San Rafael, Mendoza 23 de noviembre de 2024

Europa llega a Marte pero desconoce el estado de la nave ExoMars

marteEl módulo de aterrizaje europeo Schiaparelli «tocó el suelo» de Marte pero «no emite señales», anunció el miércoles a la AFP Thierry Blancquaert, responsable del módulo en la Agencia Espacial Europea (ESA). «No soy muy optimista sobre los datos registrados después del aterrizaje del módulo», que comenzó a las 16.42 y que debía durar seis minutos, añadió.La tarde se caracterizado por la tensa espera en el Centro de Operaciones de la Agencia Espacial Europea en Darmstadt (ESOC), en Alemania. A las 16.42 (hora peninsular española), el módulo Schiaparelli -uno de los dos componentes de la nave no tripulada ExoMars2016 que despegó el pasado marzo desde el cosmódromo de Baikonur, ha entrado en la atmósfera marciana para intentar posarse en su superficie y ensayar así la tecnología necesaria para que dentro de cuatro años, la Agencia Espacial Europea (ESA) envíe un vehículo robótico (rover) que busque indicios de vida en el planeta rojo. Aunque en principio se esperaba que la señal que indicara que el aterrizaje había ido bien llegara a lo largo de la tarde , habrá que esperar hasta el jueves por la mañana para la confirmación, según ha explicado Paolo Ferri.El jefe de la misión ExoMars ha emplazado a los medios de comunicación a la rueda de prensa que tendrá lugar el jueves a las 10 horas, pues los ingenieros pasarán la noche analizando los datos.

Han sido seis minutos de vértigo los que se han vivido en ESOC, desde donde se están controlando todas las maniobras y se retransmitirá la llegada de la señal que indique que el amartizaje se ha completado con éxito o bien, que la sonda se ha estrellado.Según ha explicado esta mañana desde ESOC Jorge Vago, responsable científico del proyecto ExoMars, se espera que la primera señal de confirmación que indique que la sonda ha sobrevivido al aterrizaje llegue a través del radiotelescopio Pune, en la India: «Todas sus antenas van a intentar captarla. Sólo nos dirá si el transmisor del módulo Schiaparelli está encendido o no, si funciona después de que haya aterrizado, lo que significará que no se ha estrellado», ha detallado el científico en videoconferencia con el Centro de Astronomía de la ESA (ESAC) en Villanueva de la Cañada (Madrid).Tras siete meses de viaje y cuando la nave ExoMars2016 estaba ya cerca de Marte, el pasado domingo se produjo una maniobra crítica: la separación de los dos módulos que viajaban integrados.

Por un lado, está el módulo demostrador de entrada, descenso y aterrizaje Schiaparelli que es el que tiene que aterrizar en Marte y, por otro lado, una sonda orbitadora que estudiará los gases traza (en inglés, Trace Gas Orbiter, TGO), que se va a quedar estudiando el planeta a 400 kilómetros de la superficie del planeta. Hoy miércoles es también un día crítico para TGO, que ha logrado entrar en la órbita de Marte. Una maniobra muy complicada que ha completado con éxito. «En estos momentos la distancia entre la Tierra y Marte es de unos 170 millones de kilómetros «, explica en conversación telefónica Vincenzo Giorgio, uno de los responsables de ExoMars de la empresa Thales Alenia Italia, contratista principal de esta misión conjunta de la ESA y Roscosmos, la agencia espacial rusa. La señal que recibirán el miércoles, señala, «será muy débil porque no está preparada para llegar a la Tierra sino al orbitador, que está mucho más cerca».

Si las antenas indias no logran captar la señal del transmisor, existen otras tres formas de comunicarse con el módulo Schiaparelli, según enumeró Vago: «La sonda Mars Express va a estar escuchando la señal de radio y nos dará la misma información que las antenas indias, pero debe retransmitirla después a la Tierra, así que llegaría más tarde. Más o menos una hora y media después», ha detallado.Poco después de las 19 horas, la ESA informaba de que la grabación que hizo la sonda Mars Express del descenso de Schiaparelli no era concluyente, por lo que aún no sabían cuál era el estado del módulo.La tercera vía para comunicarse con Schiaparelli es el satélite de la NASA MRO (Mars Reconnaissance Orbiter), pero para captarla el módulo debe estar funcionando bien. Por último, la sonda orbitadora para estudiar gases traza TGO (el segundo componente de ExoMars2016) también podrá escuchar a Schiaparelli durante el aterrizaje, aunque también tiene que hacer su trabajo y entrar en la órbita de Marte así que sólo cuando dé la vuelta y esté detrás del planeta nos podrá mandar los datos, detalla Jorge Vago. «La diferencia es que TGO va a recoger información detallada durante el aterrizaje de Schiaparelli y la vamos a recibir tanto si transcurre bien o mal. Si va mal, nos ayudará a descubrir dónde está el problema», señala. De 21.000 km/hora a 3 m/segundoSi todo marcha como fue planeado, durante el descenso Schiaparelli habrá reducido la velocidad desde los 21.000 kilómetros por hora hasta los 3 metros por segundo que habrá alcanzado cuando se posó sobre la superficie.Para lograr esa dramática reducción de la velocidad en tan poco tiempo, el módulo combina un paracaídas, un sistema de propulsión de retrocohetes y una estructura deformable que amortiguará el impacto final.

«El paracaídas mide 12 metros y es el más grande que se ha desarrollado en Europa», explica Silvia Bayón, ingeniera de sistemas del satélite ExoMars.»Aterrizar en Marte es algo muy difícil. Hemos hecho siete aterrizajes con éxito hasta ahora y si sale bien éste sería el octavo», ha señalado Elliot Sefton-Nash, científico planetario de la ESA, durante el acto celebrado en ESOC. Pese a la gran cantidad de información que han proporcionado estas misiones, añade, «hay muchas cosas sobre Marte que desconocemos aún».

Para Europa, sin embargo, sería la primera vez que se logra aterrizar en el planeta rojo. En 2003, la ESA lo intentó, sin éxito, con un pequeño módulo llamado Beagle, que viajaba a bordo de la nave Mars Express. Aunque el aterrizaje no salió bien, el resto de la misión está yendo según lo previsto.El lugar del aterrizajeSchiaparelli, denominada así en honor al astrónomo italiano, va a aterrizar en una región llamada Meridiani Planum, cerca del lugar donde trabaja el vehículo de la NASA Opportunity, lanzado en 2004. De hecho, Opportunity intentará fotografiar a Schiaparelli durante el descenso, aunque según Bayón, es complicado que pueda hacerlo. «Se vería como un puntito blanco, que mostraría el paracaídas», dice Vago. «En el caso de ExoMars2016, el sitio del aterrizaje no es tan importante como en ExoMars2020 y la elección se ha hecho sobre todo desde el punto de vista tecnológico porque estamos experimentando. Para seleccionar el lugar de aterrizaje del rover de ExoMars2020, sin embargo, sí se han tenido en cuenta las razones científicas y se ha elegido el lugar más adecuado para la investigación», explica Giorgio.Durante el descenso a Marte de este miércoles, el módulo ha tomado fotos con la cámara que lleva y ha realizado mediciones con sus instrumentos.

«Lleva una cámara de fotos en blanco y negro que teníamos de otra misión. En los últimos momentos del descenso, cuando esté a entre 3 y 1,5 kilómetros del suelo, va a tomar 15 fotografías que nos van a permitir estudiar un poco la evolución del aterrizador y disponer de alguna imagen de la superficie. Esperamos que las fotos lleguen antes de las 8 de la mañana del jueves, pero para recibir las fotos, el aterrizaje tiene que ir bien», relata Jorge Vago. Una estación meteorológicaAdemás de ensayar el aterrizaje, el módulo Schiaparelli realizará algunos experimentos y tomará mediciones de Marte durante los días siguientes al aterrizaje: «Pensamos que al menos podrá trabajar durante cuatro días, hasta que se le agote la batería», señala Vincenzo Giorgio.El Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) de España forma parte del consorcio de centros de investigación europeos que han desarrollado la estación meteorológica que lleva Schiaparelli y que se encargará de recoger esos datos. La información recopilada por DREAMS (siglas de Dust characterization, Risk assesment and Environment Analyser on the Martian Surface) ayudará comprender mejor la atmósfera y la meteorología marciana en esta época del año marciano, en la que las tormentas de polvo son frecuentes.»El procesado de los datos que recogerán los instrumentos de Schiaparelli llevará unos seis meses. Hay que traducir la telemetría primero a magnitudes físicas, e integrarla en modelos atmosféricos y procesar la información para sacar los resultados finales, como por ejemplo la cantidad de polvo que hay en la atmósfera», explica Ignacio Arruego, jefe del área de sensores espaciales del INTA. Otro consorcio de investigadores, añade Alejandro Cardesin, se ocupará de analizar los datos recogidos durante el descenso de Schiaparelli:

«Reconstruirán la trayectoria del descenso y averiguarán las propiedades de la atmósfera durante esos seis minutos críticos. La primera reconstrucción será preliminar y llegará en unas horas». Además del INTA, la contribución científica española ha corrido a cargo del Centro de Astrobiología (CAB/CSIC-INTA), el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA), la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Por lo que respecta a la industria aeroespacial española, han desarrollado componentes Airbus Defence and Space, Crisa, Elecnor Deimos, GMV, Sener, Thales Alenia España, EADS Casa, Iberespacio y Rymsa Espacio. Metano y otros gases de MarteHasta el año que viene, el orbitador TGO no comenzará a hacer mediciones del metano y otros gases presentes en la atmósfera marciana. «Las primeras pruebas de calibración del orbitador serán a finales de noviembre», señala Alejandro Cardesin, ingenierio de operaciones científicas de ExoMars2016. Entre los gases traza que analizará TGO, hay especial interés por descubrir de dónde proviene el metano detectado en Marte pues su presencia se asocia en la Tierra con la existencia de vida. Los científicos quieren averiguar si su origen es geológico o biológico. «No debe esperarse ningún resultado antes de finales de 2018 porque se harán muchas observaciones antes del anuncio. Todos queremos estar superseguros», señala Vago.

El rover que irá en ExoMars2020 permitirá hacer perforaciones de la superficie marciana de hasta dos metros de profundidad. De esa forma esperan encontrar moléculas complejas que no hayan sido destruidas por la radiación de Marte. Europa ha destinado al proyecto ExoMars (tanto a la fase de 2016 como a la de 2020) un total de 1.500 millones de euros: «En esa partida no está incluida la contribución de Rusia, que se encarga del lanzamiento y dos instrumentos del TGO», precisa Vago. Por otro lado, algunos instrumentos han corrido a cargo de los centros de investigación europeos que los han desarrollado.
COLABORACIÓN CON ROSCOSMOS TRAS LA RETIRADA DE LA NASA
Jorge Vago forma parte del pequeño grupo de científicos que ha participado desde el inicio en el proyecto ExoMars: «Empezamos a trabajar en 2000, haciendo estudios. Cuando en 2005 presentamos a los ministros europeos nuestra propuesta, podíamos hacer una misión mediana o grande. Recibimos más dinero del necesario para una misión mediana pero menos de lo que necesitábamos para una grande «, recuerda. En 2008 llegó la crisis financiera y no fue posible obtener el dinero que les faltaba: «La solución fue la colaboración internacional.

En 2009 contactamos con la NASA». Inicialmente, ExoMars iba a ser una sola misión cuyo objetivo sería enviar un rover a Marte para buscar trazas de vida. Pero los estadounidenses tenían sus propios planes y querían enviar también un satélite para estudiar la atmósfera marciana. Debido a que no era posible enviar el rover y el satélite orbitador en una única nave, dividieron la misión en dos partes. Los problemas llegaron en 2012, cuando la NASA abandonó el proyecto por problemas presupuestarios. Los rusos fueron al rescate y permitieron que la misión siguiera adelante. Roscosmos aporta en esta primera fase de la misión el cohete Protón con el que fue lanzada la nave (el coste de un lanzamiento ronda los 200 millones de euros, según Vago) y un par de instrumentos. En ExoMars2020 su aportación es mayor. La NASA colabora, no obstante, con algunos instrumentos.

Fuente: http://www.elmundo.es/ciencia/2016/10/19/580784b046163f7d5b8b466a.html

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