¿Qué puede hacerse con 565.000 millones de euros, o sea, con 607.000 millones de dólares? Aquí van tres propuestas. Una: mantener todo el funcionamiento del Estado español -incluyendo comunidades autónomas- y destinar 100.000 millones a amortización de la deuda por anticipado. Dos: comprar el 92% de la empresa de electrónica de consumo Apple (sí: Apple vale 47.520 millones de euros más que todo lo que cuesta mantener el Estado español, incluyendo, obviamente, pensiones). Y tres: mantener el gasto de Defensa de 191 países del mundo que acumulan el 95,5% de la población mundial, según Bank of America. Y una cuarta opción: mantener el gasto de Defensa del país número 192, en el que vive el restante 4,5% de los seres humanos del mundo: Estados Unidos.
Esos 565.000 millones de euros con el Presupuesto de Defensa de EEUU, que Barack Obama firmará presumiblemente esta semana. Un Presupuesto que es significativamente menor que hace apenas una década, cuando, con las guerras de Irak y Afganistán en marcha, EEUU se gastaba en Defensa casi tanto como lo que producía España en un año. Aun así, esas cifras no incluyen al menos 38.000 millones de euros más que EEUU se va a gastar en espionaje en 2016. Ni 18.000 para la NASA, que destina gran parte de sus actividades a programas de Defensa.
Pero ese Presupuesto es una derrota política de primera magnitud para Obama. Y también puede ser el trasfondo de uno de los temas que marque la campaña electoral de 2016. El texto aprobado por el Congreso declara explícitamente que no habrá ni un dólar para la transferencia de los 112 presos -de los que solo 31 van a ser juzgados- que quedan en Guantánamo al territorio continental de EEUU. Eso es algo que impide, pero solo en teoría, que Barack Obama lleva a cabo su plan para cerrar ese campo de prisioneros.
Lo impide. Pero solo en teoría. Según la prensa estadounidense, la Casa Blanca puede buscar subterfugios legales para trasladar, al menos de forma «temporal», a los presos de Guantánamo al territorio continental estadounidense. Sería una fórmula legal similar a la que Obama está tratando de poner en práctica para regularizar, al menos con carácter interino, la presencia de cinco millones de inmigrantes ‘sin papeles’ en el país, y que está siendo objeto de una feroz batalla legal que va a acabar en el Supremo. Temores de los votantesObama no ha ocultado su intención de cerrar la cárcel de Guantánamo en lo que le queda en la Casa Blanca.
Hace tres semanas, el presidente vetó el proyecto de Presupuesto de Defensa porque prohibía, precisamente, el uso de fondos para cerrar Guantánamo. Pero su veto ha sido pulverizado esta semana por el Senado, donde 97 legisladores -incluyendo 42 de su propio partido o coaligados a él- votaron en favor del texto. Así que, como ha declarado el portavoz de la casa Blanca, Josh Earnest, «esto no cambia nuestra posición, ni la intensidad de nuestra posición, acerca de la necesidad de cerrar la cárcel de Guantánamo». Una eventual transferencia de los presos de Guantánamo a un Estado de EEUU es tremendamente impopular y sería un regalo envenenado para la campaña electoral de Hillary Clinton. La mayoría de los estadounidenses temen que la presencia de miembros de Al Qaeda en una cárcel convierta a las poblaciones circundantes en un blanco seguro de atentados. Es un temor que no se corresponde con la realidad.
En Florence, en Colorado, hay varios miembros de ese grupo terrorista, incluyendo a Zaccarias Mousaui, uno de los partícipes en el 11-S, y el acto violento de más entidad que se han producido en la región han sido llevadas a cabo por Adam Lanza, un estadounidense que el 20 de julio de 2012 asesinó a 12 personas en un cine en Aurora, una ciudad cuyo principal empleador es, precisamente, la gigantesca base aérea de Buckley.
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