San Rafael, Mendoza miércoles 15 de mayo de 2024

Inseminación: cada vez más mujeres jóvenes la eligen

Aunque la noticia generó debate y hasta revuelo, el de Juana Repetto no es un caso aislado. En los últimos cinco años, y con mayor fuerza desde la sanción de la ley nacional de fertilización asistida, en 2013, creció el número de mujeres que llegan a los centros especializados en medicina reproductiva con el deseo de ser madres solteras. El dato más llamativo es que si bien hace cinco años las pacientes llegaban al consultorio con su reloj biológico al límite, ahora lo hacen a edades más tempranas.«Hay un cambio de paradigma que tímidamente está en aumento. Las mujeres son cada vez más conscientes de las complicaciones biológicas de una maternidad tardía. Hoy están mucho más informadas de la funcionalidad ovárica, de que las posibilidades de tener un bebe sano también dependen de la edad, de que el cuerpo está mejor preparado para llevar un embarazo a los 30 años que a los 40. Fundamentalmente, sienten una mayor libertad para decidir y animarse a ser madres sin la compañía de una pareja», explica a LA NACION la directora del Centro de Investigaciones en Medicina Reproductiva (Cimer), Stella Lancuba.

Carolina es abogada, está a punto de cumplir 35 años y, como ella misma explica, no quiere seguir «pegando figuritas de candidatos en el álbum hasta completarlo». Con una carrera consolidada y un trabajo estable, cuenta con el apoyo de su familia y está en pleno tratamiento médico para estimular la ovulación y someterse a un tratamiento de inseminación a través de un donante de semen.

La doctora Susana Kopelman, directora científica de Cegyr, un centro porteño de medicina genética y reproductiva, opina que cada mujer tiene sus propios tiempos para ser madre. «Eso es algo incuestionable, indiscutible -arremete-. Pero en estos últimos años hemos sido testigos de una apertura social muy marcada con respecto a la maternidad. Las leyes sancionadas, la información que llega a la gente y la baja complejidad de algunas técnicas impulsan a las mujeres más jóvenes a consultar. En Cegyr, entre el 30 y el 40% de las consultas que recibimos son de mujeres que no tienen un proyecto de a dos. Están solas y desean tener un hijo. Algunas llegan con la decisión tomada y recurren a un banco de semen, otras averiguan por la criopreservación de óvulos. No son mayoría los casos por debajo de los 35 años, pero, poco a poco, se animan cada vez más.»

En la clínica que dirige Neuspiller, el 90% de las mujeres que quieren ser madres solteras por elección, sin pareja a su lado, supera los 37 años. «En la mayoría de los casos la historia se repite. Son mujeres que después de haber tenido varias relaciones amorosas se sienten frustradas. Algunas relegaron su deseo de ser madre en pos de una carrera exitosa, y cerca de los 40 años toman conciencia de que el reloj biológico ya entró en cuenta regresiva», indica.

Así, motivadas por razones sociales como la elección de privilegiar la profesión o la imposibilidad de formar una pareja, cada vez más mujeres optan por congelar sus óvulos (una técnica que se denomina vitrificación) como una manera de capitalizar este avance de la ciencia en función de su deseo. En algunas de las clínicas se registran aumentos de entre el 30 y el 100% en el número de procedimientos realizados en estos dos últimos años. Y los expertos insisten: la edad óptima para la vitrificación está entre los 30 y los 35 años. No más.

La identidad del donante

Con respecto a este punto, vale recordar que el nuevo Código Civil y Comercial puso en pie de mayor igualdad un derecho antes vedado para la mayor parte de las personas que buscaban ser padres o madres a través de la fertilización asistida, porque introduce la voluntad procreacional, por lo que no será sólo lo biológico (sexual y genético) lo que determina quién es hijo de quién. Por eso en el texto de la ley se reconoce como «progenitor» a quien haya consentido en el marco de esas técnicas su voluntad procreacional.

En cuanto a la identidad del donante, es preciso mencionar que el nuevo Código permite acceder a dos tipos de información: la no identificatoria (datos genéticos o de salud sobre el donante) y la identificatoria (nombre, apellido y datos que permiten individualizar al donante). A la primera puede accederse en forma amplia o irrestricta, solicitándola al centro de salud correspondiente. A la segunda con ciertas restricciones, por petición fundada a un juez.

El caso de Juana Repetto no fue el típico. Según confirmó la actriz de 27 años, ella realizó el procedimiento en un centro que contiene el llamado Programa de Identidad Abierta (PIA), en el que los donantes firman con anterioridad su consentimiento para que el niño que nazca a raíz de sus genes tenga el derecho a conocer su identidad una vez cumplidos los 18 años.

«No es lo más común en nuestro país, ya que la mayoría de los bancos funciona con sistema cerrado, de donante anónimo. Pero a través de la vía judicial toda persona tiene derecho a conocer sus orígenes», concluye Kopelman.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1865964-inseminacion-cada-vez-mas-mujeres-jovenes-la-eligen

 

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