El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es una oportunidad propicia para celebrar la inclusión femenina en todos los ámbitos.

Por este motivo, la Secretaría de Ambiente busca destacar la labor que cumple la mujer en el cuidado del ambiente.

Actualmente, el Cuerpo de Guardaparques de la Provincia cuenta con 12 mujeres en su planta permanente y otras 20 profesionales contratadas en temporada estival. Pero más allá de la cantidad, aquí la mujer incluso ha llegado a integrar jefaturas y alcanzar puestos de conducción, como en el caso de Laguna del Diamante, donde hay una jefa de Área que, además de tener una gran experiencia -según Ricardo Yacante, jefe del Cuerpo de Guardaparques de Mendoza-, es una jefa muy capaz y sumamente efectiva.

Algunas guardaparques con experiencia en varias reservas provinciales compartieron sus vivencias acerca de su particular régimen laboral: una semana en la reserva y otra en su hogar.  Luciana Quiroga (guardaparque) y Pamela Salinas (licenciada en Turismo, Guía e Intérprete Ambiental) fueron las voceras de las mujeres que día a día trabajan por el cuidado del medio ambiente de nuestra provincia. 

-¿Qué particularidad tiene el trabajo en una reserva natural para una mujer?

Pamela: Independientemente del género, hay diferencias entre trabajar en zonas rurales respecto de zonas urbanas. Por ejemplo, en el acceso a centros educativos o de salud, porque si bien el estado está -y eso es muy valorable-, no siempre llega con tanta infraestructura como en las ciudades.

Yo coordino un Programa para Personas con Discapacidad (Programa de Accesibilidad en las Áreas Naturales Protegidas) y tanto en tema discapacidad como en ambiente y por ser mujer, nadie se expresa negativamente en estos tres temas. Creo que se está instalando en la sociedad la conciencia de género pero, más allá del discurso, pienso que aún hay que trabajar bastante en la equidad.

Luciana: Hombres y mujeres cumplimos las mismas funciones, asumimos las mismas responsabilidades.

-Respecto a las funciones  de control, ¿cómo reacciona el público?, ¿hay distinción entre hombre y mujeres? 

Luciana: Sí noto una diferencia, no por parte de mis compañeros pero por parte del infractor. He trabajado en Malargüe en muchos procedimientos. En el 90% de los casos me jugó a favor ser mujer. Porque en un procedimiento no te van a gritar ni a agredir como a veces he visto que agreden a un hombre. Cuando estábamos en los procedimientos, yo trataba de intervenir para bajar los decibeles, llevando calma en situaciones conflictivas o al generarse cierto nerviosismo cuando un visitante sabe que está en infracción. Y casi en la totalidad de los casos te digo que vi resultados, jugó a favor que interviniera una mujer.

Pamela: Nosotras trabajamos desde hace varios años, pero no somos las primeras mujeres que empezamos. Ellas tuvieron la tarea inicial de formar la imagen de la mujer guardaparque, demostrar qué hacía la mujer en ese rol, sobre todo en las zonas rurales o en condiciones más agrestes. De pronto venían los pobladores rurales o los visitantes y nos preguntaban “¿y cómo vive una mujer guardaparque?”.

-¿Y cómo es la reacción de los parientes o amigos cuando uno dice que quiere ser guardaparque?

Pamela: Hubo que preparar a nuestras propias familias. Una vez vino mi abuela y me dijo: “No le cuentes a la gente que convivís con hombres” (risas). Fue difícil aceptar qué hace una mujer conviviendo con compañeros del sexo opuesto en un campamento como el caso de Aconcagua o en otras reservas. O cuando una conoce a algún chico y te preguntan de qué trabajás, en un principio era difícil que todo el mundo comprendiera que se trata de una relación de compañerismo como en cualquier otro trabajo. Hoy en día, las cabezas están más abiertas, se ha avanzado mucho. Y se acepta que una tenga un trabajo que no sea el típico de las mujeres de maestra o enfermera. Hoy podemos elegir otras profesiones con temáticas completamente nuevas a las que la gente no estaba acostumbrada. Antes, cuando decías que te dedicabas a cuidar el ambiente, te miraban y no sabían si vos cuidabas el árbol de la plaza o la flora de una reserva natural.

-¿Es fácil convivir con compañeros varones?

Luciana: No es fácil pero no porque sean varones sino porque -como en cualquier trabajo- uno no elige a sus compañeros y aquí estás día y noche, hasta en fechas como Navidad. Pero todo es cuestión de tiempo y de darse cada uno su lugar, de hacerse respetar y respetar a sus compañeros. Yo llevo 10 años trabajando y se logran lindas relaciones de compañerismo.

Pamela: A mí me encanta trabajar con chicos, me llevo mejor con compañeros varones que a veces con mujeres… (risas)

-¿Qué recomendarían a una chica joven que está pensando en seguir esta carrera?

Luciana: Que si tiene la vocación, que no se detenga y estudie. Es eso, lanzarse y hacerlo.

Como en cualquier trabajo, no es algo simple, tiene sus cosas más complicadas, como la convivencia. A diferencia de un trabajo común nosotros convivimos con nuestros compañeros. Pero si tiene la vocación las dificultades se van sobrellevando porque uno debe pararse en las cosas buenas que tiene que es el disfrute de la naturaleza. Eso es lo que más nos gusta o atrae a todos los guardaparques y el cuidado que nos motiva. Crear la conciencia ambiental desde nuestros puestos de trabajo.

Es un trabajo muy lindo y el que tiene la vocación lo va a disfrutar. Como en cualquier trabajo cuando uno tiene vocación.

Pamela: La mujer y el ambiente están totalmente emparentados. Tenemos sensibilidad, la cuestión de cultivar, de criar y crear. La mujer también es innovadora y como el ambiente es una disciplina relativamente nueva, necesita de esa creatividad, de esa mirada femenina.

A cualquier mujer que le guste trabajar en el ambiente, que se decida, que arranque, ya que seguramente va a tener una carrera infinita por la diversidad de temáticas que incluye lo ambiental. Y sobre todo, lo más importante, es que la sociedad necesita este trabajo.