La economía argentina experimentará un repunte en los próximos años, de acuerdo con los pronósticos difundidos hoy por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que prevén un crecimiento de 2,9% en 2017 y 3,4% en 2018, tras una caída de 1,7% en este año. La economía argentina experimentará un gran repunte en los próximos años, de acuerdo con los pronósticos difundidos hoy por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que prevén un crecimiento de 2,9% en 2017 y 3,4% en 2018.
En 2016 la actividad sigue en contracción, afectada por la ralentización del consumo y la pérdida de poder adquisitivo de los hogares, aunque se han registrado «mejoras significativas» en la confianza empresarial, indica el trabajo citado por la agencia EFE.
Esta reconstrucción de la confianza obedece, a su juicio, a la reforma de la agencia nacional de estadísticas, lo que ha reforzado su credibilidad y permitido al banco central fijar objetivos de inflación.
La actual contracción económica que sufre Argentina responde, asimismo, a la debilitada demanda externa y a los bajos precios globales de los productos básicos agrícolas y, en especial, a la profunda recesión que sufre Brasil, que ha repercutido en las exportaciones, sobre todo del sector automovilístico.
El organismo, con sede en París, considera que el impacto de las reformas y los cambios en política económica comenzará a notarse, de manera ostensible, en 2017, lo que permitirá bajar la tasa de desempleo de su actual nivel por encima de 9%.
También prevé que la inflación descienda de manera gradual, ayudada por tasas de interés más altos que se irán suavizando progresivamente.
Pese a todo, la OCDE recuerda que las autoridades disponen de poco margen fiscal para promover el crecimiento, debido al gran déficit presupuestario, por lo que llama a que la anunciada consolidación fiscal sea «gradual» para evitar que tenga repercusiones sociales.
Los autores del informe creen que existe margen para reducir la presión fiscal sobre las empresas, a través de un sistema recaudatorio más eficiente.
Además, instan al Gobierno argentino a reducir los aranceles al comercio así como a redirigir sus prioridades de gasto a la inversión pública.
Entre las reformas que el informe destaca están la unificación del tipo de cambio, la normalización de relaciones con los acreedores extranjeros, o la mejora de la transparencia y la gobernanza, entre otras.
Los riesgos que acechan al país podrían venir, según la OCDE, derivados de un entorno externo desfavorable y de los «desafíos domésticos», ya que las presiones inflacionarias podrían necesitar de una política monetaria más restrictiva, lo que retrasaría la recuperación.
En términos generales, la OCDE revisó ligeramente al alza las perspectivas económicas de buena parte de sus países miembros y de las grandes economías emergentes en 2017, aunque insistió en la necesidad de un estímulo fiscal, especialmente en la Eurozona.
En su informe, se alineó con los mercados financieros en la recepción favorable de Donald Trump y estimó que sus planes de una acción masiva de inversión en infraestructuras unida a una rebaja fiscal favorecerán la actividad.
Un impulso que la OCDE quiere que no se limite a Estados Unidos y se haga de forma coordinada en China y en los países europeos «con margen», como Alemania.
Eso es lo que debe contribuir a que la progresión de la economía mundial pase del 2,9% este ejercicio a 3,3% en 2017 (una décima más de lo anticipado hace dos meses) y a 3,6% en 2018.
En ausencia de esas políticas fiscales de los tres grandes bloques económicos, el ascenso del PIB sería cuatro décimas inferior en 2017 y seis décimas en 2018.
El informe intenta convencer de que la ralentización del comercio mundial, en parte por las barreras, es uno de los principales motivos de la llamada «trampa de bajo crecimiento» en la que se instaló la economía global desde el estallido de la crisis.
En tanto, advierte de que en un escenario con trabas al comercio por parte de los grandes bloques, el PIB de éstos podría perder entre dos y tres décimas, y afectar más «severamente» a aquellos que los impusieran.
La OCDE elevó respecto a septiembre la previsión de crecimiento en Europa, pero a un nivel moderado porque el consumo y la inversión no acaban de despegar, el desempleo continúa alto y los créditos dudosos siguen pesando sobre el sector bancario.
El incremento del PIB en la Eurozona en 2016 será de 1,7%, en gran medida por la revisión al alza para España (cuatro décimas más, hasta 3,2%), mientras que las cifras son peores para Alemania (1,7%) y Francia (1,2%), ambas con una décima menos, y sin cambios para Italia (0,8%).
La Eurozona crecería 1,6% en 2017 (dos décimas más que lo esperado en septiembre) y 1,7% en 2018.
Sobre el Reino Unido, la OCDE tiene una percepción menos negativa que hace dos meses, ya que eleva en dos décimas sus cálculos para 2016 (2%) y para 2017 (1,2%), pero persiste en que las perspectivas son «considerablemente más débiles» que antes de que los británicos votaran en junio por su salida de la UE.
La OCDE apunta para China un crecimiento no tan alto como en los años anteriores pero sin bajas abruptas: tras el 6,9% de 2015, debería situarse en 6,7% en 2016 (dos décimas más que en septiembre), en 6,4% en 2017 (otras dos décimas más) y en 6,1% en 2018. Telam
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