También fue contra los medios y la oposición. Al cerrar su gestión, se mostró dura y no dudó en advertir sobre la “vigilancia popular”.
Con dos discursos de fuertísimo contenido confrontativo con los buscó posicionarse como jefa “dura” de la oposición a su sucesor Mauricio Macri antes de su asunción, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se despidió ayer del gobierno, con lo que puso fin a doce años y siete meses de gestiones del Frente para la Victoria (FPV).
Los conceptos más críticos sobre quien, desde hoy, será su sucesor los vertió en los 45 minutos en los que subida a un palco montado frente a la Casa Rosada y con una enorme pantalla a sus espaldas le habló a una verdadera multitud que desbordó la Plaza de Mayo no sólo de militantes sino también de ciudadanos de a pie con sus familias que se acercaron para agradecerle.
Aunque tampoco se privó de hacerlo en lo que fue su último acto de gobierno: la inauguración junto al presidente boliviano Evo Morales de un busto del fallecido Néstor Kirchner, ubicado entre los de Juan Perón a su izquierda y de Héctor Cámpora.
También de manera estratégica como para desafiarlo a Macri: si el presidente electo decide no cambiarlo de lugar (curiosamente, el busto es de menor tamaño que el de los otros ex presidentes), tendrá que pasar frente a Kirchner cada vez que ingrese a la Rosada por el Salón de los Bustos que da a la explanada de la calle Rivadavia y se encamine hacia el ascensor presidencial.
“Me hubiera gustado poder entregar el gobierno en el Congreso. Me hubiera gustado poder haber entregado los atributos de mando ante la Asamblea Legislativa, máximo órgano popular y federal de nuestro país”, fue la primera crítica de la Presidenta a Macri, en referencia al frustrado traspaso de mando, a poco iniciar su discurso con un agradecimiento a la multitud por su respaldo en los últimos doce años.
“Macri sos un cagón”, coreó la multitud, del mismo modo que cuando ella hizo referencia al procesamiento judicial que pesa sobre el presidente electo, desafió: “Procesado, procesado”.
Como parte de las críticas a sectores del Poder Judicial, a los que en todo momento llamó “el partido judicial” (“hijos de puta”, acompañó la multitud), también la embistió contra el fallo de la jueza María Servini de Cubría que dictaminó que su mandato venció ayer a la medianoche: “Jamás pensé que iba a haber un Presidente cautelar por doce horas en nuestro país.
Capaz que en la próxima tendremos que votar a un presidente provisional”, sostuvo en alusión al fallo que habilitó al vicepresidente primero del Senado, Federico Pinedo, como presidente hasta la jura de Macri, prevista para hoy al mediodía.
También se permitió bromear sobre el fallo judicial respecto del traspaso. “No puedo hablar mucho porque a las doce me convierto en calabaza”, dijo en referencia al cuento de Cenicienta. La multitud se rió casi al unísono.
Del mismo modo que cuando ella criticó a “la corporación judicial”, respondió “golpe de estado”, tal cual fue la definición que hizo el martes el jefe de la agencia de inteligencia AFI, Oscar Parrilli, cuando fracasaron las negociaciones con el macrismo.
En otros pasajes de su discurso, la Presidenta, que lució un vestido de color crudo, remarcó que “la tarea sigue porque el lugar natural del militantes no debe ser siempre el gobierno sino junto al pueblo”, y volvió a aludir a Macri, siempre sin nombrarlo: “Es distinto ser miembro de un gobierno popular que de un gobierno con impunidad mediática, son dos cosas diferentes”.
Al tiempo que pidió que durante el próximo gobierno haya una Argentina “sin censura y sin represión”. Textual: “Espero que podamos gozar, además de las conquistas sociales, del progreso económico, la misma libertad de expresión que han tenido en estos doce años y medio. Espero una Argentina sin censuras, espero una Argentina sin represión”.
La parte quizá más significativa hacia el futuro de su discurso fue cuando antes de atribuir a los gobiernos kirchneristas el “mérito mayor” de “el empoderamiento popular, ciudadano, de las libertades y de los distintos derechos”, lanzó una velada advertencia al gobierno de Cambiemos: “Cada uno de los 42 millones de argentinos tiene un dirigente adentro y por eso cuando cada uno sienta que aquel al que votó lo traicionó, tome su bandera y la haga valer”.
Después del discurso desde el palco, la Presidenta fue saludada sólo por su hijo el diputado Máximo Kirchner, su nuera Rocío García y su nieto Néstor Iván, por quien en la inauguración del busto del ex Presidente rompió su discurso cuando el niño le gritó: “Te amo”. Por razones desconocidas, no estuvo en la despedida su hija Florencia.
En el acto previo, la presencia de Evo obligó a cambiar el protocolo que preveía tres sillas.
En ese discurso, equiparó a Kirchner con otros líderes de la región en la última década, como Lula y Hugo Chávez, y advirtió que tanto ella como su antecesor tuvieron que gobernar con “el trípode de poder en contra: los medios de comunicación hegemónicos; el eje político y el Poder Judicial”.
Los gobernadores, ministros y funcionarios presentes recibieron el agradecimiento de Cristina, en especial hacia Daniel Scioli por “su lealtad”. Muchos tenían rostros compungidos. Cuando salían, Máximo Kirchner tuvo un gesto entre gracioso y sensible, que lo identificó como hijo auténtico de su padre: al igual que aquel, le tocó la cabeza dos veces al busto de Kirchner.
Fuente: http://www.losandes.com.ar/article/en-su-despedida-cristina-le-apunto-a-macri-y-a-la-justicia
Sé el primero en comentar en «En su despedida, Cristina le apuntó a Macri y a la Justicia»