Una cooperativa de trabajo de lugareños, asesorada por el Conicet y el INTI, arreó casi 300 animales silvestres, una marca nunca alcanzada en una silvestría, para extraerles la lana. Este proyecto mendocino es modelo a nivel nacional.
Esta actividad consiste en esquilar guanacos silvestres para posteriormente trabajar con la fina lana en una moderna hilandería, la cual está montada en la misma reserva.
Como ya es habitual, las esquilas de guanacos se realizan en el mes de octubre. La primera fue el fin de semana del 8 y 9, y allí se logró esquilar a unos 54 guanacos.
Mientras que la segunda fue el 14 y 15, y en esa oportunidad se trabajó con 207 ejemplares. La última jornada, el 29, se esquilaron 133.
Cabe mencionar que en ediciones anteriores el máximo de guanacos que se logró esquilar fue de 204, por lo que en esta edición lo logrado ha superado esa marca.
El proyecto de esquila de guanacos silvestres comenzó en 2012 por intermedio de un consorcio que está formado por dos instituciones nacionales, que son el Conicet y el INTI.
También se cuenta con la participación del municipio de Malargüe. Fundamentalmente los protagonistas de esta actividad son familias de la zona de la Payunia que integran la cooperativa de trabajo Payún Matrú.
Desde 2005 se realizaban arreos y esquilas de guanacos silvestres, bajo altos estándares de bienestar animal. Lo que aporta el proyecto es avanzar en el agregado de valor de la fibra de guanaco, para lo cual se construyó una hilandería en la zona de La Salinilla.
Para armar esta moderna planta se importó desde Canadá maquinaria textil de primera generación. Los integrantes de la cooperativa recibieron capacitaciones y a lo largo del año pasado se calibraron esas máquinas para que puedan ser usadas para lana de guanaco, vicuña, cashmere (pelo especial de cabra) y distintas fibras.
Gabriela Lichtenstein es investigadora independiente del Conicet y es la directora del proyecto País (Payunia Inclusiva y Sustentable).
Sobre esta actividad, la científica destacó que en el país hay muchas hilanderías pero la de Malargüe es la única que existe para trabajar la fibra de guanaco y especialmente con tecnología semi industrial.
Según explicó, existe un plan nacional de manejo del guanaco en Argentina que establece que la esquila debe hacerse en ciertas épocas.
En el caso de Mendoza, el tiempo es entre octubre y noviembre. Cabe mencionar que esta experiencia a nivel nacional es utilizada a modo de referencia en otros sectores donde hay conflictos entre el guanaco y los crianceros.
Mendoza es precursora con la silvestría pero en otros lugares, como Santa Cruz, algunos productores quieren declarar al guanaco como plaga porque compite con la oveja.
Lichtenstein explicó: “Los científicos tratamos de explicar que el guanaco no causa daños, por ejemplo no arranca el pasto. En las patas tiene almohadillas para no dañar la zona en la que transita y no degrada la tierra con el pisoteo. En definitiva, vale más vivo que muerto porque el kilogramo de lana de guanaco cuesta, aproximadamente, 400 dólares”.
Sin embargo, la investigadora reconoció que en años anteriores el precio era mayor.
Desde la cooperativa explicaron que el pelo del guanaco debe tener cierto largo para poder ser trabajado, ya que “es una fibra complicada”.
Para la silvestría, puesteros de la zona arman un campamento en la zona del cerro El Loro. En ese lugar colocan una manga de 3 kilómetros y arrean a los guanacos hasta encerrarlos.
Posteriormente sacan uno por uno y luego de inmovilizarlos mediante fuerza humana, se realiza la esquila con máquinas eléctricas en unos 7 minutos aproximadamente.
Durante la esquila se suele realizar en algunos guanacos análisis de sangre, para estudiar los niveles de estrés. Por cada ejemplar se sacan entre 200 y 900 gramos de lana.
Jorge Soto, presidente de la Cooperativa Payún Matrú, señaló que la entidad está formada por 23 familias. Y aclaró que en esta esquila encerraron más de 500 guanacos pero terminaron liberando a la mitad de los animales, porque el proyecto hace foco en la explotación racional y no masiva.
Un sistema que funciona con un protocolo especial
El equipo de investigadores desarrolló una metodología de arreo y captura de guanacos en silvestría que tiene en cuenta altos estándares de bienestar animal, que se plasmó en un documento que instauró normas de manejo para la especie llamado “Protocolo de Buenas Prácticas de Manejo de Guanacos Silvestres”.
Para que esta actividad sea sustentable, es imprescindible minimizar el riesgo para los animales durante su manipulación y definir maniobras que reduzcan el riesgo para los operarios.
La cosecha de fibra se realiza mediante arreos a caballo hacia una estructura de captura en forma de embudo.
Allí se toma contacto con los animales, se los encapucha, inmoviliza y recuesta sobre una camilla en la que son transportados hasta las máquinas eléctricas de esquila. Una vez esquilados, son identificados y liberados.
Fuente: www.conicet.gov.ar
http://losandes.com.ar/article/payunia-exitosa-esquila-de-guanacos
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