El subsecretario de Obras recibió las inquietudes de los vecinos que se ven afectados por el recorrido de la línea de alta tensión. La obra optimizará la prestación del servicio eléctrico en cantidad, calidad y seguridad en todo el departamento.
El Subsecretario de Obras Públicas, Daniel Chicahuala, se reunió con algunos de los propietarios de terrenos por los que pasa la línea Nihuil IV que están en disconformidad con el trazado de la misma.
La reunión fue promovida por la Subsecretaría atendiendo el reclamo de los vecinos y se invitó a participar a representantes del Municipio de San Rafael, del Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE), de la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial de la Provincia, así como a la empresa contratista.Concurrieron a la misma solamente los representantes del Gobierno de Mendoza pertenecientes a Ambiente y Obras y la empresa contratista.
Luego de escuchar las inquietudes de los vecinos, el subsecretario, Daniel Chicahuala, decidió ejecutar una serie de medidas tendientes a llevar tranquilad a los vecinos y a disminuir el impacto que podría generar la obra.
“Hemos atendido a los representantes de los 67 vecinos que se encuentran afectados por la traza de Nihuil IV, escuchamos sus inquietudes, y aunque la audiencia pública ya fue celebrada y el ENRE realizó las notificaciones formales, vamos a pedir información para responder minuciosamente las inquietudes de la gente y buscar siempre que sea posible alternativas que contribuyan a disminuir el impacto de la obra”, afirmó el funcionario.
Además agregó que la semana próxima, junto al equipo técnico que lleva adelante las tareas de la construcción de Nihuil IV, se realizará una visita a los terrenos por los que pasa la línea, para relevar en detalle la situación de cada uno de los propietarios y también solicitará al ENRE el envío de los estudios de las trazas alternativas que en su momento fueron analizadas.
Un largo proceso administrativo
El camino recorrido para llegar a realizar los primeros trabajos fue largo y arduo. El 8 de marzo de 2012, el Ente Nacional de Regulación de la Electricidad (ENRE) convocó a una audiencia pública en el recinto de sesiones del Concejo Deliberante de San Rafael.
Por tratarse de una obra del sistema de transporte cuya jurisdicción es nacional el ENRE se constituyó como organismo convocante e instó a todos los interesados a exponer sus puntos de vistas sobre la construcción de la obra. En ese momento no se presentaron objeciones, por lo tanto, la Nación siguió adelante con el proceso licitatorio.
No obstante esta primera audiencia pública, dentro del proceso de evaluación de impacto ambiental, el 30 de marzo de 2012 se convocó en la Universidad Tecnológica una nueva reunión, en la que se dieron a conocer detalles de la obra que permitirá despejar el riesgo de desabastecimiento eléctrico en caso de colapso o interrupción del único tendido que provee energía a la ciudad de San Rafael. De resultados similares al anterior encuentro, los especialistas y público no presentaron observaciones negativas al proyecto y fue otorgada la Declaración de Impacto Ambiental (DIA).
El 10 de marzo de 2015, el Gobierno de Mendoza finalmente pudo llamar a licitación de la ansiada obra. En este proceso, las empresas Cartellone y la UTE conformada por Distrocuyo y Obras Andinas presentaron las propuestas técnicas, siendo elegida esta última. La obra fue postergada por la falta de los fondos específicos para comenzar a desarrollarla.
La interconexión en 132 kilovatios de potencia entre Nihuil IV y la estación transformadora de San Rafael se extiende a través de 67 propiedades, cuyos propietarios en su mayoría han accedido a la restricción de dominio que implica una franja de seguridad en la cual no se pueden construir edificaciones altas ni plantar árboles de gran tamaño, para evitar obstruir el paso de los cables aéreos. Aunque algunos de ellos se encuentran disconformes y fueron los que hoy se reunieron con representantes del Gobierno de Mendoza.
San Rafael era hasta el momento una de las pocas ciudades con más de 100.000 habitantes que poseía un sistema eléctrico de una sola entrada, lo que generaba inestabilidad e inseguridad en el sistema. La obra prevé la ampliación de las estaciones transformadoras, la colocación de casi 30 kilómetros de línea aérea de alta tensión en 132 kilovatios y la construcción de la línea subterránea de alta tensión.
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