Nada está decidido mientras Messi está en el campo. Siempre se puede contar con él para iluminar al Barcelona hasta en sus noches más oscuras. Amenazaba el equipo de Luis Enrique, tras la derrota en San Mamés en Copa, con firmar otro borrón en este comienzo de año cuando apareció el argentino, en el último instante para tapar la hemorragia. Puede que no sirva de mucho un punto en la pelea por la Liga, con el Real Madrid ya a cinco puntos y un partido menos. O puede que acabe resultando definitivo. Quién sabe. Lo cierto es que no frena las dudas del vigente campeón y refuerza las que sobrevuelan la renovación de su entrenador. Eso será el futuro. De momento, Messi le regaló y regaló a su equipo su enésima genialidad en un partido febril que confirmó un par de cosas más: el Villarreal no se arruga ante nadie y este Barça va a tener que remar mucho para llegar a buen puerto.
El equipo azulgrana sigue dependiendo demasiado de Messi. Cuando él se puso a repartir juego empezó la emoción. El Barcelona insistía en abrir el campo aprovechando la profundidad de Sergi Roberto y Digne, pero el peligro lo generaban las asistencias del argentino por el centro. A Neymar le regaló uno de esos pases colgados marca de la casa que se convirtió en la primera llegada clara, desbaratada por Asenjo, que salió rápido a tapar el tiro del brasileño.
El equipo de Luis Enrique ahogó el juego de creación del Villarreal con su presión así que a los amarillos no les quedó más remedio que ponerse un traje que también les sienta bien, el del contragolpe. Maniatados Bruno y Trigueros a la hora de combinar, fue la verticalidad de Soriano y Sansone la que mandó a la hora de buscar a Ter Stegen, seguro en un par de disparos del delantero italiano desde fuera del área. También a la contra tuvo una gran ocasión Jonathan dos Santos, que voleó ligeramente alto un gran centro de Costa al segundo palo con toda la portería para él.
Conforme avanzaba el partido iba avanzando líneas el Barcelona, empujando al Villarreal hacia atrás y arrinconándolo en su área, pero las pocas ocasiones claras que generaba terminaban en nada. Era Ney quien más aparecía y esa no era la mejor noticia para un Barça donde el fútbol lo ponían Iniesta y Messi. El brasileño fue protagonista en casi todas las acciones de peligro azulgranas pero estuvo poco acertado en la definición. No aprovechó un buen pase de Suárez al corazón del área ni una pillería de Messi, que sacó rápido una falta para dejarle solo ante Asenjo, poco exigido por su inocente tiro.
El Villarreal, mientras tanto, esperaba agazapado su oportunidad pues ya sabía cómo hacer daño. Su momento llegó al poco de arrancar el segundo tiempo. Robó el conjunto amarillo en la frontal de su área y buscó rápido a Pato. El brasileño tuvo la sangre fría necesaria para correr al tiempo que esperaba el momento justo para tirar el pase definitivo, el que le envió a Sansone, que definió con un ajustado tiro cruzado a la base del poste.
La reacción del Barça tardó en llegar y se topó, además, con la mejor defensa de la Liga, con un Musacchio soberbio hasta que tuvo que retirarse lesionado. Y a donde no llegaban el central argentino y sus compañeros lo hacía Asenjo. Lo sacó casi todo el portero amarillo, pero en el duelo que mantuvo durante toda la noche con Messi acabó hincando (parcialmente) la rodilla. Primero, el argentino acarició el gol con un tiro que repelió el poste tras superar un bosque de futbolistas amarillos, con el partido encendido por un par de acciones polémicas en las áreas. Pero la última fue la buena. Rascó el Barça una falta en la frontal y Messi se sacó de la chistera un disparo imparable, potente y colocado en la misma escuadra. Su penúltima obra de arte.
Fuente: http://www.elmundo.es/deportes/2017/01/08/5872b702268e3e4d088b45a7.html
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