Los 270 «padres sinodales» deben votar y entregar hoy al Papa el informe final. El texto debe ser adoptado por una mayoría de dos tercios.
Los obispos de todo el mundo deberán votar y entregar este sábado al Papa Francisco el informe final de tres semanas de debates sobre la familia, cuyo resultado podría decepcionar debido a la falta de avances en temas candentes como divorcio y homosexualidad.
Los 270 «padres sinodales», en representación de los obispos de todo el mundo, escucharán primero la lectura del documento final tras la incorporación de las modificaciones exigidas la víspera.
El texto, con cerca de 90 párrafos numerados, debe ser adoptado por una mayoría de dos tercios. «Es un texto moderado, aceptable para todos», adelantó el viernes el cardenal indio Oswald Gracias.
Los dos sectores han tenido un franco desacuerdo sobre el acceso a la comunión de los divorciados que se vuelven a casar civilmente, si bien la mayoría de los participantes acogieron con satisfacción que el tema fuera debatido.
En total 1.355 enmiendas fueron presentadas por los 13 grupos lingüísticos tras casi un mes de deliberaciones, señal de una activa participación.
Un comité de redacción, compuesto por diez personas, escogidas por el papa, supervisará el documento final de manera que tenga en cuenta las diferentes almas de la actual iglesia católica.
– En manos del Papa –
Una vez votado, el documento será entregado al papa Francisco quien decidirá como emplear el texto, si publicarlo o utilizarlo como base para un documento papal.
El informe es un mensaje o más bien un conjunto de reflexiones dirigidas al papa «y no un mensaje para el mundo», explicó uno de los portavoces.
Los expertos aseguran que el papa usará el documento como base para una futura exhortación apostólica sobre la familia.
Francisco decidió convocar dos sínodos sucesivos sobre la familia –en octubre de 2014 y octubre 2015– para instar a la iglesia a un «aggiornamento», es decir a actualizarse ante los cambios que vive la familia moderna.
El papa quiere animar a la Iglesia a «evaluar los tiempos y cambiar con ellos, permaneciendo firmes en el Evangelio», explicó el viernes Francisco en una misa.
«La sabiduría cristiana es precisamente conocer estos cambios, conocer los diversos tiempos y conocer los signos de los tiempos», explicó el papa.
Una alusión a los problemas que vive hoy en día la familia católica, como el aumento de la convivencia, la situación de los divorciados que se vuelven a casar, la presencia de parejas homosexuales y familias mixtas, etc.
El papa aboga también por una descentralización de la iglesia, de manera que los obispos y sacerdotes puedan juzgar caso por caso.
– Una iglesia que no juzga , que no reprocha-
«Escuchar» y «acompañar» fueron las palabras clave de este sínodo, ya que la gran mayoría de los participantes reconoció que la iglesia debe renovar sus gestos, sus mensajes y sobre todo su actitud.
Se acabó la época en que la iglesia católica juzgaba y reprochaba e inició la era de la acogida, que escucha», aseguró.
A diferencia del sínodo de 2014, el tema de la homosexualidad no fue abordado, sobre todo debido a la oposición de los conservadores, en particular de África, aunque varios prelados contaron que tienen familiares y parientes homosexuales.
El pedido de un mayor papel de la mujer dentro de la iglesia suscitó fuertes diferencias entre los obispos.
Paralelamente buena parte de los padres sinodales reconocieron los sufrimientos que padece la mujer dentro de la familia por la violencia y lamentaron que millones de ellas tengan que criar a sus hijos solas, sobre todo a causa de las olas migratorias.
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