Son una empresa con desarrollo local pero con presencia en el Silicon Valley; quieren crear una plataforma para que cualquiera pueda hacer su propio robot de una manera sencilla.
Pensar en un auto que se maneje solo, sin un conductor designado parece una tarea de ciencia ficción. Y en esa titánica misión ya hay gigantes tecnológicos que están haciendo sus mayores esfuerzos, como Google, Apple, incluso empresas tradicionales de la industria automotriz, como Nissan, Honda, General Motors, BMW, Mercedes, Toyota y Tesla.
Un vehículo autocomandado es capaz de cumplir con las principales funciones de movilidad de un auto tradicional pero de manera autónoma. Utiliza inteligencia artificial; esto significa captar los estímulos del entorno y tomar decisiones (acelerar, frenar, doblar, mantenerse en un carril, evitar colisiones) sin intervención humana, gracias a un sistema operativo que interpreta la información y evalúa qué debe hacer a cada momento, con el beneficio de que no se distrae y tiene una capacidad de reacción más veloz que la de un ser humano (aunque no, todavía, el mismo juicio, y no está claro cómo se comportará a futuro ante una situación límite, como marcaba Cory Doctorow por estos días en The Guardian).
El auto autónomo nacional
El prototipo desarrollado para el Gobierno de la Ciudad es eléctrico y cuenta con 3 sensores principales: un GPS de alta precisión, un sensor de unidad inercial (IMU), que recibe información del sentido (el GPS da las coordenadas pero no, por ejemplo, si estás inclinado o en movimiento). Y por último cuenta con un radar láser (un Lidar), capaz de girar 40 veces por segundo sobre el techo del vehículo, y que puede construir un mapa 3D de todo lo que tiene alrededor (mide el rebote del láser, invisible, y con eso identifica los obstáculos).
Pero hay otra etapa más, y tiene que ver con una comunicación entre los autos, en el que los distintos vehículos autónomos puedan hablarse entre sí. «Si esto pasa, por ejemplo en una bocacalle, uno le puede ir avisando al otro que está llegando a la esquina, entonces los dos bajan la velocidad y no frenan; calculan la velocidad para pasar uno sobre el otro», explica Alejandro Repetto, CTO de Space AI. «Hoy, sos un intermediario entre dos máquinas. El GPS te da órdenes a vos, y vos al auto. Con esto no haría falta la acción humana», completa.
En la plataforma ya vienen trabajando hace varios años, pero el desarrollo del auto autónomo llevó específicamente ocho meses y lo probaron en la pista de manejo del ACA, en Palermo, entre las 8 de la noche y las 8 de la mañana. Trabajaron 11 personas. Buenos Aires fue la tercera ciudad del mundo y la primera de Latinoamérica en contar con un prototipo de esta índole. Si bien faltan muchas pruebas, todavía no podría utilizarse porque la legislación vigente no contempla autos autónomos en la ciudad ni en otras partes del mundo.
Los autos sin chofer del Gobierno porteño
Lo que hay detrás del proyecto
«Nosotros creamos plataformas y no solamente autos», explica Repetto. «Unir los cables es lo más fácil», ejemplifica. Tanto él como el fundador de Space AI, Diego Favarolo, fueron a Singularity University y desde siempre estuvieron vinculados con la innovación. Favarolo fue uno de los cofundadores del sitio Bumeran, y el CTO es director de innovación del Ejército, además de organizar numerosas hackatones maker o encuentros de creación.
El auto autónomo tiene un equipamiento del estilo Arduino con 256 procesadores (módulos que se pueden modificar, sacar, poner, mejorar), un sistema unificado de telecomunicaciones que habla en cualquier frecuencia y con una red punto a punto, que permite que distintos objetos (¡robots!) puedan conversar entre sí (como en el caso de una bocacalle) y por último un sistema operativo que permita que otros sumen aplicaciones, inclusive para los autos. Todo bajo estándares abiertos, para que cualquiera lo pueda modificar o mejorar. «La idea es que sea una plataforma para crear robots. Cuando querés comprar una rueda, vas y comprás una, no te ponés a investigar cómo hacerla. Desarrollamos la infraestructura mediante la cual la gente va a construir robots», completa.
Los costos también son otra variable interesante acá, cada vez más accesibles. Un sensor Lidar, el más sofisticado que gira 40 veces por segundo, costaba hace tres años 50 mil dólares. «Hoy conseguís cosas buenas por 5 mil y ya hay unos desarrolladores que están probando uno por 250», revela Repetto.
Desde Argentina para el mundo
«Nunca dudamos de que fuera posible, desde Argentina contás con el mejor recurso que es el humano. La gran mayoría de las mentes con las que contamos muchas veces se van a otras partes del planeta. El desafío fue ese: trabajar con un equipo de argentinos que combina personas que venían de Estados Unidos, del MIT. Los ingenieros nuestros están a la par de los mejores del mundo», analiza Enrique Cortés Funes, CEO de Inipop.
Space AI e Inipop son una empresa enfocada a la robótica y a la inteligencia artificial. En total son 15 personas. Se proyectan desde Silicon Valley, pero el desarrollo tecnológico lo hacen en la Argentina.
Fuente: La Nación – http://www.lanacion.com.ar/1858271-quienes-son-los-argentinos-que-estan-desarrollando-un-auto-sin-conductor
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