Los científicos de la NOAA advierten, en el Artic Report Card, que las temperaturas récord de los últimos meses «superan nuestra capacidad para entender y explicar» lo que está sucediendo. Los expertos alertan que estamos posiblemente ante el otoño más caliente «en decenas de miles de años» en el Polo Norte y en las regiones subárticas, donde el calentamiento podría tener «consecuencias catastróficas», con la liberación «natural» de grandes cantidades de gases invernadero como el CO2 y el metano.
En una referencia explícita a la inminente llegada a la Casa Blanca del escéptico del clima Donald Trump, la NOAA advierte que en estos momentos existe «una presión creciente para comunicar la importancia de las observaciones científicas». La NOAA había escapado hasta ahora de la supervisión del presidente electo, que ha anticipado sin embargo un «hachazo» a los programas de ciencias terrestres de la NASA, para centrarse en la vuelta a la Luna y las misiones a Marte.
Entre tanto, los científicos del Departamento de Energía han plantado cara al equipo de transición de Trump y se han negado a responder un cuestionario de 74 preguntas, dirigido sobre todo a los expertos que han participado en en conferencias sobre el clima y a los vinculados con el Plan de Acción Climática del presidente Obama. Los científicos han expresado su temor a una «Inquisición» climática.
Jeremy Mathis, al frente del programa de investigación del Ártico en la NOAA, se ha limitado entre tanto a poner los datos sobre la mesa: «Rara vez como esta año hemos visto en el Ártico una señal tan clara, tan fuerte o tan pronunciada del calentamiento persistente y de sus efectos en cascada en el medio ambiente. Aunque la ciencia está cada vez más clara, necesitamos mejorar y mantener las observaciones, para tomar las decisiones que pueden afectar tanto a la salud ambiental como a la apertura de nuevas rutas para el comercio».
La desaparición del hielo del Ártico podría facilitar las rutas marinas y abrir incluso el camino a nuevas prospecciones petrolíferas. Los expertos de la NOAA advierten que los efectos podrían calcularse en billones de dólares, «hacia el lado positivo o hacia el lado negativo».
Habitualmente, la capa de hielo del Ártico alcanza su mínimo entre septiembre y octubre, pero este año la formación del hielo se ha retrasado hasta llegar a noviembre y alcanzar el mínimo histórico desde que comenzó el seguimiento por satélite desde 1979. Los científicos vaticinan que la región puede quedar libre de hielo durante varios meses al año en las próximas décadas, por primera vez en 100.000 años.
Fuente:http://www.elmundo.es/ciencia/2016/12/14/58517ea1268e3e8c1c8b4601.html
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