La imagen muestra la similitud entre el clima de este año y el de 1998, cuando hubo grandes inundaciones.
Allí se indica que la llegada de un Niño fuerte para estos meses queda clara en la imágenes satelitales de la NASA que acompañan esta nota, que muestran el calentamiento de la zona ecuatorial del Océano Pacífico registrado en octubre de este año en comparación con el de octubre de 1997, cuando también hubo un evento muy intenso.
Las principales instituciones del mundo que investigan el comportamiento del clima a mediano plazo, -entre ellas la NOAA (de EE.UU.) y el Centro Europeo de Pronóstico Climático de Mediano Rango, están realizando predicciones que indican que la temperatura del agua de la zona ecuatorial del Pacífico continuará calentándose y que tendrá su máximo en diciembre, para recién ir reduciéndose hacia finales del verano y principios del otoño.
Entre los efectos más importantes de un Niño fuerte, como el actual, está el aumento de las precipitaciones. Si a eso se le suma el hecho de que en la región centro-este de la Argentina ya se están intensificando también por el cambio climático, “se debe esperar un final de la primavera y un verano con tormentas de lluvia intensa, eventuales caídas de granizo y de rayos”, advierte el trabajo.
Por el contrario, en algunas regiones de la zona oeste del país, se tendrá un déficit de lluvia, y hasta podría haber alguna sequía, de acuerdo al análisis de Piacentini.
En este marco, el Instituto de Física Rosario (vinculado al Conicet y a la UNR), el gobierno santafesino y el grupo asegurador La Segunda están desarrollando en forma conjunta un sistema de alerta de tormentas intensas.
Estas tormentas están usualmente asociadas con nubes que tienen alta probabilidad de generar fuerte lluvia, granizo y rayos, indican los desarrolladores del sistema. El registro fotográfico de esas tormentas es muy importante para dar información sobre la violencia y extensión del evento.
El sistema que se está desarrollando está integrado por una cámara fotográfica que registra en todas direcciones (360° de observación), un detector de rayos/relámpagos y un detector de carga estática.
El detector de rayos/relámpagos permite distinguir la descarga a tierra que se realiza entre nubes o entre la nube y la atmósfera y tiene un alcance de unos 500 kilómetros, mientras que el de carga estática tiene un rango más restringido (unos 30 kilómetros de radio), pero permite adelantarse al evento, ya que registra con continuidad la carga que se va generando en el suelo y que predispone (si es importante) a que un rayo se produzca.
La información obtenida por el sistema ya está siendo puesta a disposición de Defensa Civil, Bomberos, etc., y próximamente estará abierto para el público en general a través de internet y teléfonos celular, para poder enfrentar al Niño de la mejor manera, y tomar las precauciones que hagan falta.
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