El físico Alan Cromer asegura que la ciencia exige desarrollar un “sentido no común”: les pide a las personas “que vean las cosas como son, y no como ellos sienten o quieren que sean”. El pensamiento científico sería, entonces, lo contrario del sentido común. Y los chicos, cuanto más chicos son, mayor afinidad tienen con él.
Esa fue la premisa del XI Foro Latinoamericano de Educación, organizado por Fundación Santillana y la OEI en la Ciudad de Buenos Aires: en las preguntas de un chico de 3 años puede alojarse el germen de un científico metódico o un investigador brillante. Por eso, según los expertos, la escuela debe generar “mentes curiosas” desde la primera infancia.
Para interesar a los más chicos en el saber científico, es clave promover la enseñanza de la ciencia desde una “mirada curiosa, fresca, preguntona”, enfocada en resolver problemas, según el documento Educar mentes curiosas: la formación del pensamiento científico y tecnológico en la infancia, elaborado por Melina Furman para el Foro. En otras palabras, las materias de ciencias no deberían limitarse a la lectura del manual (ejercitando, a lo sumo, la comprensión lectora), sino orientarse al hacer (para que los chicos pongan en práctica el pensamiento científico).
Melina Furman, bióloga y doctora en Educación, argumenta que los chicos tienen pensamiento científico y tecnológico desde muy temprano. “Algunos rudimentos del pensamiento científico ya están presentes desde que somos muy pequeños. Se ha argumentado que somos científicos desde la cuna, apelando al entusiasmo y la curiosidad con los que los niños y los científicos profesionales abordan el mundo”, plantea en el documento discutido en el Foro, en el que también participaron otros referentes como Diego Golombek, Mauricio Duque Escobar, Federico Waisbaum, Christian Rizzi, María Dibarboure y Gabriel Gellon.
Todos coinciden en que la educación científica debería comenzar en los primeros años de escolaridad, incluido el jardín de infantes. En una propuesta pedagógica atractiva, el rol del docente será entonces “ordenar, sistematizar, ayudar la exploración, nutrir esa curiosidad con enseñanza de pensamiento riguroso”, aporta Furman.
¿Algunas estrategias? Según la experta, para que los chicos aprendan a pensar “como científicos” es necesario contextualizar el aprendizaje, que los alumnos participen en prácticas auténticas de indagación científica y que puedan “hacer visible su pensamiento” por medio de actividades y espacios en los que hagan explícitas sus ideas y las pongan en diálogo con sus pares.
Fuente: http://www.clarin.com/sociedad/Proponen-fomentar-pensamiento-cientifico-partir_0_1651635039.html
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