Con la intención de generar campañas de donación para paliar la malnutrición en las sociedades más afectadas, la Semana Mundial del Huevo comenzó a celebrarse hace 20 años por iniciativa de la International Egg Commission (Comisión Internacional del Huevo).
El crecimiento del consumo de huevo en Argentina es sostenido. Actualmente alcanza el quinto lugar en el mundo, detrás de México, Japón, Ucrania y China, con 266 unidades per cápita para 2016 -estimado según proyección anual, CAPIA (Cámara Argentina de Productores Avícolas)-, lo que representa un incremento superior al 67% desde 2003.
«Los argentinos comenzaron a jerarquizar su dieta, a tal punto que el consumo de huevos en el país crece año a año. Según las conclusiones de un estudio realizado por la consultora Cuore CCR, durante 2015 ha crecido tanto el consumo individual como el del hogar, con 1032 unidades al año», comentó el doctor Javier Prida, presidente de CAPIA.
En este marco, con un creciente consumo de huevo entre los argentinos, es clave enumerar los beneficios y mencionar los mitos que se han generado alrededor de un alimento bajo en calorías, con un alto valor biológico y con una elevada proporción de aminoácidos esenciales, cuyo balance en el cuerpo se requiere para la reparación de tejidos y el crecimiento.
A su vez, su gran contenido de proteínas lo convierte en un alimento con alto nivel de saciedad, fundamental para los planes de descenso de peso o alimentación saludable.
Sus múltiples beneficios tienen tanto peso como la cantidad de afirmaciones que se generan alrededor del huevo. Mitos, demonizaciones y alabanzas a un alimento que está presente en muchas comidas. La doctora Virginia Busnelli (MN 110351), médica especialista en nutrición, elaboró una serie de preguntas para conocer los motivos por los que vale la pena incorporar el huevo en la alimentación
El colesterol del huevo, ¿aumenta el colesterol en sangre?
Aunque la mayor parte de los alimentos ricos en colesterol suelen ser también ricos en grasas saturadas, el huevo no lo es. Un huevo de tamaño medio contiene unos 200 mg de colesterol, pero tiene más grasas insaturadas que saturadas y debido a su contenido en fosfolípidos, que interfieren en su absorción, este colesterol tiene muy poco efecto sobre el colesterol en sangre.
Los principales responsables en la dieta del aumento de los niveles de colesterol en sangre son las grasas saturadas y las parcialmente hidrogenadas (también llamados ácidos grasos trans) presentes en carnes grasas, fiambres, embutidos, crema, manteca, margarina y lácteos enteros. También en aquellos subproductos elaborados con estos ingredientes.
¿Su consumo aumenta los riesgos cardiovasculares?
El mito de que la ingesta de huevos podría aumentar el riesgo cardiovascular, a través de su efecto sobre los niveles de colesterol plasmático, aún no se encuentra desterrada, pero no tiene ningún soporte científico tras los resultados de numerosos estudios que han demostrado que la ingesta de un huevo al día no resulta perjudicial para el perfil lipídico ni aumenta el riesgo de sufrir una enfermedad del corazón.
El contenido nutricional del huevo blanco, ¿es diferente al del huevo café?
Es un mito muy común, pero en realidad el color de los huevos no influye en su valor nutritivo ni en su calidad. El tono simplemente varía según la raza de la gallina.
¿Cuál es el riesgo de consumir huevos crudos?
No existe ningún riesgo al consumir huevos crudos. Una cocción adecuada asegura que el huevo alcance la temperatura suficiente para destruir la salmonella, bacteria que puede estar presente y que es capaz de provocar diarreas, fiebre, complicaciones graves en adultos mayores y síndrome urémico hemolítico en niños. Para ello, la cocción debe superar los 60 grados en todo el huevo. Por ello es importante consumir este alimento completamente cocido en todas sus formas.
¿Se los debe lavar antes de meterlos en la heladera?
La cáscara de los huevos es porosa y posee una fina película protectora. Cuando los lavamos, facilitamos el ingreso de posibles microorganismos, donde rápidamente proliferan. Solo en caso de que estuvieran muy sucios, se aconseja limpiarlos con papel descartable antes de colocarlos en la heladera. Si la cáscara está fisurada, se debe evitar su consumo.
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