San Rafael, Mendoza viernes 22 de noviembre de 2024

La UE fracasa y no logra un acuerdo sobre la crisis de los refugiados

 El húngaro Pinter Sandor (centro) asiste a la reunión de los...El húngaro Pinter Sandor (centro) asiste a la reunión de los ministros Interior de la UE, en Bruselas. Efe – PABLO R. SUANZESCorresponsal Bruselas.

Fracaso absoluto. Los 28 Estados miembros fueron incapaces en Bruselas de cerrar un «acuerdo político» para el reparto de 160.000 refugiados a lo largo de los próximos dos años en el seno de la UE. Ni siquiera un acuerdo sin calendario definido, sin cuotas fijas, en el que no participarían -al menos en todos sus aspectos- ni Reino Unido, ni Dinamarca, ni Austria ni Hungría. Un acuerdo sin la palabra «obligatorio» en el texto, sin perspectivas de lograr un mecanismo permanente para el reparto de los demandantes de asilo. Un acuerdo de mínimos en el que se asumía que desaparecía la palabra «todos» en la referencia los «estados miembros» y donde se hubiera hablado únicamente de «voluntad» de participación. Ni eso.

unión europeaEn lo que va de año casi medio millón de refugiados e inmigrantes han llegado a Italia, Grecia o Hungría. Por tierra y por mar. Había y hay y consenso en que los tres no pueden hacer frente al desafío económico, demográfico y político. En que estamos ante el que puede ser el peor momento de desplazados desde la Segunda Guerra Mundial. En que hay que actuar. Pero el desacuerdo es total en el cómo, el cuándo, el cuánto y el dónde.

Alemania, Suecia y Francia están en un extremo. Los que más claro han hablado en favor del mecanismo de reparto, de las cuotas. Los que están aceptando o van a aceptar a todos los refugiados pedidos por la Comisión Europea. Del otro lado, Hungría, República Checa y Eslovaquia, sobre todo, bloquearon al menos hasta tres veces el desarrollo de un borrador, de un texto conjunto, haciendo que sea prácticamente imposible no celebrar una Cumbre de jefes de Gobierno en las próximas semanas.

Los embajadores de los 28 Estados Miembros ante la UE se reunieron el pasado domingo hasta las 22.30 sin lograr un acuerdo por la oposición firme de diversos países del Este al documento redactado por la presidencia luxemburguesa, que consideraban demasiado abierto y permisivo.

A las 08.00 del lunes los diplomáticos se volvieron a juntar, y tras una hora y media se separaron sin consenso. Esta vez, sin embargo, porque los países más dispuestos a acoger refugiados, y en especial Alemania, se negaron a dar el visto bueno al borrador más tibio que el Consejo presentó para contentar a los escépticos. La cifra de 160.000 se aceptaba en líneas generales, pero poco más. «Un texto genérico, poco concreto» según Berlín y París.

Tras siete horas de reunión los ministros no lograron convencer a Hungría, República Checa y Eslovaquia. Ni a Polonia y Rumanía en partes. El texto consensuado entre todos se sustituyó por una declaración genérica de la Presidencia del Consejo y una idea en mente: si en las próximas semanas no se logra que los díscolos cedan, en el próximo Consejo de Interior, el 8 de octubre, la decisión se tomaría por mayoría cualificada. Algo que nadie quiere, que dañaría aún más la imagen de una Europa rota y que dejaría en posición muy delicada a los refugiados que tuvieran que ir a los países que los rechazan.

En la agenda había muchos flecos que cerrar. Uno, el primero, se logró de forma más o menos sencilla. En mayo la Comisión había pedido a los 28 que acogieran a 40.000 sirios y eritreos llegados a Italia y Grecia con cuotas fijas. Los países se negaron. En julio, tras dos meses de discusión, firmaron aceptar a 32.256 pero de forma voluntaria, sin nada vinculante. Sin embargo, aceptaron que en los próximos tres meses esa cantidad se suba finalmente a 40.000. Sin especificar quién los acogerá ni cómo, pues son «voluntarios». Reino Unido y Dinamarca no participarán. Austria ya dejó claro entonces que no asumiría más refugiados y Hungría será eximida.

Eso era lo fácil. Lo complicado era tratar de avanzar en el reparto de otros 120.000. En las cuotas, en la idea de un mecanismo permanente y en los llamados ‘hotspots’, puntos de registro en los países de llegada. Italia y Grecia los pondrán en marcha con ayuda financiera. Hungría, el país más crítico en todo el proceso, se niega. Alemania y Francia quieren que sea inmediato antes de empezar el reparto. El ministro italiano, Angelino Alfano, en cambio, resumió la reunión diciendo que antes de los ‘hotspots’ debe estar en marcha el mecanismo para la repatriación inmediata de los emigrantes irregulares.

«Necesitamos un control fuerte de las fronteras exteriores, un dispositivo eficaz. No hay posibilidad de sostener la acogida de refugiados si no se controlan mejor las fronteras exteriores. Frontex debe tener los medios para organizar la repatriación de los que estén en situación irregular sobre suelo europeo», explicaron ayer de forma conjunta los ministros de Interior de Francia y Alemania, Bernard Cazeneuve y Thomas De Maiziere.

La mayoría de los países aceptan la idea del reparto, pero con muchos matices. Creen que no soluciona el problema, que puede generar un «efecto llamada» y que será muy complicado que los refugiados a los que les corresponda ir a destinos menos ‘atractivos’ por las condiciones sociales querrán moverse e ir, sobre todo, a Alemania o Suecia.

Europa necesita ahora un mensaje claro y contundente, transmitir la idea de que está abierta a colaborar cuando millones de personas huyen de Siria. Y los países críticos no suman una minoría de bloqueo suficiente. «Afrontamos una situación muy difícil y Europa debería ser un continente que dé la bienvenida y les diga a los refugiados ‘vamos a protegeros’. Pero no puede ser que se ocupen uno o dos países, como Alemania y Suecia, que están asumiendo prácticamente el 50% del total», ha señalado Morgan Johansson, ministro sueco de Interior

A las 19.30 de la tarde del lunes los ministros de Interior de Francia y Alemania, Bernard Cazeneuve y Thomas De Maiziere, dieron una rueda de prensa conjunta dando por hecho el acuerdo político, algo que, según fuentes diplomáticas, «no ayudó precisamente» a lograr consenso en la sala.

El ministro español, Jorge Fernández Díaz, ha admitido que esta sensación de indecisión no es la que quieren enviar a la opinión pública. «Los ojos del mundo nos están mirando», ha coincidido el responsable de Inmigración de la Comisión Europea, el griego Dimitris Avramopoulos.

Los ministros creen que se resolverá todo el 8 de octubre, pero el presidente del Consejo, Donald Tusk, prometió una Cumbre si el lunes no había avances. Y lo de ayer fue uno de los retrocesos más sonoros de los últimos meses. Le toca mover ficha.

Fuente: http://www.elmundo.es/internacional/2015/09/14/55f7293b22601d76418b4597.html
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