-¿Cómo recordamos los argentinos a nuestros próceres?
Los homenajeamos en la fecha de su muerte, como si fuera suficiente dedicarles solamente ese día en homenaje a su vida y a su esfuerzo. Difícilmente recapacitamos que sólo con discursos y remembranzas dejamos de lado su verdadero mensaje, su verdadera enseñanza: todo aquello que los hace vivir y trascender en el tiempo. Dice el escritor argentino, Juan José Sebreli: “Nuestros mentados héroes mueren dos veces: cuando fallecen y cuando los inmovilizamos en un monumento. Con esa segunda muerte los condenamos a la perfección, es decir, a la inexistencia”.
Y así sucede con nuestro San Martín. Condenado al bronce de los monumentos de plazas y parques y desempolvado pasajeramente en cada 17 de agosto, mientras que los argentinos muestran muchas veces un profundo desconocimiento del hombre que nos legó la Patria- la que hoy, aún con todos sus problemas- gozamos.
-¿Realmente pensamiento y acción funcionaron en la misma sintonía?
Existe en San Martín una total coherencia entre los hechos, sus palabras y su pensamiento. Los primeros son el resultado de las ideas y éstas se ven avaladas por las virtudes que lo acompañan. Es así que del simple recorrido de sus más importantes disposiciones como gobernante y militar, y del enunciado de alguno de sus pensamientos, se desprenden todas esas cualidades de un ser sin parangón.
Un hombre que nos lega un llamado al esfuerzo y al trabajo, señalando que todo lo realmente valioso sólo es alcanzado a través de ese camino, y así nos dice desde el pasado: “Cualquiera que sean las dificultades, es preciso tener un grado de coraje superior a ellas”, y esa es la base que da y exige.
-¿Cuándo comienza a vislumbrarse el compromiso social de San Martín?
Ya desde joven como oficial al servicio de España, cuando, lejos de gozar de un descanso merecido, se multiplica en los hospitales de la ciudad para enfrentar una epidemia de cólera que se había desatado. Sin embargo sufre como cadete, por su origen americano pero San Martín demuestra su valentía al llegar a la línea del frente de las batallas. En definitiva, paso de ser cadete a oficial granadero y escaló merecidamente posiciones en la carrera militar española.
Y en tierra americana, sus sueldos y premios, los productos de su chacra, serían la base del nacimiento de escuelas, bibliotecas y hospitales. Como en todo, San Martín exige, pero da primero.
-¿Qué valores prioriza como gobernante?
Sus administraciones de gobierno fueron siempre modelo de correcto uso de los fondos públicos y marcados por la más severa austeridad y sencillez. Un camino de honestidad que recorrería toda su vida. En el valor que asigna a la educación, nos presenta la gran paradoja del guerrero poderoso que es, a la vez, ciudadano y educador y que encuentra en su lucha un camino, no para el logro de ambiciones personales, sino la vía segura de la libertad como sustento del futuro.
-¿Cuánto tiempo estuvo en América?
En actividad y como militar solo estuvo 12 años, desde 1812 hasta 1824. En ese periodo verdaderamente corto para los resultados obtenidos, fue fundamental para expulsar a los españoles de América.
Como tenía que contar con el apoyo de gobiernos y personalidades, logró la adhesión del Gobierno porteño demostrando su fidelidad y eficiencia en la batalla de San Lorenzo, única de San Martín en el Río de la Plata.
Sus valores y personalidad lo moldearon como un verdadero líder. Quizás por eso Güemes aceptó un papel que, para algunos podría ser secundario en la guerra en el norte, pero que impidió el avance realista desde el Alto Perú. Ese “tapón” contribuyó a que San Martín ejecutara su plan libertador desde otra ruta: cruzando por el oeste. Y también quizás por lo mismo, O’Higgins el gran militar chileno, fue “soldado” de San Martín (en el sentido más amplio y referido a la lealtad). De hecho fue el mismo Bernardo O’Higgins el que se quedaba gobernando Mendoza, mientras San Martín relevaba las rutas para el Cruce de los Andes.
-¿Cómo era el Ejército los Andes?
San Martín capacita a sus hombres y consigue un ejército especializado, para esa época.
Se lo conoce como “pequeño pero bien disciplinado”. Los granaderos contaron con la preparación especial y directa del General San Martín, y el resto de los cuerpos fueron atentamente formados por sus oficiales. Fue sin duda una ardua tarea el convertir a hombres de campo, esclavos libertos y jóvenes de ciudad en verdaderos combatientes y que demostraron su valor a lo largo de toda la campaña.
-¿Por qué tantas rutas para cruzar la Cordillera?
Respondía a la necesidad de dispersar a los Realistas a lo largo de la cordillera en territorio chileno, para debilitar sus fuerzas en cada foco. Si bien San Martín no podía dividir excesivamente sus tropas, optó por disponer dos columnas principales: una por el Camino de Uspallata (Más de 750) y otra por Los Patos (4000 soldados aproximadamente).
Con muchos menos soldados, las otras columnas cumplieron perfectamente su función de despistar al enemigo y tomar algunos objetivos secundarios. Es el caso de El Portillo por donde cruzaron nada más que 55 soldados con uniformes de distintos colores, lo que indicaría para los enemigos que pertenecían a diferentes cuerpos y que era la vanguardia de un gran ejército.
San Martín estableció en el camino de Uspallata puestos de avanzada y vigilancia. De hecho, uno de estos puestos fue atacado por los realistas que se acercaban a nuestra ciudad.
Los primeros combates de la campaña tuvieron lugar en tierra mendocina, en el puesto de Picheuta y en Los Potrerillos (hoy Punta de Vacas), lo que demuestra que los realistas tenían también sus planes de avanzar sobre Mendoza y, por lo tanto, no podían desconocer el avance de las tropas patriotas.
-¿Cuál era el principal sustento de la Libertad para San Martín?
Decía que las armas pueden ser un camino necesario para llegar a la libertad e independencia, pero afirma que la ilustración es más poderosa para mantenerla y así manifiesta en una de sus cartas: “los días de estreno de los establecimientos de educación son tan luctuosos para los tiranos como plausibles a los amantes de la libertad”.
Junto a la educación permanente y a cultivar valores como honestidad y austeridad, San Martín promovía guerras cortas porque estaba seguro que “las (guerras) largas sirven para desangrar a los pueblos”. Y hasta inclusive cruza la cordillera con 800 libros, su biblioteca personal que lo acompaña en todo el recorrido de la gesta libertadora.
–¿Qué pasó después de cruzar la Cordillera y liberar a Chile?
Continúa con su plan continental. Cuando cruza a Perú ya no tenía el apoyo del gobierno nacional, llega a ese país y las distintas campañas fueron desgastando a sus hombres. San Martín estaba debilitado por la falta apoyo del centralismo porteño, mientras Bolívar se encontraba en franco ascenso. Así es que decide volver a Mendoza, pero deja a su ejército como apoyo para vencer a los realistas. Y espera aquí el resultado en Perú, por si tuviera que regresar.
Luego de consolidada la independencia peruana, se traslada a Buenos Aires y de ahí a Inglaterra y a Francia. En 1928 retorna al Río de la Plata pero no desembarca porque el país estaba dividido entre unitarios y federales. San Martín no estaba dispuesto a participar en guerras civiles y con todo el dolor retorna a Europa. Tiempo después le regala, el famoso sable corvo, a Juan Manuel de Rosas por la firmeza con que defendió la soberanía argentina ante el ataque de una escuadra enviada por Francia e Inglaterra en la vuelta de obligado.
En el viejo continente, lejos de limitarse a una vida familiar y tranquila, realizó numerosas acciones para el reconocimiento de nuestra independencia por parte de distintos países y potencias europeas. Contribuyó a evitar que nuevos intentos de reconquista realista tuvieran lugar en nuestra tierra. Hasta último momento fue un soldado de la Libertad.
Daniel Jorge Dueñas
Sanmartiniano de pura cepa realizó siete cruces de Los Andes, entre 1990 y 2002. Esos 12 años lo marcaron para militar el espíritu sanmartiniano. Además de miembro de la Academia Sanmartiniana y del Instituto Nacional Sanmartiniano, Dueñas es agrimensor e Ingeniero Agrimensor, egresado de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Juan Agustín Maza.
En sus años “mozos” fue activo participante de los intercambios con Chile sobre todo por ser miembro honorario del Instituto O’Higginiano de Chile y director honorario para la República Argentina del Instituto Sanmartiniano de Chile. También fue presidente del Centro de Estudios e Investigaciones “Libertador General San Martín”, del Colegio de Agrimensura de Mendoza.
Realizó siete cruces montados de la Cordillera de los Andes por los caminos del Ejército Libertador. Dos veces por Uspallata (1990 y 1997), Los Patos (1993), El Portillo (1995 y 1999) y el Planchón (1996 y 2002). Estas experiencias lo comprometieron aún más con el espíritu sanmartiniano.
Organizador incansable de jornadas y encuentros sanmartinianos, coordinó el II Encuentro Nacional de Asociaciones Culturales Sanmartinianas realizado en Mendoza en 1997. La trayectoria y sobre todo la experiencia de los cruces lo hizo merecedor de distinciones como el diploma de honor del Instituto Sanmartiniano del Perú, de la Embajada Argentina en el Perú, del Instituto Sanmartiniano de Chile y de la Municipalidad de Santiago (Chile) y el Orden al Mérito del Liceo Libertador San Martín (Chile) .
Sé el primero en comentar en «“La fórmula sanmartiniana de la victoria, el esfuerzo y la unidad permanece inalterable”»