En su reaparición tras las elecciones en las que el Frente para la Victoria recibió un duro golpe, la Presidenta reunió en Casa Rosada al núcleo duro del kirchnerismo y, ante una multitud de militantes que colmaron los patios y también una parte de la Plaza de Mayo, reclamó “unidad” puertas adentro “dejar de lado las diferencias” y “redoblar los esfuerzos” de cara al balotaje y apoyar al candidato a presidente Daniel Scioli, ausente con aviso, a quien sugestivamente evitó mencionar a lo largo de su discurso.

“Me demoré (en hablar) porque, ustedes saben, es una semana muy especial”, dijo Cristina en el arranque, aludiendo al quinto aniversario de la muerte del ex presidente Néstor Kirchner. Fue tras inaugurar la restauración del Museo Arqueológico Ambato, en la localidad cordobesa de La Falda y encabezar otras tres videoconferencias.

Con fastidio, Cristina pidió “hacer un enorme acto de desagravio al sistema electoral nacional, a partir de la limpieza, transparencia y eficiencia que tuvieron las elecciones nacionales”. “Qué curioso, cuando los resultados son mejores que los esperados, por arte de magia desaparecen todas las denuncias”, ironizó, en relación a la preocupación de la oposición para que no hubiera fraude.

No obstante, como lo hizo a lo largo de toda su alocución (que esta vez no fue por cadena nacional) , la Presidenta intercaló ese sarcasmo con un tono conciliador. Lo hizo al felicitar -y pedir a los militantes que no reprueben- a María Eugenia Vidal. “Quiero felicitar a esa mujer, electa como gobernadora de Buenos Aires”, sostuvo, al destacar como un “hecho histórico” su triunfo. No felicitó a Scioli, que también ganó. Para Mauricio Macri, aunque no lo felicitó por la elección, también hubo palabras suaves. “Me parece una persona agradable, es simpático. Además le gusta, como a mí, bailar en los actos”, bromeó.

Pero si con ellos fue conciliadora, la compañera de fórmula de Macri, Gabriela Michetti, no tuvo suerte. “Leí declaraciones suyas diciendo que se había arrepentido de no haber votado el matrimonio igualitario”, contó, en el que fue el inicio de una crítica que incluyó la postura del PRO en torno a la reestructuración de la deuda, los buitre, la estatización de YPF, AySA y Aerolíneas. “Estas cosas no son chiste. Después no podés decir ‘me arrepiento’, porque te arrepentís vos, pero se jodieron los argentinos”.

Sin Scioli ni los gobernadores del PJ, el kirchnerismo duro se congregó en el Salón Mujeres Argentinas para recibir señales de la Presidenta, tras los cruces que se dieron dentro del FpV luego del resultado adverso del domingo. La mandataria no se hizo la distraída y fue contundente a la hora de reclamar “unidad”. Durante varios pasajes de su discurso, convocó a “comenzar esa tarea militante y dejar de lado las diferencias”. “Redoblemos los esfuerzos, lleven el mensaje a cada ciudadano, a cada casa”, insistió, en una maniobra para ordenar a su tropa. “Olvidemos todas las otras cosas. La historia nos esta convocando a defender lo que tanto costó conseguir”, completó.

Aunque no lo nombró apoyó a Scioli. “Somos distintos”, les admitió a sus seguidores. “Pero independientemente de mi cara y de la cara del candidato de nuestra fuerza, piensen quién puede garantizar que esto continúe”, reflexionó.

De todos modos, en un tramo de su discurso criticó a su candidato al señalar que “los argentinos no comen vidrio” al recordar que la votó el 54 por ciento “después de vetar el 82% móvil para los jubilados”. Algo que, precisamente, Scioli prometió ayer mismo junto a los gobernadores del PJ.