San Rafael, Mendoza 23 de noviembre de 2024

El carísimo precio de parar la inflación

inflacionFederico Sturzenegger, el jefe del Banco Central, ha dicho, insistido y remachado que la misión fundamental de la entidad, si no la única, es bajar la inflación y luego mantenerla a raya. El empeño brota hasta en ciertos detalles del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), un testeo sobre algunas variables económicas clave que la entidad realiza entre analistas, tanto locales como del exterior: nada menos que 59 aportantes, según la última medición.

Por si no se entiende dónde está el foco o cuáles son las prioridades del BCRA, basta ver un par de puntos de esos informes. Sobre 24 páginas, diez se las dedican a la evolución de los índices de precios y cuatro a las Lebac, las letras que emite y representan, justamente, el instrumento básico de su política antiinflacionaria: totalizan 14 páginas, más de la mitad.

La contracara aparece en las apenas tres que le tocan al seguimiento de la actividad económica; esta vez, un modesto 12,5%.

De cuestiones semejantes habla Alfonso Prat-Gay en su puja con Sturzenegger, cuando dice: “No hay ningún Banco Central del mundo que esté tan aislado como para concentrarse únicamente en la inflación”. O que las tasas de interés “están demasiado altas, dada la tendencia declinante de la inflación”.

“Aislado” suena parecido a vivir alejado de cosas importantes que pasan a su alrededor. Igual que con las tasas, a desentenderse de la actividad productiva.

Las dos frases retumbaron dos lunes atrás, un día antes de que el BCRA debiera decidir si recortaba o no los intereses que paga por las Lebac: los mantuvo en el 26,75% para el plazo más corto, por segunda semana consecutiva.

¿Y qué hizo el último martes? Los dejó firmes en el mismo 26,75%, ahora por tercera semana consecutiva.

Evidente, la señal que Sturzenegger quiere dar es que él define la política monetaria y que es impermeable a las presiones. Y, tanto o más importante: contra la opinión de Prat-Gay, considera que aún falta para decretar la derrota de la inflación.

En una tabla del REM hecho a fines de septiembre puede advertirse que de aquí a marzo de 2017 sólo febrero dice inflación del 1,5%; los meses restantes cantan entre 1,6 y 2%. A favor de los argumentos del Central, el sondeo revela indicadores todavía relativamente elevados. Y en contra, que en el último trimestre de este año no se alcanzaría el 1,5% promedio mensual que pregona Sturzenegger.

Ya público y notorio, el jefe del BCRA pretende que el ministro de Hacienda haga la parte de este juego que a su juicio le toca, o sea, achicar el gasto público y de seguido el déficit. Claro que así como el programa de restricción monetaria tiene detrás a Mauricio Macri, también Macri aparece detrás de la estrategia fiscal expansiva.

Parece demasiado concluir de aquí que el Presidente arbitra una disputa del tipo monetaristas versus keynesianos y quizás más apropiado interpretar, en cambio, que Macri va acomodando los tantos al modo que cree cuadra mejor con sus conveniencias políticas. Por cierto, un modo a menudo zigzagueante.

Todo muy atractivo visto desde el debate interno, salvo porque en el medio hay muchísima plata dando vuelta.

Analistas muy cercanos a las posiciones del Central sostienen que el desacople entre el ajuste fiscal y las políticas deflacionistas obliga a la entidad a un gran esfuerzo de esterilización de los pesos en circulación, justamente para controlar la demanda de la economía. Y que eso explica la montaña de Lebac que lleva emitida.

El stock de letras asciende a $ 658.300 millones, equivalentes a 42.830 millones de dólares y supera incluso al nivel alcanzado por las reservas. Un volumen que casi duplica al de fines de diciembre pasado.

Y como si crece una cosa crece la otra, según la consultora Ledesma, en lo que va del año el BCRA debió pagar $ 105.000 millones en intereses por las Lebac.

Todo potente y especulativo: cerca de la mitad del stock está fuera del sistema financiero y, en plena escalada, ya iguala a las dos terceras partes de los depósitos a plazo fijo. El resto corresponde a los bancos y también va animado por el diferencial en las tasas de interés: 26,7% de las letras contra el 20% de los plazos fijos.

Así se entiende la popularidad que han adquirido las Lebac entre quienes nunca invirtieron en otros productos financieros que no fuesen depósitos o dólares. Y se entiende que también entre ellos haya prendido la muy rendidora bicicleta que lleva de los pesos al dólar, aprovechando, además, el tipo de cambio cuasi fijo.

Obviamente, los bancos conocen de sobra un negocio donde pagan 20% y al toque colocan la plata al 26,75%.

Está claro que las Lebac representan deuda y, encima, deuda cara que ya pone en aprietos el balance del Central. Eso pasa, con independencia de cualquier debate.

Puertas adentro, Sturzenegger ha encomiado la pericia del secretario de Finanzas, Luis Caputo, con la colocación de $ 53.600 millones a 10 años, en pesos y a una muy moderada tasa de interés fija del 15,5% anual.

Claro que es también un autoelogio, pues el comentario trae implícito que todo junto solo resulta posible en un país que marcha claramente hacia una inflación bastante menor al 15,5%. Por lo tanto, muchos operadores fuertes ha visto ahí una apuesta rentable.

Bien próximo, hoy se sabrá cómo el Central ha resuelto un acertijo que habla de lo mismo y vuelve a expresarse en la tasa de las Lebac.

El índice de precios medido por el INDEC arrojó 1,1% en septiembre, pero sin computar el aumento del gas que caerá en la estadística de este mes. Ya con el gas adentro, algunas consultoras elevan la inflación de octubre al 2 o al 2,5%.

La duda es, entonces, qué base de cálculo usará hoy el BCRA para resolver dónde pone las tasa o, mejor dicho, si volverá a mantenerla en el 26,75% ya por cuarta semana consecutiva o la bajará.

Sturzenegger estará decidiendo nuevamente sobre costo del crédito y actividad, y cualquiera sea, su decisión tendrá una virtud: levantará polémica.

Fuente:http://www.clarin.com/politica/carisimo-precio-parar-inflacion_0_1670832907.html

 

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