Ingresar al edificio de calle Belgrano al 650 (Ciudad) implica, cuando menos, impregnarse de la magia de la Navidad. Es que allí, en el Archivo Histórico de la Provincia, un pesebre de tamaño real, hecho de arpillera y madera, da la bienvenida a los visitantes que por estos días deseen apreciar la creatividad de los artesanos mendocinos.

En todo el recorrido, la muestra recrea el Nacimiento de Jesús con obras que retoman técnicas que van desde lo tradicional y ortodoxo hasta lo original y divertido en figuras armadas con todo tipo de materiales.

Éste es el doceavo año consecutivo que los directivos del lugar que guarda las piezas históricas más importantes de la provincia, organizan esta exposición. La propuesta continuará abierta al público con entrada libre y gratuita hasta el miércoles 23, el día anterior a la Nochebuena.

Elvira Búcolo, directora de la institución, remarcó que el objetivo de ofrecer un paseo por las diferentes maneras de representar el nacimiento del Hijo de Dios consiste en mostrar la religiosidad mendocina a través del arte en una fecha tan especial como es la Navidad.

Propuestas originales
Al observar cada una de las obras que están conservadas en cofres de vidrio, no sólo llama la atención la originalidad con la que los diferentes creativos locales han plasmado la escena más importante para la fe católica. Diferentes culturas, paisajes e idiosincrasias se desprenden de cada uno de los estilos.

Desde una de las vitrinas que integra el recorrido, un establo íntegramente cuyano invita a la contemplación: una Virgen María sosteniendo un canasto con sopaipillas y un poco más allá, un pequeño mate con su respectiva pava llenan de tradición la imagen, que se completa con un San José tocando la guitarra para su pequeño recién llegado al mundo. Un poco más allá, las piezas hechas de esponja y mazapán aportan un colorido especial con flores que han crecido en el suelo del establo.

Luego, la creatividad se hace presente en cada una de las escenas: la Virgen María, San José, el Niño Jesús y los Reyes Magos -entre otros personajes que forman parte de la recreación bíblica- aparecen plasmados en cuadritos de cerámica, en piedra y porcelana fría. También los hay de cartón, acrílico, junquillo, madera, tela, hilo sisal, totora y lienzo, entre otros materiales.

La colección también consta de pesebres armados con la técnica del vitral, en porcelana fría y hasta jabón u hojalata. En todos los casos, fueron donados por sus creadores al archivo o bien recibidos como obsequio a su directora. Hasta uno que reposa sobre una gran torta forma parte de esta invitación a valorar el quehacer de los artistas locales.

En este caso, la pieza gastronómica fue elaborada con frutos secos, masa quebrada, dulce de alcayota, durazno y glasé real y será sorteada entre los visitantes el mismo 23. Para ello, los asistentes reciben al ingresar un número. En este caso, como ya es casi una tradición, la gran torta fue donada por el Centro Cultural Ezequiel Torres, del barrio Nélida Cristina (Maipú).

En uno de los tres salones en lo que es posible apreciar este recorrido por el arte, descansan los pesebres recibidos desde España y Terracota. El primero, con un original estilo, ha sido armado en cerámica esmaltada y palmera, cuyos colores contrastan con el oscuro marrón de las piezas construidas con barro.

En parte por tratarse de una temática de gusto para los más chiquitos de la casa y también porque ellos se encuentran de vacaciones, muchas mamás y abuelas han optado por llevar a los pequeños a apreciar la muestra, que comenzó el mismo martes, Día de la Inmaculada Concepción.

“Hasta ahora han venido muchas familias y esperamos más visitas en los próximos días”, expresó Búcolo, conforme con la actividad.

Para quienes hasta ahora disfrutaron de la exposición navideña, la experiencia ha sido muy positiva. “Me gustó mucho y a mis hijas también. Es una actividad distinta y a la vez les ayuda a reflexionar sobre el significado de la Navidad; esto les ayuda a comprender que la fecha va más allá de recibir un regalo”, destacó Eliana Tobares (48), después de haber visitado los pesebres.