Prat-Gay será el ministro de Hacienda y Finanzas y Frigerio de Interior
Marcos Peña, quien será jefe de Gabinete, anuncia a los futuros ministros. / JUAN MABROMATA (AFP)
Mauricio Macri tiene que resolver un grave problema nada más llegar al Gobierno: la falta de dólares en las reservas. Él asegura que lo logrará trasladando confianza a los mercados y a los ciudadanos argentinos, que atesoran millones de dólares ocultos —se habla incluso de 200.000 millones— por su histórica desconfianza en el peso y por la enorme economía en negro del país. El presidente electo ha lanzado un mensaje claro a los inversores con la elección de dos economistas bien vistos por los mercados en puestos clave, aunque insiste en que no hará el shock que muchos le piden para evitar una recesión como la de Brasil. Macri cambiará el nombre del Ministerio de Economía y Finanzas por el de Hacienda y Finanzas y en su lugar pondrá a Alfonso Prat-Gay, exejecutivo de JP Morgan y expresidente del Banco Central argentino (2002-2004). El otro economista clave, designado como ministro del Interior, es Rogelio Frigerio, que se define como desarrollista —corriente favorable al desarrollo industrial que lideró su abuelo en los 60— pero fue viceministro del Gobierno del peronista neoliberal Carlos Menem (1989-1999).
Frigerio, portavoz económico de Macri durante la campaña por sus posiciones menos polémicas que las de sus compañeros, es un político hábil que tendrá como gran objetivo negociar con los gobernadores provinciales. Macri gobernará en minoría y necesita apoyo de los gobernadores peronistas, que indirectamente controlan el Senado puesto que los senadores obedecen a su jefe local. El macrismo está convencido de que los problemas financieros de muchas provincias —el peronismo domina sobre todo las más pobres— facilitarán esa negociación y le permitirán gobernar. Es uno de lo más políticos de un gobierno lleno de personas centradas en la gestión, el gran mensaje de Macri.
La terna de economistas pro mercado se completa con Federico Sturzenegger, que estará al frente del Banco Central cuando Macri consiga desplazar al actual presidente, el kirchnerista Alejandro Vanoli. Este nombramiento consolidará esa idea de equipo económico liberal como mensaje claro a los mercados. Sturzenegger, actualmente diputado de Macri, es un economista respetado y de larga trayectoria pero tiene en su biografía política una impronta muy marcada: fue el número dos en Economía con Juan Domingo Cavallo cuando se tomaron las medidas durísimas en 2001 que precedieron al corralito, aunque dejó el puesto justo antes de que se tomara esa drástica decisión. El apellido Cavallo es anatema en Argentina.
Los cargos fueron dados a conocer por el jefe de Gabinete, Marcos Peña. En 2003 fue uno de los fundadores de PRO junto con Macri y resultó elegido concejal de Buenos Aires. Desde 2007 acompaña a su jefe político como secretario general de la capital argentina.
Macri quiere contar con los inversores internacionales para sacar adelante una situación económica delicada. Y ya ha avanzado un giro de 180 grados en la política exterior argentina. El nuevo presidente se va a acercar a EEUU y la Unión Europea y se va a alejar de Irán, Rusia o China, los aliados que buscó el kirchnerismo. Macri cuenta con un apoyo notable de EEUU, muy satisfecho con el cambio de rumbo, y de gobiernos europeos como el español, el italiano y el alemán. En ese sentido va otro gesto lanzado al mundo con la elección de su ministra de Exteriores.
Será Susana Marcorra, la actual jefa de Gabinete del secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon. Malcorra ha trabajado durante 11 años en el sistema de Naciones Unidas, primero en la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en operaciones humanitarias, y después en la secretaría general, incluidas las misiones de paz. Antes de comenzar su carrera en la ONU, esta ingeniera eléctrica había trabajado durante 25 años como ejecutiva, primero en IBM y después en Telecom Argentina. Malcorra llegó a ser consejera delegada de esta operadora hasta 2002, en tiempos en que estaba en manos de France Télécom. Macri está llenando así su gobierno de personas que, como él, provienen del mundo de la gran empresa. “Un país no es una empresa, que nadie se confunda”, dijo Cristina Fernández de Kirchner en clara referencia a estos nombramientos.
El próximo jefe de Estado no quiere continuar la tradición argentina de un superministro de Economía. Por eso sentará a Prat-Gay dentro de un gabinete económico en el que tendrá que debatir con otros ministros y quedar a las órdenes de un joven político de 38 años, Marcos Peña, que será jefe de Gabinete de Ministros. Peña es la mano derecha de Macri desde hace ocho años en la alcaldía de Buenos Aires.
Prat-Gay nació en Buenos Aires hace 50 años, fue al mismo colegio privado de elite al que asistió Macri, el Cardenal Newman, estudió economía en la Universidad Católica Argentina y realizó un master en la de Pensilvania. Entre 1994 y 2002 fue ejecutivo de JP Morgan hasta que a finales de aquel año de crisis en Argentina el entonces presidente argentino, el peronista Eduardo Duhalde, lo llamó para gobernar el Banco Central. En su gestión bajó la inflación, pero las tensiones comenzaron cuando el peronista de izquierdas Néstor Kirchner reemplazó a Duhalde en 2003. Prat-Gay mantuvo diferencias con Kirchner y su entonces ministro de Economía, Roberto Lavagna, por la estrategia de negociación de la deuda en suspensión de pagos y por su inclinación a un crecimiento más lento pero con menos inflación.
En 2004 finalizó el mandato de Prat-Gay en el Banco Central y Kirchner lo sustituyó por Martín Redrado. Tanto Lavagna como Redrado militan en la actualidad en el peronismo antikirchnerista que lidera Sergio Massa. En realidad varios de los ministros designados por Macri tuvieron alguna participación en los inicios del kirchnerismo, mucho más plural en sus primeros años.
Después de su paso por la función pública, Prat-Gay se convirtió en apoderado de una cuenta de una de las millonarias más ricas de Argentina, Amalia Lacroze de Fortabat, en el HSBC de Suiza. En 2014 se descubrió que esa cuenta era una más de la ‘lista Falciani’ de dinero sospechado de fraude, pero fuentes allegadas a Prat-Gay aseguran que estaba declarada. En la campaña electoral, dos declaraciones suyas provocaron polémica. Por un lado, dijo que unadevaluación del peso prácticamente no afectaría a nadie y, por otro, fue considerado despectivo cuando advirtió contra políticos de provincias que llegaron a la presidencia argentina, como Menem y Kirchner: “Nos dejamos cooptar por caudillos de provincias con muy pocos habitantes”.
Frigerio también nació en Buenos Aires, pero hace 45 años. Nieto de un político homónimo que lideró el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), que proponía un camino intermedio entre el liberalismo y la autarquía, el futuro ministro se graduó de economista en la Universidad de Buenos Aires y fue profesor en diversas universidades, como la Carlos III de Madrid. En 1995 se incorporó como funcionario del Gobierno de Menem y llegó a ser su viceministro de Economía a partir de la recesión que comenzó en Argentina en 1998.
En la campaña electoral, Macri fue acallando las voces de la mayoría de sus economistas por las declaraciones polémicas que soltaban y el único que quedó con voz autorizada fue Frigerio, un economista que además es hábil político. Fue él quien repitió una y otra vez que había que evitar un ajuste fiscal salvaje y rechazó la reprivatización de empresas públicas. Fue la cara menos ortodoxa del equipo de economistas de Macri, pero no será quien dirija la economía. Eso quedará en manos de Prat-Gay.
La política monetaria estará a cargo de Sturzenegger, de 49 años y nacido en Rufino, provincia de Santa Fe. Hijo de un reconocido economista radical, se graduó en la Universidad de La Plata y se doctoró en el Massachusetts Institute of Technology. Fue docente de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA) hasta que en 1995 volvió a Argentina para ser el economista jefe de la YPF privatizada. En 1998, un año antes de que YPF fuera comprada por Repsol, Sturzenegger regresó a la academia, a la Universidad Torcuato Di Tella.
En 2001 fue el número dos del Ministerio de Economía que dirigíaDomingo Cavallo. En su gestión, Argentina aplicó la ley de déficit cero, que implicó una fuerte rebaja de las pensiones y salarios de los empleados públicos. Sturzenegger renunció a su cargo en el equipo de Cavallo pocos días antes de que el ministro de De la Rúa instaurara el corralito ante la brutal fuga de capitales y la inminencia de una suspensión de pagos y una devaluación del peso.
En 2013, Sturzenegger fue elegido diputado. Al igual que Prat-Gay y otros economistas asesores de Macri, fue silenciado durante la campaña electoral por sus posiciones más liberales que las de Frigerio.
El futuro jefe de Gabinete de Ministros anunció este miércoles quiénes serían los demás ministros de Macri. En Seguridad estará Patricia Bullrich, 59 años, que comenzó su carrera en la Juventud Peronista de izquierda y que ahora milita con Macri. En 1993 fue diputada del peronismo menemista. Entre 2000 y 2001, ministra de Trabajo de De la Rúa, tiempos en los que el desempleo ascendía y ella peleaba con el sindicalista Hugo Moyano, ahora cercano a Macri, y con Carrió. En 2007 y 2011 volvió a ser diputada pero como aliada de Carrió, aunque después se enroló en las filas del futuro presidente argentino. Se ha caracterizado por denunciar diversos casos de presunta corrupción del kirchnerismo.
En el Ministerio de Educación asumirá el poder Esteban Bullrich, que está a cargo de ese misma área en la ciudad de Buenos Aires. Bullrich, de 46 años, militaba en el partido Recrear, que había fundado Ricardo López Murphy, otro exministro de Economía de De la Rúa. En 2008 se pelearon porque Bullirch le ganó una elección interna y López Murphy lo acusó de fraude. Bullrich fusionó después Recrear con Propuesta Republicana (PRO), el partido de Macri. Fue diputado, primero ministro de Desarrollo Social porteño y después de Educación. En sus cinco años como jefe del área educativa logró evitar las habituales huelgas de maestros gracias a los aumentos salariales que consiguió para ellos.
En Cultura estará Pablo Avelluto, periodista y editor de 49 años. Trabajó en el mundo editorial durante buena parte de su carrera hasta que llegó al cargo de director regional de Random House Mondadori. En 2012 se sumó a PRO y ahora es el jefe del sistema de medios públicos de Buenos Aires.
El ministro de Justicia será Germán Garavano. Fue designado por Macri jefe de los fiscales de Buenos Aires entre 2007 y 2014, año en que dejó el cargo para ser consejero suplente del Consejo de la Magistratura nacional, el órgano de selección y destitución de jueces.
En Defensa estará el radical Julio Martínez. Ingeniero agrónonomo, trabajó en las tierras de su familia en la provincia norteña de La Rioja. En 1999 fue elegido diputado provincial y en 2003, diputado nacional, cargo que también ocupa en la actualidad. Se ha distinguido por sus denuncias contra el exjefe del Ejército en tiempos kirchneristas César Milani por presuntas violaciones a los derechos humanos en la última dictadura militar (1976-1983) y por su férrea oposición a que La Rioja se desarrolle la minería a cielo abierto, actividad que él considera contaminante pero que Macri prevé reforzar.
Del Tranporte se ocupará el encargado del área en Buenos Aires, Guillermo Dietrich. Economista de 46 años, viene de una familia de vendedores de coches. Él mismo fundó un portal de venta de automóviles, pero en 2009 se sumó al ayuntamiento como subsecretario de Transporte y, en lugar de promover el uso de los vehículos particulares, apuntaló el desarrollo del Metrobús (autobuses de tránsito rápido en carriles excluisivos), los carriles bici y el alquiler gratuito de bicicletas. Pese a sus grandes progresos, el tránsito porteño sigue caótico y nunca pudo concretarse la intensa expansión del metro que había prometido Macri cuando llegó al ayuntamiento en 2007.
En Energía estará Juan José Aranguren, que hasta hace unos meses presidía la filial de Shell en Argentina. En ese puesto se peleó durante diez años con el kirchnerismo, desde que una vez aumentó el precio del combustible y el entonces presidente argentino Néstor Kirchner llamó a un boicot contra su empresa. En el Gobierno de Cristina Kirchner se multiplicaron las denuncias penales contra Aranguren por supuesta violación de la ley de abastecimiento, pero ninguna de ellas prosperó. En 2012, pese a todas las batallas, Shell decidió invertir en el rico yacimiento de Vaca Muerta. El propio Aranguren cuenta que en los 12 años de kirchnerismo se fueron de Argentina Repsol, Exxon Mobil y en parte Petrobras, pero no su excompañía. Ha sido siempre un crítico de la intervención estatal en el sector energético e incluso ha puesto en duda la actual meta del autoabastecimiento y el tipo de administración de la reestatalizada YPF.
En el Ministerio de Producción estará el actual encargado del área en la capital argentina, Franciso Cabrera. Antes de ingresar en política en 2007, fue ejecutivo de HP, HSBC y el periódico ‘La Nación’.
En Agricultura estará el dirigente rural Ricardo Buryaile, de 53 años. Después del conflicto entre el kirchnerismo y el campo por un aumento tributario en 2008, Buryaile se enroló en el radicalismo y fue elegido diputado por su provincia, la norteña Formosa.
En Desarrollo Social estará la actual responsable del tema en Buenos Aires, Carolina Stanley. Hija de un banquero argentino, es abogada y fue concejal porteña antes que ministra. Ella empezó una tímida urbanización de los barrrios de chabolas de la capital.
En Turismo estará Gustavo Santo, actual responsable de la agencia de promoción turística de la provincia de Córdoba, gobernaba por el peronismo antikirchnerista.
En el nuevo Ministerio de Gestión y Modernización estará Andrés Ibarra, que ocupa el mismo puesto en el Gobierno porteño.
Medio Ambiente lo digiriá el rabino Sergio Bergman, actual diputado y exconcejal de PRO. Bergman se hizo famoso por sus marchas contra la inseguridad ciudadana en tiempos kirchneristas.
En Salud, el ministró será Jorge Lemus. Este médico fue ministro de Salud porteño, pero renunció en 2012 en oposición a aplicar un protocolo que permitiera la ampliación del restringido derecho al aborto que había determinado la Corte Suprema de Argentina.
Como una señala de reconocimiento a una de las políticas más elogiadas del kirchnerismo, Macri mantendrá en su cargo al ministro de Ciencia, Liño Barañao. Doctor en química e investigador de carrera, es ministro de Cristina Kirchner desde 2007 y desde ese cargo promovió la repatriación de más de 1.000 científicos y la difusión de la ciencia en el parque temático Tecnópolis. Los científicos se habían movilizado contra Macri porque temían el fin de esta política. El gesto de mantener al ministro trata de desmentir esa idea.
Todos esos cargos fueron dados a conocer por el jefe de Gabinete, un politólogo que se inició en política como asesor del candidato presidencial del Frente País Solidario (Frepaso) en 1995, José Octavio Bordón. En 2003 fue uno de los fundadores de PRO junto con Macri y resultó elegido concejal de Buenos Aires. Desde 2007 acompaña a su jefe político como secretario general de la capital argentina.
Fuente: http://internacional.elpais.com/internacional/2015/11/25/argentina/1448484896_491677.html
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