La agricultura está, claramente, atravesada por el evento climático de El Niño, que conformó un escenario climático dominado por precipitaciones persistentes. Según un informe sobre la materia difundido esta semana por la Bolsa de Cereales porteña, el fenómeno será este año de los más intensos registrados en los últimos tiempos, aunque aclara que no tendrá las consecuencias catastróficas que algunos habían pronosticado antes del inicio de la campaña. Pero advierte que recién terminará hacia fines del invierno próximo.

El informe de la entidad detalla que «el riesgo de inundaciones en la Cuenca del Salado, en la provincia de Buenos Aires, parece haberse reducido, aunque su ocurrencia no puede descartarse totalmente, debido a la posibilidad de fuerte lluvias hacia el final del verano y el inicio del otoño».

Por su parte, sostiene que «las zonas ribereñas bajas del Litoral se verán expuestas a las crecidas de los grandes ríos, debido a precipitaciones abundantes que se producirán en sus cuencas, tanto en los tramos inferiores, dentro del país, como en sus altas cuencas, ubicadas fuera del país».

Las lluvias frecuentes y las altas temperaturas son factores clave para el desarrollo de plagas.

Dentro de este contexto negativo para la producción agropecuaria en las zonas afectadas, el trabajo rescató un dato: en todos los episodios de “El Niño” precedentes, los volúmenes de producción de los cultivos estivales alcanzaron valores récord, porque a nivel general tienen un impacto positivo sobre las cosechas. Con este escenario que continuará con abundantes precipitaciones, el informe destaca que los productores pueden ir diseñando sus estrategias de producción, para lograr altos rendimientos.

Como siempre sucede bajo estos contextos climáticos, el ambiente cálido y húmedo generado por el fenómeno continuará promoviendo los ataques de enfermedades y plagas, así como también favorecerá la proliferación y expansión de las malezas, recuerda el trabajo. Y agrega que las frecuentes precipitaciones seguirán obstaculizando las labores agrícolas, por lo que se generarían gastos adicionales de acondicionamiento, almacenaje y transporte de la producción sobre el final de la campaña.

Para concluir, el informe aporta un pronóstico extendido, más allá de esta campaña, teniendo en cuenta lo sucedido en otros años Niño. «Es prudente considerar que la ocurrencia de este episodio climático sea seguida por uno o dos episodios de La Niña, el primero de los cuales comenzaría a manifestarse hacia el inicio de la primavera siguiente, provocando un cambio abrupto en el escenario climático, al reducir drásticamente las lluvias y causar heladas tardías», advirtió.

Fuente: http://www.clarin.com/rural/clima/clima-agricultura-produccion_agricola-El_Nino_0_1499250466.html