Esta semana se firmó un acuerdo para que las provincias alcancen metas fiscales y reduzcan sus déficit en un 10% durante 2017. El ministro de Hacienda, Martín Kerchner, se refirió a este sistema como un camino para generar empleo genuino y crecimiento sostenido en las provincias y el país.

El funcionario, quien además preside el comité ejecutivo del Consejo Federal de Responsabilidad Fiscal que impulsó el acuerdo, indicó que las jurisdicciones que cambiaron de color político lo hicieron porque estaban con problemas fiscales, y es por eso que se logró alcanzar este acuerdo. 

En este sentido señaló que las metas no son solo lograr que el gasto sea igual a los recursos del Estado, sino que además tendrán dos valores en cuenta:

*que el Estado premie a su recurso humano, al personal (por buen rendimiento) y que el volúmen de la planta personal sea acorde a las necesidades de la comunidad y «no una bolsa de empleo»; *y que se potencie el desarrollo bajando impuestos.

«El Presupuesto de Mendoza tiene una reducción del 78% del déficit corriente, eso demuestra que hay un equipo profesional a cargo», indicó el mandatario poniendo como ejemplo a su administración (y a la del gobernador Alfredo Cornejo).

El costo social

El ministro respondió a las críticas de algunos sectores que temen que achicar el Estado deje a muchas personas sin trabajo y consideró que «querer solucionar el desempleo genera más desempleo» porque para eso hay que aumentar los impuestos y eso afecta a las empresas que reducen sus plantas de personal.

«Cuando una actividad está complicada hay que potenciar el gasto, pero el virtuoso, el de la obra pública y el de la infraestructura que genera competitividad, para eso sí puede ser que nos endeudemos», insistió.

«Hoy Mendoza presta mejores servicios y tiene 4.000 empleados menos. Los servicios mejoraron, por lo menos hay gasas en los hospitales y se capacita al personal policial, se le da chalecos, armamento y se compró un helicóptero», agregó.

Finalmente aseguró que la oposición habla de un costo social porque toma al Estado como el apéndice de un partido político y no se asume la responsabilidad de administrarlo bien.