Para ver los mejores años del mercado del PC hay que volver la vista atrás, recordar el crecimiento desenfrenado de la década de los 90 y los primeros años del siglo XXI. El presente pertenece a los móviles y las tabletas, dispositivos en los que Intel no ha conseguido, a pesar de los esfuerzos, jugar un papel importante.

Estos dispositivos funcionan, en su mayoría, gracias a procesadores que aprovechan la arquitectura rival, ARM, que poco a poco ha comenzado a hacerse un hueco también en los dispositivos de electrónica vestible, otro mercado en el que Intel ha mostrado interés pero que está resultando muy esquivo. 

Para la compañía de Santa Clara, aún el mayor fabricante de semiconductores del mundo, solo queda huir hacia adelante, lanzarse al mercado que el continuo abaratamiento de procesadores y sensores abrirá en industrias ya consolidadas.

No sorprende, por tanto, que los anuncios escogidos para la jornada inaugural de la conferencia internacional de desarrolladores que la compañía celebra estos días en San Francisco hayan tenido poco que ver con la informática convencional y se hayan centrado en lo que hoy en día se conoce como Internet de los Objetos.

Brian Krzanich comenzó su discurso con los nuevos planes de la compañía para el sector de la realidad virtual, donde puede jugar un papel relevante no sólo gracias a sus procesadores, sino también a su catálogo de productos de visión artificial, cámaras capaces de capturar el entorno en tres dimensiones.

Esas mismas cámaras serán también los «ojos» de los futuros drones. La compañía tiene lista una plataforma específica, Aero, que venderá a los fabricantes de drones por 399 dólares. Es un cerebro para vehículos voladores que será capaz de detectar y esquivar obstáculos de forma automática y que elimina la necesidad de desarrollar complejos algoritmos de vuelo. Intel creará también un dron completo de referencia que los fabricantes podrán utilizar para crear sus productos comerciales el próximo año.

La compañía ve aplicaciones para este tipo de sensores también en industrias tan diversas como la robótica, la fabricación en cadena, la automoción o las ciudades inteligentes. Las cámaras RealSense, el nombre que recibe su tecnología de visión tridimensional, podrán implementarse en robots de pequeño tamaño gracias aEuclid, un nuevo chip que combina los sensores y cámaras necesarias con un procesador potente pero de bajo consumo y que viene acompañado del software requerido para programar interacciones básicas como seguir a un sujeto o una línea dibujada en el suelo al tiempo que se evitan los obstáculos en el camino.

Para aplicaciones industriales en las que resulta necesario analizar una gran cantidad de datos, la compañía prepara una nueva colección de herramientas bautizadas como Curie Knowledge Builder que permitirán encontrar patrones o reconocer objetos en fracciones de segundo. Uno de las aplicaciones de esta tecnología, por ejemplo, será el de los productos específicos para ciudades inteligentes, como farolas capaces de detectar si un paso de cebra cercano está siendo transitado o el número de plazas de aparcamientos libres en una determinada calle.

Joule, un chip más pequeño, del tamaño de un sello, será el nuevo módulo que los amantes del bricolaje electrónico podrán utilizar para crear su propios productos aprovechando estas tecnologías. Intel no ha anunciado aún su precio pero podrá utilizarse con varios sistemas operativos, incluido Windows 10. La compañía ha trabajado con Boeing, por ejemplo, para crear con él unas gafas inteligentes capaces de guiar a los trabajadores a la hora de soldar y ribetear los diferentes módulos del fuselaje de un avión.

Fuente: http://www.elmundo.es/tecnologia/2016/08/17/57b39764468aeb7c4d8b45b6.html