San Rafael, Mendoza lunes 17 de junio de 2024

La policía argentina captura a uno de los tres narcos tras 13 días de fuga

Confusión total sobre el destino de sus dos cómplices. Hasta el presidente Macri los dio por detenidos en su cuenta de twitter oficial pero siguen prófugos

Los tres narcos fugados en Argentina Víctor Schillaci, Martín Lanatta y su hermano CristianLos tres narcos fugados en Argentina Víctor Schillaci, Martín Lanatta y su hermano Cristian. / AFP

La policía argentina y el Gobierno de Mauricio Macri pueden empezar a respirar algo más tranquilos, aunque no del todo. Después de 13 días, Martín Lanatta, el narco más conocido para todos los argentinos, terminó su espectacular fuga al volcar en el enésimo todoterreno que habían robado para continuar una persecución casi televisada al minuto. Era una Amarok que le habían robado a un vecino pero le colocaron las pegatinas que usa la Gendarmería para que pareciera un coche oficial. ¿De dónde las sacaron? Es una de las muchísimas dudas que abre esta cinematográfica fuga. Pero la calma no es completa y la polémica está abierta en medio de una enorme confusión oficial con versiones contrapuestas: faltan dos prófugos por encontrar.

Hasta Macri dio en twitter por detenidos a los tres narcos: «Felicito a todo el equipo por la captura de los prófugos» escribía a mediodía mientras su vicepresidenta, Gabriela MIchetti, remataba en la misma red social: «Acabo de hablar con la gobernadora de Buenos Aires para transmitirle mi felicitación por la captura de los prófugos». Siempre en plural. Pero cuatro horas después, en medio de un gran caos informativo, se confirmaba extraoficialmente que la policía solo logró encontrar a Martín Lanatta, herido en un accidente del todoterreno, que volcó, mientras sus dos cómplices, su hermano Cristian y Víctor Schillacci, fugados como él de una prisión de máxima seguridad donde cumplían cadena perpetua por un triple asesinato vinculado al tráfico de efedrina, lograron escapar. El Gobierno confiaba en apresarlos pronto pero vendió ese éxito antes de tiempo.

La fuga de los Lanatta se parece cada vez más a un western argentino. Los tres peligrosos narco estaban dejando en ridículo a la policía de este país, bajo mínimos en valoración ciudadana por su alto nivel de corrupción e ineficiencia. Los peligrosos criminales parecían cercados pero de nuevo, como la semana pasada, tirotearon a varios policías -uno de ellos quedó malherido- y escaparon entre los maizales en una zona agrícola cerca de Santa Fe, a unos 500 kilómetros al norte de Buenos Aires. Más de 600 policías peinaban cada casa para buscar a los prófugos, que de nuevo lograron escabullirse hasta que el accidente hizo que cayera el líder.Los Lanatta no son unos delincuentes más. Su fuga se ha convertido en un asunto político de primera magnitud. Millones de argentinos vieron hace solo cuatro meses como precisamente Martín Lanatta, ahora detenido, denunciaba, en el programa de mayor audiencia del país, el del periodista Jorge Lanata, que el entonces número dos del Gobierno, Aníbal Fernández, apodado La Morsa por su enorme bigote, había protegido a su banda de narcos que traficaban con efedrina. Esa denuncia, negada por el kirchnerismo, fue clave para hundir la ya maltrecha imagen de Fernández y permitir que el partido de Mauricio Macri se hiciera con la provincia de Buenos Aires, algo impensable solo unas semanas antes.Ese éxito inesperado abrió la puerta a su victoria en la segunda vuelta de las presidenciales.

Por si había dudas de la dimensión política de la fuga, el propio Aníbal Fernández escribió en Twitter nada más conocer la detención: «¿Nos enteraremos ahora de lo que cobraron por la operación electoral con Lanata-Cambiemos y si fue parte del arreglo de la fuga?». Fernández apuntó desde el primer momento que la fuga había sido pactada con el Gobierno de Macri, algo que la detención de Lanatta hace poco creíble aunque la fuga de los otros dos alimentaba todas las especulaciones mientras dirigentes kirchneristas se burlaban del Gobierno. El exjefe de Gabinete de Kirchner exige a Macri que garantice que no le pase nada a Lanatta ahora para que pueda aclarar quién le ayudó a escapar.

El narco Lanatta habló con el periodista Lanata desde la cárcel de máxima seguridad de la que ahora se había fugado. El hecho de que autorizaran la entrada del periodista más conocido del país desató todas las hipótesis de fuego amigo dentro del peronismo para hundir a Fernández. Pero la historia de intrigas alrededor del poder y la droga en la provincia de Buenos Aires, la más rica, la más poblada y también la que tiene la policía más desacreditada, la Bonaerense, como reflejó la película con ese título de Pablo Trapero, dio un nuevo giro con esta fuga, mucho más burda en su técnica que la del Chapo Guzmán en México pero seguida con intensidad por los argentinos.

Ahora es Macri y la nueva gobernadora provincial, la macrista María Eugenia Vidal, quien controla la policía y tiene la obligación de detener a estos delincuentes que indirectamente la ayudaron a alcanzar el poder al denunciar a su rival. El Gobierno de Macri insiste en que este asunto no le inquieta porque es una cuestión puramente policial sin relevancia política. Pero lo cierto es que se trata de una prueba de fuego para un presidente y su equipo que quieren darle la vuelta a la impunidad del crimen organizado en el país y sobre todo combatir el narcotráfico, uno de los grandes problemas de Argentina que inquieta a todos, en especial al Papa argentino.

El Gobierno de Macri, que admite en privado que hay un problema muy grave con la policía argentina y busca fondos para mejorar su calidad, se está volcando con hasta 600 policías peinando la zona. Todo parece indicar, y más ahora con la caída de su líder, que los delincuentes están acorralados. Los medios argentinos aseguran que en los últimos días sobrevivieron porque secuestraron a un agricultor y lograron escabullirse en su casa, además de cambiar su aspecto cortándose el pelo para poder salir a comprar alimentos.

Incluso con esta detención, para los argentinos la fuga ya es la prueba evidente del desastre de la policía y las prisiones de la provincia de Buenos Aires, la que gobernó durante ocho años Daniel Scioli, el que fuera candidato kirchnerista. En la novela que los medios ofrecen en directo durante 24 horas hay componentes absurdos, como el hecho de que el guarda que dejó escapar a los Lanatta fuera un testigo de Jehová que no portaba armas porque su religión se lo impide. Cada nuevo detalle del desastre hace suspirar a los argentinos con una realidad que todos conocen pero esta fuga pone más que nunca en evidencia.

Fuente: http://internacional.elpais.com/internacional/2016/01/09/argentina/1452349917_834438.html

 

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