El control de ingreso a los extranjeros asoma como un tema tan delicado como lo fue, por ejemplo, en 2010 la discusión sobre el matrimonio igualitario. Al igual que ocurrió con aquella ley, la decisión del oficialismo de endurecer la política migratoria, a tono con el reclamo del senador peronista Miguel Pichetto, genera posiciones muy diversas, incluso puertas adentro del oficialismo y de la oposición. «Hay que tener muchísimo cuidado en distinguir cuestiones en materia de seguridad de otras como la discriminación, la segregación y los prejuicios», subrayó a Clarín el diputado Hector Recalde, jefe del bloque del FpV en la Cámara de Diputados.

Recalde incluso apuntó que debería tenerse «la constitucionalidad» de una iniciativa de este tipo puesto que la Constitución nacional habla de «asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino».

Pero a Diana Conti, destacada integrante de la bancada kirchnerista, en principio la discusión no le genera demasiado ruido. «Obviamente estoy en contra de un control migratorio donde por la cara se diga ‘usted entra usted, no’. Pero poner un control en base a antecedentes penales me parece lógico y razonable».

De acuerdo con Conti, un control de ese tipo «es practicable. En cualquier país cuando ingresas te revisan tus datos en una computadora. Para mí deberían aplicarse normas de reciprocidad. Insisto: poner el ojo en los antecedentes me parece razonable».

La diputada, sin embargo, destacó que «en realidad» la cuestión de los antecedentes penales ya figura en la actual ley de migraciones. «El problema es que los controles se han hecho más laxos, no es que haya que modificar alguna ley», dijo.

Exactamente lo mismo sostienen en el Frente Renovador. La diputada massista Graciela Camaño tuiteó: «La actual ley de migraciones permite impedir el ingreso de extranjeros en conflicto con la ley».

Cerca de Sergio Massa agregaron: «Anunciaron una ley que ya existe. No se entiende cuál es la noticia. El Gobierno pone esto en agenda porque no tiene la menor idea de cómo subir en las encuestas. Están tirando fuegos artificiales, si no no se entiende por qué no pusieron este tema en sesiones extraordinarias».

Margarita Stolbizer, aliada hasta ahora del tigrense, directamente se enfureció con la decisión oficial de endurecer los controles migratorios. «El Gobierno dice que controlará inmigrantes de tres países. Pueden estar tranquilos coimeros de Odebrecht, de Siemens y contaminadores de mineras», escribió la diputada en su cuenta de Twitter.

En el oficialismo también asoman focos de resistencia. «Espero que esto no se use como excusa para limitar el ingreso de extranjeros, que no ha sido tan desmesurado como se dice habitualmente», dijo a Clarín el radical Ricardo Alfonsín.

El dirigente de la UCR también sostuvo que «ve peligroso apelar a estos sentimientos en los que se considera a los extranjeros como un peligro para los nacionales. La política tiene que poner racionalidad y sensatez. La UCR cree en un partido abierto y solidario con el resto de los países del mundo».

En el Senado el escenario tampoco asoma uniforme. Aunque dejando en claro que no tenía interés en aparecer en un contrapunto con Miguel Pichetto, quien propone enducer la ley de migraciones, el senador K Marcelo Fuentes planteó: «En principio me parece que no podés precarizar empleo y avanzar con la precarización del sistema previsional si no pones en marcha una estructura represiva. Esto apunta a fortalecer el aparato represivo del estado».

El senador Fernando Pino Solanas completó: «El tema de la seguridad no se resuelve con filtros o expulsiones. Suena a medida electoralista, es como decir aumentemos las cárceles y terminamos con el delito.Necesitamos un debate serio».