La pobreza no sólo representa riesgos para quienes la sufren sino también para el resto de la sociedad, para el medio ambiente y para la macroeconomía.
La Organización Mundial de la Salud ha conceptualizado la pobreza como aquella parte de la sociedad que soporta una desproporcionada carga de esfuerzo y sufrimiento, que habita en viviendas insalubres, generalmente ubicadas en lugares insanos o peligrosos, expuestos a la contaminación o a las inundaciones, lugares que nunca han sido fiscalizados por el Estado y que están sometidos al consumo de alimentos de baja calidad e insuficientes, lo que genera gran inclinación a vicios u otras descargas afectivas.
La pobreza, ambientalmente hablando, no fue un problema para la población mundial hasta mediados del siglo XX porque generaba contaminantes que eran absorbidos fácilmente por la naturaleza y por su capacidad de degradación. Pero en el presente con 60% de pobreza sobre 7.000 millones de habitantes la polución generada no es naturalmente fácil de absorber por lo cual se generan áreas geográficas sin solución ambiental y potencialmente conflictivas.
La migración del campo a las ciudades, que ha sido y es un fenómeno mundial, ha producido las llamadas concentraciones poblacionales marginales que son los lugares de pobreza más extrema y de más difícil solución en la sociedad, mundial.
En las últimas décadas se ha comenzado a relacionar la pobreza con los cambios climáticos que están alterando el medio. Si bien esta relación no es directa, el vínculo estaría dado por la contaminación que va degradando los ecosistemas y el mayor crecimiento poblacional que se da mayoritariamente en las franjas de pobreza.
Es en este contexto que se da la explotación excesiva de recursos naturales para el creciente volumen poblacional y la mayor contaminación que ello genera en términos de alimentos, infraestructura y la necesaria producción residual, 20% de la población mundial tiene dificultades serias de vivienda. Según Franz Broswimmer (Ecocidio- Breve historia de la extinción en masa de las especies – Océano Pamplona – España 2005) 46 millones de personas viven en zonas de riesgo por inundaciones o deslaves altamente anegables. Más del doble de esa cifra estaría en riesgo si los mares crecieran 50 centímetros. Esas poblaciones están bajo amenaza de otros flagelos que afectan la vida humana que son las enfermedades infecciosas producto de la contaminación del agua y los suelos, tales como la tuberculosis, el paludismo, el ébola, el cólera, la fiebre amarilla y otras.
A ese respecto el IPCC (Panel intergubernamental para el cambio climático – siglas en inglés) Dice en uno de sus habituales informes que los gobiernos deben conseguir mayores niveles de crecimiento y generar políticas que reduzcan la pobreza y principalmente las desigualdades sociales, aspectos que, de no lograrse, dejarán a los países cada vez más vulnerables a los problemas ambientales.
Unos 1.000 millones de personas viven hoy en condiciones de pobreza extrema en el mundo, cifra que se duplicará en veinticinco años, según estimaciones de las Naciones Unidas. Esta inmensa franja de la sociedad se concentra alrededor de las grandes ciudades y afecta básicamente a países en desarrollo como lo es gran parte de nuestra región.
Bernardo Kliksberg afirma que de 7.000 millones de habitantes en el mundo 4.500 ganan menos de 2 dólares por día. En Sudamérica, la pobreza es cercana a 50 % de la población total y la desigualdad social es la mayor del mundo. En todo este proceso, agrega Kliksberg, el Estado no puede estar ajeno aunque tampoco es el único responsable, especialmente en el aspecto del derecho a la vida de sus habitantes, a la alimentación, educación, salud, seguridad y justicia.
La pobreza no sólo tiene riesgos para quienes la sufren sino también para el resto de la sociedad, para el medio ambiente y para la macroeconomía; ella tiene su primera manifestación en la forma de vida, la calidad de las viviendas, los lugares de asentamiento, los niveles educativos y las carencias. Su principal característica es la vulnerabilidad y ella está presente en todas las regiones pobres del mundo.
Hay consenso en considerar pobreza extrema a aquella en que la persona gana no más de 100 dólares por mes para una familia tipo. Por ejemplo la FGV (Fundación Getulio Vargas) en Brasil define que está en pobreza extrema quien gana menos de 50 dólares por mes a repartir entre una familia tipo siempre y cuando no sobrepase el nivel de 2.288 calorías consumidas por cada miembro.
En un informe de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza se da difusión a doce enfermedades que podrían ser potenciadas por el cambio climático, ya sea por el aumento de la temperatura, por el cambio en el régimen de lluvias, etc. En casi todos los casos se trata de enfermedades infecciosas, tales como las descriptas más arriba, provocadas por bacterias, virus y otros microorganismos que ingresan a la sangre por insectos transmisores como garrapatas, mosquitos o vinchucas.
El Banco Mundial registra 800.000 muertes anuales debidas a la contaminación ambiental, siendo que la mayoría provienen de la pobreza extrema en zonas de riesgo y sin medios de protección ni prevención contra enfermedades infecciosas.
Por Hugo Eberle – Especialista en temas ambientales
Fuente: http://www.losandes.com.ar/article/la-pobreza-y-el-medio
Foto ilustrativa
Sé el primero en comentar en «La pobreza y el medio»