Una vez más, sus palabras invitaron a la reflexión. Frente a más de cien personas, el hombre habló durante una hora y media con la misma intensidad con la que ha dedicado su vida a la lucha contra la desnutrición infantil. Así, Abel Albino (68) se refirió a la problemática que lo movilizó para sumar voluntades y fundar en 1993 la Cooperadora para la Nutrición Infantil (Conin).
Tal como estaba previsto, el escenario elegido para esta ocasión fue el auditorio Adolfo Calle, en el marco del ciclo “La Argentina que deseamos”, organizado por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (ACDE), cuyo objetivo consiste en impartir valores positivos en la comunidad. A modo de presentación, Albino hizo referencia a su vida como médico y citó las experiencias que lo llevaron a invertir todas sus energías en combatir el hambre entre los más pequeños en todo el país, comenzando por Mendoza.
Es que estando especializado como pediatra en Europa y con una amplia gama de posibilidades por delante desde el punto de vista científico y profesional, él pudo comparar la realidad de las familias de aquél continente y las de América Latina. Recordó por ejemplo, los momentos en que vio de cerca a niños viviendo en la miseria o a los ancianos sufriendo en el abandono y la falta de recursos en diferentes provincias.
“Yo soy un médico, un pediatra nada más. Mi vida siempre fue la universidad; me gusta leer. No hablo de política, sólo soy una persona que vio muchas cosas tristes, pero que no está triste”, confesó delante de un auditorio repleto de asistentes que lo aguardaron ansiosos con la idea de no perderse sus palabras.
Desde un análisis autobiográfico, el precursor de Conin contó que el motivo por el renunció a diferentes cargos y propuestas en Europa fue justamente la desigualdad. “Como soy pediatra, no podía pensar en que tal vez un niño me podía estar necesitando en Argentina y yo no haría nada. No lo creí ético, no me identifiqué con ese perfil; sabía que debía volver, pero no tenía del todo claro por dónde empezar”, recordó el especialista y más adelante puso el foco específicamente en la problemática de la desnutrición.
Recalcó que ésta es la única causa generada por el ser humano que provoca debilidad mental: “Si un chico no puede pensar tampoco puede discernir, eso nos debe preocupar a todos. Si se descuida a los niños, el país se derrumba”, dijo y destacó que justamente la infancia es la principal riqueza de un país; “es su capital humano”, expresó y citó como contracara de ese capital a la pobreza, la desigualdad y la injusticia.
Desde una mirada más técnica el médico desarrolló luego conceptos como la genética y la epigenética para hacer referencia al impacto que tiene en todo ser humano las condiciones de vida en las que se desarrolla. Así -aclaró Albino- si el entorno de un niño que recién nace es favorable (es decir, que cuenta con condiciones para crecer saludable desde el punto de vista físico y afectivo emocional), entonces será posible que desarrolle todo su potencial genético. “De lo contrario, ese potencial se ve limitado, disminuido”, aclaró.
En su discurso, Albino llamó a dejar de lado los egoísmos individuales. “¿De qué me sirve comprarme una 4×4 nueva si cuando miro a mi alrededor veo tanto dolor, tanta tristeza y no hago nada para cambiarlo?, expresó y remató: “¿Se puede ser feliz entre infelices?. Yo creo que no”.
Fuente: Los Andes – http://www.losandes.com.ar/article/para-abel-albino-si-se-descuida-a-los-ninos-el-pais-se-derrumba
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