- No iba a viajar a España en la gira del grupo de humor musical
- ‘El escenario le daba una vitalidad impresionante. Es un ejemplo a seguir por todos’
JUAN IGNACIO IRIGARAYBuenos Aires (Argentina)
‘Neneco’, asi le llamaban, llevaba varios meses de baja, por lo que en octubre próximo no iba a viajar a España para presentarse en Asturias y Galicia. Tampoco pudo participar del espectáculo ‘Lutherapia’, que este año fue representado en Argentina, Latinoamérica y España.
«Hacía dos años que prácticamente le decían que ya no iba a poder trabajar, pero él salía, se defendía, se reía, y el escenario le daba una vitalidad impresionante. Es un ejemplo a seguir por todos», dijo el representante del grupo, Lino Patalano.
Intérprete versátil y apasionado por la música, de niño aprendió a tocar el violín y la guitarra en su adolescencia. Hijo de madre pianista y padre aficionado al tango, se crió en un edificio con vecinos músicos. «Me dejaban asistir a sus reuniones y fue donde por primera vez escuché cantar a voces y tocar la guitarra», recordó de aquella época juvenil, cuando fundó su primer grupo ‘Los Amanecidos’, de música folclórica.
En 1967 estudiaba derecho en la Universidad pública y se unió al coro de la facultad de ingeniería. Allí conoció a los otros estudiantes y músicos como él con quien fundarían Les Luthiers, junto a Marcos Mundstock, Gerardo Masana, Jorge Maronna y Carlos Núñez Cortés.
Con Mundstock, fue uno de los integrantes más populares, y llevaba la dirección de la mayoría de los actos presentados por el grupo en cada espectáculo. Además interpretaba instrumentos creados por Les Luthiers como el ‘bass-pipe a vara’, ‘calephone’ o la ‘Gaita de Cámara’.
Con los años fue adquiriendo peso su veta actoral, con monólogos y chistes que desternillaban al público. «En Les Luthiers soy cantante, payaso, actor, pero no escribo. Las ideas son de los demás», confió en una entrevista que dio hace años al periódico ‘La Nación’.
Definía a Les Luthiers como «un muy buen matrimonio de cinco señores que en vez de parir chicos paren espectáculo». «Somos débiles, inseguros, pero somos un gol de media cancha como humor y espectáculo», se jactó.
Rabinovich hizo incursiones también en la televisión y en el cine, y hasta publicó dos libros de relatos, ‘Cuentos en serio’ y ‘El silencio del final’, que tuvo muy buena recepción en la crítica.
Entre otros programas, participó de los ciclos televisivos de humor ‘Peor es Nada’, conducido por Jorge Guinzburg y Horacio Fontova, ‘Juana y sus hermanas’, en 1991, ‘La Argentina de Tato’, en 1999, y en la serie ‘La dueña’, en 2012.
Entre tanto, en cine tuvo pequeñas apariciones en ‘Espérame mucho’ (1983), ‘Cine Negro’ (2007), ‘¿Quién dice que es fácil?’ (2007), ‘Mi primera boda’ (2011), ‘Extraños en la noche’ (2012) y ‘Papeles en el viento’, la película basada en la novela de Eduardo Sacheri que fue estrenada este año.
«No escribía ni componía música, pero era el que al final era el que cuando había que ponerle la fresa al postre, tenía un montón de fresas. Es, fue y será integrante por siempre de Les Luthiers», lo despidió Patalano. Había nacido en Buenos Aires el 18 de noviembre de 1943. Notario de profesión, deja esposa y dos hijos.
Muchos se han rendido en las redes sociales al maestro argentino, mostrando sus condolencias; pero, como siempre ha vivido, con un toque de humor.
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