Liderar una pequeña y mediana empresa en la Argentina es como subirse a una montaña rusa; de la creación a la profesionalización, y por qué fracasar no es el fin
Crear, planificar, innovar, fracasar, crecer… Son todos verbos que corresponden a la montaña rusa que es emprender o liderar una pyme en la Argentina. Entre subidas y bajadas, con vértigo y adrenalina, representan al 96% de las 520.000 empresas que hay en el país, y continúan creciendo año a año. Esa relevancia quedó expuesta en la segunda edición del encuentro «Pymes, el motor del desarrollo», que organizó LA NACION en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba).
Fue una jornada casi simultánea al debate en el Congreso del proyecto de ley que contempla beneficios para el fomento a la inversión y reduce la presión fiscal para las pymes, que ya logró media sanción en la Cámara de Diputados. Mariano Mayer, secretario de Emprendedores y de la Pequeña y Mediana Empresa de la Nación (que depende del Ministerio de Producción), conversó acerca de la iniciativa parlamentaria y de las medidas adoptadas por el Gobierno para favorecer al sector.
Con una visión igual de abarcativa, pero desde el sector privado, Matías Pons Lezica, gerente de Negocios y Pymes del Banco Galicia; Guibert Englebienne, cofundador de Globant y presidente de Endeavor Argentina, y Ariel Arrieta, cocreador de la aceleradora NXTP Labs, debatieron sobre qué necesitan los emprendedores para ser exitosos y para acelerar y profesionalizar su negocio sin frustrarse en el intento. Los tres coincidieron en el buen clima que se generó y que continuará incentivándose en la Argentina para comenzar proyectos y hacerlos crecer.
Y los tres coincidieron en recalcar que los emprendedores no deben tener miedo al fracaso. «Conviene acelerar rápido y fracasar rápido, ese es uno de nuestros mantras», lanzó Arrieta. Y Englebienne le puso números: de cada 10 pymes que nacen, al año sobreviven seis y una década después, sólo una.
Para conocer el escenario actual del consumo, Guillermo Oliveto, director de la Consultora W, expuso números sobre las valoraciones de los argentinos de las medidas económicas del actual gobierno y sobre los panoramas de los distintos mercados. En mayo, 74% decía que recortó gastos en el hogar y 69% que tenía menos poder adquisitivo que un año atrás.
Una inflación acumulada de noviembre de 2015 a mayo de este año de un 32,5% se hizo sentir en el consumo: entre otras categorías, electrodomésticos cayó un 10,5%; indumentaria, un 7%, y alimentos, un 3%. Pero también hubo tres «brotes verdes»: autos, que avanzó 8,7%, inmuebles (14,7%) y cine (8%).
No obstante, Oliveto pidió no enfocarse en la coyuntura y observar el clima de opinión: 40% dice que el país está mal contra 12% que cree que está bien, pero ese último número crece a un 63% cuando se piensa en la situación «dentro de un año». «[El optimismo] es patinar sobre hielo: si pisás fuerte, se rompe», opinó.
También hubo un espacio para inspirarse en cuatro historias concretas. El panel -formado por Tomás Pierucci, cocreador de la valija inteligente Bluesmart; Cecilia Retegui, cofundadora de Zolvers; Alan Aurich, gerente general de Havanna, y Pablo Lorenzo, líder de Palo Borracho- contó la realidad de gestionar una empresa, y los desafíos y las gratificaciones que fue encontrando en el camino. Asimismo, Aurich narró las peripecias de salir a la Bolsa -Havanna lo hizo en junio último- y de reversionar una empresa marplatense para que pudiera expandirse por el mundo.
¿Cuál es la génesis de una buena idea? Pierucci se inspiró en el líder de Apple: «Queríamos hacer la valija que hubiese inventado Steve Jobs», dijo quien logró recaudar un millón de dólares en tres días cuando presentó su proyecto en una plataforma de financiamiento colectivo. «De un grupo de WhatsApp de madres del colegio», comentó Retegui. En la app de mensajería, las mujeres buscaban personas que pudieran ayudarlas en sus casas. Entonces, la ingeniera en Sistemas creó Zolvers, una plataforma que permite a los usuarios encontrar servicios domésticos y que ya tiene presencia en cuatro países de América latina. Para Lorenzo, de su afán por «redefinir el clásico café con medialunas». El «té en hebras con bagel» de Tea Connection fue el puntapié para otro proyecto, Palo Barrocho (que luego se simplificó a Palo), una agencia de innovación para marcas y el paraguas bajo el que luego creó Green Eat.
El cierre de la jornada estuvo a cargo del economista y columnista de LA NACION Sebastián Campanario, quien repasó un punteo de noticias de ciencia y tecnología para demostrar a qué ritmo va la innovación y cuán difícil es para el cerebro procesarla. Y lo condensó en el concepto de cognitive overload o sobrecarga cognitiva, que es la imposibilidad para el cerebro de procesar la cantidad de información que se genera en pocos días.
Y terminó con un consejo de oro para las pymes: «Si queremos acelerar un proceso creativo, tenemos que bajar un cambio. Cualquier intención de comenzar un proceso creativo dentro de una empresa necesita generar espacios y tiempo», reflexionó.
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