San Rafael, Mendoza 23 de noviembre de 2024

En defensa de mi esposa – Carta abierta a Sacerdotes y Laicos

religionHace unas semanas, mi esposa, la profesora Andrea Greco de Álvarez, recibió una llamada de la profesora Fanny Vázquez, desde Malargüe, pidiéndole si podía dar una conferencia en un Congreso sobre Historia Argentina, que se iba a realizar en ese departamento. Nada nuevo en las actividades casi cotidianas de mi esposa, ya que en un sinnúmero de oportunidades se le han solicitado sus servicios profesionales, dentro y fuera de la provincia, y siempre que ha podido, ha respondido afirmativamente.

A la primera llamada de los organizadores del Congreso sucedieron otras.  Pocos días después recibe el programa, donde consta el nombre de la reunión: “Congreso por el bicentenario de la Independencia Argentina», denominado específicamente “Camino hacia el Bicentenario”, organizado por la Comunidad Educativa del Diocesano San José”. El lugar señalado para las reuniones: el Centro de Congresos y Exposiciones Thesaurus, los días 22 y 23 de junio de 2016. Mi esposa debía disertar el día miércoles 22, en horas de la tarde, sobre “La Grande y Pequeña Argentina”.

Comenzada la promoción del Congreso, el profesor Carlos Groso, uno de los organizadores del mismo presenta en reunión de la JUDEC (Junta de Educación Católica) las actividades por desarrollarse y sus respectivos oradores. Entre los mismos  se encuentran conocidos historiadores, como Marcelo Diez, Mario Descotte, Inés Elena Sanjurjo de Driollet y mi esposa, entre otros. Al terminar la reunión se le acerca al profesor Carlos Groso el Señor Obispo Monseñor Eduardo María Taussig manifestándole que la profesora Andrea Greco de Álvarez no podía hablar en dicho Congreso porque “Tiene cuentas pendientes conmigo”. El profesor Groso se comunica con mi esposa y le trasmite cuanto le ha dicho el Obispo. La profesora Fanny Vázquez, a su vez, la llama a las pocas horas, escandalizada y dolida por la noticia y pidiéndole mil disculpas por lo sucedido. Hasta acá los hechos cronológica y objetivamente redactados.

 Este acto gravísimo de despotismo clerical, de injustísima discriminación y de persecución personalizada de un pastor contra una integrante calificada de su grey, debe merecer el repudio de todo católico de bien. De mi parte, deseo expresar lo siguiente:

 1-     Mi esposa es profesora de Historia por la UNCuyo, medalla de oro al mejor promedio en historia otorgada por la Academia Nacional de la Historia, y está a punto de defender su tesis doctoral. Posee un abundante y fructífero curriculum, muy especialmente en los ámbitos científicos vinculados al apostolado intelectual de la Iglesia. Por lo tanto, no hay ninguna razón que la inhabilite académicamente para poder dar la conferencia solicitada por los organizadores del Congreso. Entonces qué quiere decir Monseñor Eduardo María Taussig cuando expresa que “Tiene cuentas pendientes conmigo”.

2     Mi esposa es Católica Apostólica Romana, por crianza familiar y por elección personal; ha dado testimonio público de ello en muchas oportunidades, corriendo incluso con los riesgos que corren hoy los católicos leales que abiertamente se expresan ante una sociedad hostil al Magisterio de la Iglesia. Ha recibido  los sacramentos propios de su estado. Ha educado a sus 8 hijos en la Religión Verdadera y en el amor por nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Virgen María. Todos los que la conocen, amigos y enemigos, pueden dar fe de esto. Nunca ha recibido ninguna sanción canónica, ni verbal ni escrita, de ninguna autoridad de la Iglesia a lo largo de toda su vida. Muy por el contrario, ha recibido el agradecimiento y las felicitaciones de varios sacerdotes y obispos por su desempeño tanto académico como apostólico en la enseñanza de la Verdad. Por lo tanto no hay ninguna razón fundada en el plano doctrinal, pastoral o vivencial que la inhabilite a dar una conferencia de historia Argentina en un congreso organizado por una institución Católica. Entonces qué quiere decir Monseñor Eduardo María Taussig al expresar: “Tiene cuentas pendientes conmigo”

3-     Mi esposa pertenece a una familia tradicional conocida de San Rafael, que ha participado y participa aun activamente en la formación de jóvenes y adultos y en la evangelización de las almas. En consonancia con lo recibido en su formación hogareña, ha cooperado con la Iglesia Católica desinteresadamente, con sacrificio y con una inmensa delicadeza, tanto en lo espiritual, lo intelectual y también en lo material. Por lo tanto, no hay ninguna razón de procedencia familiar o social que inhabiliten a mi esposa a dar una conferencia de historia argentina en un congreso de una institución católica. Entonces qué quiere decir Monseñor Eduardo María Taussig al expresar “Tiene cuentas pendientes conmigo”

Veamos qué es lo que está claro:

1-     Está claro que Monseñor Eduardo María Taussig ha incurrido en una imprudencia, al manifestarle a un tercero (en este caso un organizador del evento) que mi esposa no puede hablar en el congreso poniendo un paño de dudas al decir “Tiene cuentas pendientes conmigo”. De esto tendrá que disculparse.

2-     Está claro que Monseñor Eduardo María Taussig no obra como un buen pastor dirigiéndose a buscar a la supuesta oveja perdida, y corregirla si correspondiera; muy por el contrario la condena públicamente. De esto tendrá que disculparse ante mi esposa, pero principalmente ante Dios, ya que su mandato lo obliga a pastorear bien a su grey.

3-     Está claro que un Obispo que se inmiscuye en las actividades propias de los laicos y menosprecia la capacidad de decisión y discernimiento de sus dirigentes está haciendo abuso de poder. ¿Qué tendremos que hacer desde ahora en adelante?, ¿mandarle una nómina de personas para: discursos en actos escolares, escuela para padres, charlas con alumnos, conferencias sobre historia argentina, física cuántica, o la importancia del mínimo común múltiplo? Cualquier infante bien catequizado observaría el disparate que esto significa.

4-     Está claro que Monseñor Eduardo María Taussig ha descalificado a mi esposa, ofendiéndola y dañándola en su honor y buen nombre y en su comprobada capacidad para disertar sobre el tema propuesto. De esto tendrá que disculparse ante mi esposa y confesarse, porque ha pecado, objetivamente hablando.

5-     Está claro que mi familia, y en este caso mi esposa, está siendo sometida a una persecución directa, grosera, malintencionada, infantil, esquizofrénica y deshonesta. De esto tendrá que corregirse para el bien de su alma.

            Ahora bien, qué pasará con todo esto, seguramente nada. Estarán los obsecuentes, timoratos, adulones, que dirán, si el Señor Obispo lo dijo, estará bien. Para ellos nuestras oraciones familiares pidiendo que se conviertan. Estarán los que por debajo dirán que es una barbaridad, pero callarán por falsa prudencia, por mantener sus prerrogativas, por cobardía. Para ellos el más grande de mis desprecios, pero también nuestras oraciones familiares para que el Dios de los Ejércitos les otorgue la valentía que se necesita tener para mantenerse firme en los principios, aunque vengan degollando. Y estarán los que se arrimarán a ofrecer su mano amical, pocos, seguramente muy pocos, para ellos nuestro mayor agradecimiento, por siempre, sincero y escueto.

Otro si digo:

            Sepa Monseñor Eduardo María Taussig, que con mi esposa y mis hijos preferimos con Santa Teresa, la verdad en soledad a la mentira en compañía.

            Sepa Monseñor Eduardo María Taussig, que con mi esposa y mis hijos preferimos con la Macarena pedir que brillen de nuevo el filo de las espadas, para escarmentar tanto perjuro, para escarmentar tantos agravios.

            Sepa Monseñor Eduardo María Taussig que con mi esposa y mis hijos preferimos con el Cid Campeador jurar por la cruz de la bella Tizona, purgar a la Iglesia de renegados y felones.

            Sepa Monseñor Eduardo María Taussig, que con mi esposa y mis hijos preferimos el silencio armónico de la conciencia tranquila, al ruido estruendoso y corrupto del aplauso del mundo y de la prensa.

            Sepa Monseñor Eduardo María Taussig, que con mi esposa y mis hijos aceptamos su persecución, no la rechazamos, ni pedimos clemencia, solo le pedimos a Dios nuestros Señor, que nos de la fortaleza para resistir y la claridad para denunciar.

           Sepa Monseñor Eduardo María Taussig, que por su culpa podremos perder el trabajo, la posibilidad de hablar en público, el sueldo, el auto, la casa. Ud. nos puede sacar todo esto, pero jamás el honor, porque el honor es patrimonio del alma y el alma es sólo de Dios.

            Sepa Monseñor Eduardo María Taussig, que solo rendiremos cuenta a Dios nuestro Señor, en cada confesión y en el juicio final.

 

¡¡Viva Cristo Rey!!

 

Fernando Manuel Álvarez

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