Emplazado en Tecnópolis, fue inaugurado por Lino Barañao y Hernán Lombardi; se podrá visitar hasta octubre en forma gratuita
El Túnel de la Ciencia, que transporta a los visitantes de Tecnópolis a una época en que la automatización, la miniaturización y la personalización caracterizarán al sistema global, fue inaugurado esta semana en el pabellón Araucaria de la mega feria, en un acto con autoridades nacionales y directores de la alemana Sociedad Max Planck.
En una radiante mañana en la que Tecnópolis comenzaba a poblarse de grupos escolares, el ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, y el responsable del Sistema Nacional de Medios Públicos (del que depende la mega feria), Hernán Lombardi, hicieron una visita guiada por el alemán Andreas Trepte en el recorrido del Túnel de la Ciencia.
En paneles organizados en ocho módulos de conocimiento, el Túnel detalla el nivel de entendimiento y desarrollo de materiales alcanzado para contar con «sentidos artificiales que permiten ver átomos», y diseñar un nanomundo en el que existan pinturas auto reparables para vehículos.
Un «nanocontenedor» representa -a escala pelota de fútbol- cómo una célula nerviosa transporta las señales químicas a otra: «El trabajo para descifrar este mecanismo llevó 20 años y ahora se adapta para transportar fármacos en nanoburbujas», describió Trepte.
«Para nosotros es muy importante que cada país tenga su investigación básica, que las mentes más brillantes tengan la libertad de investigar y hacerse preguntas sobre las cosas, pero hoy en día la investigación toma también en cuenta los desafíos de la sociedad», dijo Trepte en diálogo con Télam.
Preguntas fundamentales
Si bien «uno no está pensando en aplicaciones cuando se hace preguntas fundamentales de la astronomía, en nuestros institutos desarrollamos un material para los espejos de los telescopios -mezcla entre vidrio y cerámica (ceradur)-, que hoy en día se encuentra en cualquier horno eléctrico», contó Trepte, director de la oficina de enlace de la Max Planck para América Latina.
El material «fue financiado por la investigación científica porque se necesitaba un material muy robusto para los telescopios que están en las alturas en Chile, y resultó en innovación», ejemplificó.
«Nosotros hacemos investigación básica pero tenemos una empresa que se concentra en revisar todos los conocimientos producidos para hacer licencias, y tenemos unos 20 millones de dólares por año en ingresos por patentes, pero no estamos subordinados a la financiación de empresas sino al revés», argumentó el directivo de la sociedad científica alemana.
La inauguración del Túnel de la Ciencia -abierto a la visita de jueves a domingos hasta principios de octubre, en el predio en Avenida General Paz y Constituyentes- resultó oportuno para que las autoridades alemanas, incluido el director de Siemens y presidente de la Cámara de Industria y Comercio Argentino-alemana, Enrique Genzone, reivindicaran la cooperación entre ambos países.
Mutuo beneficio
Barañao describió esa relación como de «mutuo beneficio, porque tanto los alemanes como nosotros somos conscientes de los resultados que tiene esta cooperación, tal vez una de las más productivas que tenemos».
«Tenemos intercambio de investigadores; hay institutos Max Planck y pretendemos traer (probablemente a Santa Fe) próximamente a la Fraunhofer, institución abocada a lo aplicado industrial; hay interacción a nivel de las ciencias sociales, y el Instituto Universitario Argentino-Alemán da posibilidad de que los chicos tengan estudios complementarios en ambos países y doble titulación», dijo Barañao.
«Me parece muy importante establecer a través de la ciencia, la tecnología y la educación vínculos políticos», consideró el ministro. Trepte reivindicó a los becarios de Argentina porque «son bien entrenados en la educación universitaria, por ejemplo en las ciencias exactas, y vienen con una muy alta motivación».
«Tienen algo típico de América Latina, que es la capacidad de improvisar, una habilidad para cuando las cosas no funcionan perfectamente; entonces tener argentinos o mexicanos en nuestros laboratorios siempre es un enriquecimiento para encontrar otras soluciones», describió.
Trepte ve con preocupación que «el número de becarios está estacado», y atribuye el hecho al mito de que se necesita hablar perfectamente alemán, cuando «en realidad se necesita el inglés para hablar con la mayoría de los colegas de los institutos, que son extranjeros».
«Hacemos convocatorias a aplicar a las becas y los latinoamericanos están tímidos: yo apelo a que vengan más, porque hay muchas oportunidades en nuestros institutos en Europa», convocó Trepte, radicado en Argentina y con oficina en la sede de la Sociedad Max Planck en el Polo Científico Tecnológico, en Palermo.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1932279-tunel-de-la-ciencia-una-ventana-a-la-argentina-de-2030
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