores apícolas durante esta temporada.
La situación se desencadena debido a que el ingreso de néctar a las colmenas ha disminuido notablemente, lo que da como resultado una muy pobre cosecha de miel. Según las estimaciones del Consejo de Apicultores, las pérdidas en la producción rondan entre el 70% y el 80%.
Por esto, y atendiendo la solicitud de los apicultores, el Gobierno provincial determinó declarar el estado de emergencia agropecuaria apícola, a través del Decreto 341, en el marco de la Ley 4304/78, que se extiende del 1 de enero de 2017 al 31 de diciembre de 2018.
Según la fundamentación del pedido, tanto las heladas tardías de setiembre, en plena etapa de crecimiento poblacional de las colmenas, como algunos eventos de viento zonda con baja humedad por períodos prolongados, sumado a las altas temperaturas de noviembre, dañaron irreparablemente la flora melífera de la provincia.
Otras gestiones
En febrero, el subsecretario de Agricultura y Ganadería de la provincia, Alfredo Aciar, escuchó las necesidades del sector y comenzó el camino administrativo para la declaración de la emergencia. Mientras tanto, dio respuestas a otras inquietudes de la asociación que nuclea a los productores apícolas. En ese sentido, el Gobierno se comprometió a integrar a un apicultor como representante en la mesa nacional. Asimismo, incluyó un delegado del sector en la Coprosamen.
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