Con su humor genial, Mark Twain nos cuenta que la humedad y la sequía son los dos grandes enemigos de los agricultores. Gran verdad!
Con un déficit de agua las plantas detienen su crecimiento, se marchitan y finalmente mueren.
Con un exceso, además de verse favorecidas las enfermedades debidas a hongos, se obturan los poros del suelo desplazando al oxígeno, con lo cual las plantas no pueden absorber agua, deteniendo su crecimiento, marchitándose, para finalmente morir.
En ambos casos, se agrega la erosión como factor de deterioro ambiental.
El agua es esencial para la mayoría de las formas de vida conocidas por el hombre, incluida la humana. Circula constantemente a través de los fenómenos de transpiración, evaporación, precipitación y desplazamiento hacia el mar.
El agua cubre aproximadamente el 71 % de la superficie de la corteza terrestre. El 97 % es agua salada, y sólo el 3 % de su volumen es dulce.
Del agua dulce, un 1 % está en estado líquido y el 2 % restante se encuentra en estado sólido. Aproximadamente el 70 % del agua dulce se destina a la agricultura, que es la actividad que más agua demanda.
Actualmente mucha de la producción agrícola se hace bajo riego. Hay distintos sistemas: el más sencillo es el de riego por manto o inundación, el más eficiente es el riego por goteo. Entre ambos, hay todo un espectro de variantes.
El riego por manto derrocha una enorme cantidad de agua y conlleva el riesgo de la salinización. El incremento de la salinidad de ríos, arroyos y suelos en muchas partes áridas del mundo presenta un peligro ecológico que ha sido poco considerado.
El riego por goteo utiliza mucha menos agua, enfocada en las raíces, mientras el resto del suelo tiene mucha menos humedad, minimizando el desarrollo de malezas (a su vez consumidoras de agua). Pero es costoso en su planeamiento e implementación.
Se puede hacer más eficiente el uso del agua aplicando distintas técnicas de producción incluyendo la selección de especies y cultivares apropiados, el aumento de la materia orgánica, la aplicación de coberturas vegetales al suelo, la labranza mínima, la implantación de cortinas rompevientos, etc.
El crecimiento de la población y la expansión de sus actividades económicas están presionando negativamente a los ecosistemas de las aguas costeras, los ríos, los lagos, los humedales y los acuíferos. La escasez de agua tiene impacto en la salud y en la biodiversidad.
El agua es un recurso estratégico para el mundo y un importante factor en muchos conflictos contemporáneos.
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