Castigadas por la retracción de la demanda, la aceleración de la inflación, el tarifazo energético, la suba de tasas que encareció el crédito, la presión impositiva, la apertura de importaciones y el aumento de juicios laborales, las pequeñas y medianas empresas están en crisis. Propuestas para activar la inversión y el empleo.
El «sinceramiento tarifario» implicó aumentos en la boleta de luz del 150% para comercios y empresas de servicios, pero en algunas industrias, llegó al 600% (informe CAME), lo que colocó a muchas de ellas al borde de cerrar la persiana.
La suba de tasas (38% anual, en promedio), que impulsa el Banco Central para frenar la inflación, desincentiva el crédito productivo. El fin del cepo y la apertura a las importaciones (principalmente desde Brasil, que está exportando más e importando menos), resta mercado a la producción local. A esto se suma a una presión impositiva incesante (el proyecto de desgravar de Ganancias la reinversión de utilidades aún no fue tratado en el Congreso).
La producción manufacturera, que había repuntado a fines de 2015 (3,5% en el último trimestre, según Fundación Observatorio Pyme), volvió a caer en el primer trimestre de 2016 3% en promedio (aunque con una performance muy dispar entre sectores), y la única industria que parece prosperar es la de los juicios laborales: crecieron 18% interanual según la UART (Unión de Aseguradoras de Riesgo del Trabajo). Pero a pesar de estos baches, la confianza de los empresarios Pymes en que el «rumbo económico» es el correcto se mantiene alta.
Optimismo y cautela
Según una encuesta del grupo Vistage, entre 600 titulares y ejecutivos de pequeñas y medianas empresas, un 65% espera que sus ventas aumentarán en la segunda mitad del año; el 34% espera contratar personal y un 53% afirma que mantendrá su actual dotación.
«La confianza se mantiene en el mediano y largo plazo, porque la mayoría de los empresarios creen que una vez que se ordenen los grandes números, la economía se va a reactivar. La idea es apostar antes al crecimiento, para subirse rápido a la ola «, dice Alejo Cantón, presidente de Vistage. Y aporta: «Para impulsar la actividad de las pymes, que son las mayores creadoras de empleo, hay que facilitar el acceso al capital. Hoy tomar un crédito al 38 ó 40% anual es prohibitivo, rinde más colocar el dinero a interés».
Para Vicente Lourenzo, de CAME (Confederación de la Mediana Empresa), «a la caída de la demanda y la suba de costos (inflación, tarifas) se suma una presión fiscal sin precedentes. Nos retienen por adelantado y nos persiguen con amenaza de embargar. Esto, que en un contexto de actividad se soporta, cuando hay estancamiento se vuelve insostenible», destaca. «Lo primero que se recorta es la inversión. 78% de las empresas tiene sus planes de inversión frenados», según la última encuesta de CAME.
La quita de subsidios a la energía también golpea. Siete de cada 10 empresas recibieron boletas de luz con subas mayores al 100% y 3 de cada 10 con aumentos del 200%. «El impacto depende de la localización , estructura de costos, y tipo de actividad. Para un frigorífico mediano en Santa Fe, un aumento del 250% en la tarifa ($ 850 mil por mes), implica una suba de costos del 15%, mientras que una olivícola catamarqueña con un aumento del 150% en la tarifa, la suba de costos fue del 35%», ejemplifica Lourenzo.
Señales contradictorias
«Falta una agenda para las pymes, que son el verdadero motor de la economía», declaró el ex ministro de Producción (2002-2003) y actual legislador del massismo Ignacio de Mendiguren a la agencia Télam. «Se conocieron medidas de estabilización o ajuste, pero todavía no hemos visto medidas para crecer», reclamó el ex titular de la UIA.
«Hasta ahora, el presidente Macri se ocupó de mejorar la rentabilidad de sectores concentrados, empresas agroexportadoras y mineras. Pero se olvidó de las pymes», apunta Matías Kulfas, economista de Idear Desarrollo y ex subsecretario Pyme (2006-2007). «Buscan reducir la inflación bajando la circulación de dinero y la demanda, pero esto genera caída del consumo y de la producción. No apuestan al desarrollo, sino al derrame».
En tanto, en la Secretaría Pyme de la Nación a cargo de Mariano Mayer, aseguran que están trabajando en medidas de apoyo, como el reciente acuerdo de asesoramiento con el gobierno de Estados Unidos.
Daniel Rosato, de la Unión de Industriales de la provincia de Buenos Aires, destaca: «Muchas empresas fueron afectadas por la caída en las ventas y los ajustes tarifarios, y otras por un aluvión de productos importados. Estamos resistiendo y cuidando el empleo, porque sabemos lo que cuesta tomar y despedir personal».
«Este es un semestre difícil», admite Lourenzo, de CAME. «Para una pyme, despedir es la última opción porque en lugar de pagar 10 ó 12 salarios juntos de indemnización, prefieren mantener a las personas confiando en que en 2017 la situación va a mejorar. Ojalá el plan de obras que anunció el Gobierno, active a las pymes satélites de las constructoras».
Vicente Donato, director de la Fundación Observatorio Pyme (FOP), destaca que «en un marco de caída de la actividad, hay impactos dispares según el rubro. Las pymes ligadas al sector agroexportador (insumos, servicios, maquinaria) están repuntando, mientras que aquellas que venden al mercado interno son las más golpeadas». Para el director de FOP, «la inflación es el mayor problema y hay que bajarla con política monetaria. Una tasa de interés nominal del 38% encarece el crédito, pero hay que mirar la tasa real, y para esto se necesitan datos del Indec».
En cuanto a la apertura al comercio exterior, Donato desmitifica: «Antes, la producción nacional estaba protegida por las DJAI (declaraciones juradas anticipadas de importación) y ahora por la devaluación que abarató las exportaciones y volvió más caros los productos importados. Pero es lógico que la importación se haya activado primero. Ganar mercados para exportar lleva más tiempo».
Fuente: http://www.cronista.com/3dias/Caida-de-ventas-inflacion-y-tarifazo-el-combo-que-ahoga-a-las-pymes-20160429-0017.html
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