San Rafael, Mendoza martes 28 de mayo de 2024

Madonna ni suda ni se despeina

madonaDesde que Madonna se estampó contra el suelo en los últimos Brit Awards y casi se desloma ya no es la misma de antes. Donde antaño había despliegue físico, acrobacias y venas muy marcadas en el brazo, ahora hay una agilidad conservadora y minimización de riesgos: en el comienzo de su concierto de anoche en el Palau Sant Jordi, el primero de los dos que celebra su gira ‘Rebel Heart Tour’ en Barcelona, apareció encerrada en una jaula, disfrazada de Daenerys Targaryen, encabezando un ejército de bailarines disfrazados de Conan. Era un momento para demostrar fuerza bruta, pero lo más que exhibió Madonna fue una correcta coordinación de sus pasos: se ahorró las cabriolas y sudó menos que otras veces sobre el escenario.
O sea, no es sólo que a esta nueva ‘tournée’ le falte adrenalina y le sobre adorno vistoso, sino que los años, ahora sí, empiezan a pesarle a Madonna. Otro ejemplo sería el número de ‘Holy water’, donde también se colaron unas estrofas de ‘Vogue’: mientras sus bailarinas ejecutaban complicadas rutinas de ‘lap dance’ ataviadas como monjas en bragas -antes habían aparecido como geishas-, Madonna lo más que hacía era girar de pie en la barra, sin jugarse el tipo. Funciona, por supuesto, pero ni asombra ni causa impresión.

No será su último espectáculo, pero parece claro que en adelante va a tener que plantearlos de otra forma.Eso, en cierta manera, significa que Madonna ya no es del todo Madonna, aunque el concierto se correspondiera con lo que se espera de ella: barroco y algarabía, coreografías y disfraces, bloques temáticos -ambientados en los años 20, en un tablao flamenco para guiris o reproduciendo pastiche de referencias religiosas con la mesa de la Última Cena incluida, sin aparente conexión-, y todo de manera light, mostrando las intenciones pero cumpliendo, sin sobrarse en los resultados.

Le penaliza también a Madonna insistir demasiado en ‘Rebel heart’, su último disco, poco memorable en conjunto aunque eficaz en pequeñas dosis como ‘Iconic’ -la primera de todas, bombástica y eficaz, con Mike Tyson enjaulado en una pantalla- o esa mezcla de ‘k-pop’ y ‘trap’ que es ‘Bitch I’m Madonna’. Se echaron a faltar éxitos recientes y nos obsequió con más relleno del necesario.

Madonna siempre se deja ver y escuchar con agrado, pero no es ésta su gira más complaciente con los fans de siempre.Aunque después de haber pasado por toda clase de penalidades -una hora y cuarto de retraso y feroces registros en los accesos, con cacheos generalizados y largas colas; échenle la culpa a esta ‘pynchoniana’ paranoia colectiva-, lo que menos le podría preocupar a quien había comprado su entrada era que no sonaran ‘Express yourself’ o ‘Frozen’.

Sí lo hicieron canciones de su periodo más picante -‘Justify my love’ inserta en medio de ‘Like a virgin’, o la matraca house de ‘Deeper and deeper’-, a modo de reivindicación de su sexualidad rampante pasados los 50, aunque no muestre carne -excepto la de sus bailarines, instados a enseñar la tableta como CR antes de la versión acústica de ‘True blue’ con ukelele-, ni tampoco nos parecería necesario.Rutina, no rupturaOtro ejemplo que ilustra el fondo conservador del show, disimulado entre medidas pinceladas de macarreo, tecnología punta y buen gusto en el vestuario elegido en ciertos números -o todo lo contrario; no se entiende su obsesión con vestir de luces a todo el cuerpo de baile como si fuera la cuadrilla de Jesulín en ‘La isla bonita’ y alrededores-.

El riesgo de aparentar espectacularidad sin despeinarse es renunciar al asombro, aunque se llame la atención: Madonna tiene momentos de ‘drama queen’, pero ya no es la reina del gimnasio, por mucho que defienda ‘Like a virgin’ recorriéndose la pasarela entera a saltitos como hacía en sus vídeos de los 80. Más tarde fueron llegando ‘Music’, ‘Material girl’ en versión ‘cabaret’ y Holiday para saciar la nostalgia, pero en conjunto ‘Rebel heart’ es una gira de rutina, no de ruptura. Ni supera el ‘Blonde Ambition Tour’ -es obvio- ni iguala la del ‘Confessions’. Un ratito entretenido y para casa.

Fuente: http://www.elmundo.es/cultura/2015/11/25/5654f641268e3e0b178b460a.html

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