Reconstrucción de Ugrunaaluk kuukpikensis. JAMES HAVENS.
El verano ha sido poco pródigo en la publicación de nuevos dinosaurios. Y no hay un motivo especial para ello, pues las revistas científicas no se rigen por un calendario vacacional. Sin embargo, no ha hecho más que llegar el otoño y ya tenemos un nuevo dinosaurio que, como si quisiera ponerse de acuerdo con la estación, procede de un medio poco cálido: el norte de Alaska. Si bien cuando los dinosaurios vivieron allí las temperaturas serían bastante más benévolas que en la actualidad, entonces ya haría bastante fresco y la penumbra reinaría durante una buena parte del año. Las condiciones en aquellos tiempos debieron de estar en el límite de la capacidad fisiológica que se les supone a los dinosaurios, por lo que no sería raro que estuvieran especialmente adaptados a vivir en un ambiente frío, ya que se ha registrado más de una docena de especies diferentes de dinosaurios polares en esta región de América del Norte.
Situación del yacimiento -señalado como Liscomb Bonebed– en el entorno del río Colville de Alaska. / Mori y colaboradores, Acta Paleontologica Polonica.
La publicación del dinosaurio coincide con una exposición acerca de las expediciones llevadas a cabo para explorar el entorno del río Colville de Alaska en busca de dinosaurios, que se inauguró el pasado mes de mayo en Fairbanks. Las primeras campañas se iniciaron hace algo más de treinta años por investigadores de la Universidad de Alaska, Fairbanks, y de la Universidad de California, Berkeley. El conservador del museo de la primera institución, junto con un investigador japonés residente en ella y un investigador de la Universidad de Florida, describen ahora uno de los dinosaurios encontrados, representado por muchos huesos de individuos juveniles, y que tiene semejanzas con un dinosaurio muy común en Alberta (Canadá) y Montana (EEUU) conocido como Edmontosaurus.
Los fósiles proceden de sedimentos de finales del Cretácico, de unos 69 millones de años de antigüedad, encontrados en un mismo nivel que se denomina capa Liscomb. De ella han salido miles de huesos de hadrosáuridos con destino al museo de Fairbanks a lo largo de los últimos años y, precisamente por tratarse mayoritariamente de individuos juveniles, su identificación no estaba totalmente clara, dado que los hadrosáuridos se clasifican, como tantos otros vertebrados, gracias a la comparación de los rasgos que presentan los individuos adultos. Esta dificultad se resuelve ahora mediante un estudio pormenorizado de la anatomía de los hadrosáuridos del río Colville. Los investigadores creen que tal abundancia de juveniles (un 85 % del total) refleja una mortalidad masiva que tendría su origen en un suceso catastrófico, posiblemente una gran inundación producida durante la época del deshielo.
Reconstrucción del cráneo del nuevo hadrosáurido de Alaska. Escala: 10 cm. / Mori y colaboradores, Acta Paleontologica Polonica.
Cuando se dispone de material abundante de un dinosaurio (más de 6.000 huesos en este yacimiento) y bien conservado (se han identificado hasta 393 de ellos con caracteres diagnósticos) que procede de un lugar remoto y se lleva a cabo una descripción detallada del mismo, hay muchísimas probabilidades de que se describa una nueva especie. O incluso un género nuevo, como ha sido el caso. Su comparación con el animal más parecido,Edmontosaurus, muestra las suficientes diferencias como para que los autores nos regalen con un homenaje a la cultura iñupiak, nativa de Alaska, utilizando su propio dialecto de la lengua inuit para nombrar al dinosaurio con el sonoro apelativo de Ugrunaaluk kuukpikensis, que quiere decir «animal antiguo que pasta en el río Colville».
Dentario (mandíbula) de Ugrunaaluk kuukpikensis (izquierda) comparado con el de Edmontosaurus annectens (derecha). / Mori y colaboradores,Acta Paleontologica Polonica.
El análisis de parentesco sitúa a Ugrunaaluk en una posición muy próxima aEdmontosaurus, como bien cabía esperar al ser los dinosaurios más semejantes entre sí; de hecho, los fósiles de la capa Liscomb fueron clasificados el año pasado por investigadores chinos como individuos juveniles de Edmontosaurus regalis. No obstante, los autores del trabajo que ahora ve la luz confían en su análisis para proponer que se trata de animales diferentes, una hipótesis que se podrá contrastar definitivamente cuando se encuentre un buen material de individuos adultos de Ugrunaaluko un buen material de individuos juveniles de las especies más próximas (Edmontosaurus regalis y Edmontosaurus annectens). Por otra parte, hay algunos detalles de su análisis que deberán revisar, pues ya hay quien ha señalado que, en su propuesta de ordenación de numerosos dinosaurios con los que Ugrunaaluk está emparentado, no incluyen a Hadrosaurusdentro de Hadrosauridae (el propio grupo de los hadrosaúridos), un despiste que tendrán que resolver.
Los fósiles de plantas encontrados en el mismo lugar han permitido establecer que la temperatura media anual que padecerían estos hadrosáuridos sería de 5-6 ºC. Además de Ugrunaaluk se han encontrado otras especies de dinosaurios, tanto ornitisquios como saurisquios, en los mismos niveles geológicos; entre ellos, un tiranosaurio enano que surgió del frío, protagonista del Blogosaurio del pasado 14 de marzo de 2014. Además de dinosaurios, también se han documentado restos de mamíferos pero no de otros vertebrados frecuentes en yacimientos situados más al sur, como anfibios terrestres, cocodrilos o tortugas, señal de que el ambiente era demasiado frío para ellos. Un obstáculo que hoy en día no disuade a intrépidos cazadores de dinosaurios de adentrarse en inhóspitas regiones, mal comunicadas y sin infraestructuras, para intentar completar el escenario global de los dinosaurios terrestres del final del Cretácico, en unos momentos muy próximos a su definitiva extinción.
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