El virus cambia con frecuencia y muchas veces no se logra una protección total. Dos grupos de expertos de Estados Unidos y Europa trabajan en una dosis efectiva contra todas las cepas.
Cada año, los científicos trabajan sobre una vacuna que pueda proteger contra todas las cepas de la gripe circulante de la temporada. A pesar de las campañas de vacunación, que cada día involucran a más gente, son muchas las personas que año tras año padecen esta infección. El problema es que el virus cambia con frecuencia y, aunque las vacunas también lo hacen, no hay una adecuada protección frente a él. Pero dos grupos de investigadores han desarrollado una estrategia para lograr una inmunización que cubra todas las cepas de la gripe.
Como el virus de la gripe tiene una alta capacidad para mutar, existe un sistema de vigilancia mundial para ver qué cepa es la que está circulando por la mitad sur del planeta, para que las farmacéuticas adapten sus vacunas contra esa variante del virus. Sin embargo, a veces, según pasan las semanas, la cepa vuelve a cambiar y la vacuna preparada no se adapta totalmente.
Lo que da la variabilidad al virus son dos proteínas que tiene en su superficie: la hemaglutinina (HA) y la neuranimidasa (NA). Según varía la estructura de estas moléculas, así se va modificando la cepa del virus, por eso diferentes números van acompañando a esas letras, por ejemplo gripe A o H1N1 o gripe aviar H5N1.
Los laboratorios por su parte, identifican qué cepa predomina cada año para elaborar una vacuna adaptada a ella, es decir, para que al inyectarla en una persona, su cuerpo pueda responder activando las defensas frente a esas proteínas una vez que el virus esté circulando activamente en el ambiente. Sin embargo, en muchas ocasiones, esos intentos por predecir lo que va a pasar fallan y los casos de gripe se multiplican a pesar de las inmunizaciones.
La vacuna universal
El propósito de la vacuna universal es crear anticuerpos que protejan al organismo contra los virus invasores. En los nuevos estudios publicados en las revistas Science y Nature, dos grupos de investigadores formularon una vacuna que utiliza la parte de un virus que no presenta «tantas» mutaciones. Ambos se centraron en la parte estable de la hemaglutinina y despreciaron la parte más variable. La estructura de esta proteína tiene una cabeza formada por aminoácidos que van cambiando y un palo (o tallo) con piezas más estables.
Por un lado, investigadores del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Contagiosas de EEUU introdujeron nanobacterias para eliminar la cabeza de la hemaglutinina y fijar su tallo, de tal manera que esta cepa tuviera capacidad como para generar en el cuerpo una reacción defensiva al entrar en contacto con el virus de la gripe pero fuera lo suficientemente neutra como para que esa reacción se dé ante cualquier cepa.
Hasta el momento, su capacidad inmunorreactiva se ha probado en ratones y hurones. La vacuna protegió a todos los ratones frente a la infección, mientras que en el segundo grupo de animales, dos de seis murieron.
El segundo trabajo, publicado en Science, estuvo a cargo de investigadores del Centro de Prevención Janssen, de la farmacéutica del mismo nombre, y la organización sin fines de lucroCentro de Investigación Scripps (TSRI, por sus siglas en inglés), en los Países Bajos. Ellos, a diferencia eliminaron la cabeza alargando el tallo sin afectar su estructura. Así, el sistema inmune podría seguir detectándola.
Los investigadores probaron esta vacuna en ratones a los que le inoculizaron la cepa H1N1 y después la cepa H5N1. Los animales vacunados no mostraron síntomas de la infección. Posteriormente, los científicos probaron la vacuna en monos que, en cambio, sí mostraron síntomas de gripe (como fiebre) pero ninguno murió.
Los investigadores de ambos grupos señalan que esto es una prueba de concepto y que aún restan ensayos en humanos, aunque para ellos restan al menos 3. Como insiste Sarah Gileber, profesora de vacunología en la Universidad de Oxford al diario The Guardian, éste «es un desarrollo emocionante, pero las nuevas vacunas necesitan probarse en ensayos clínicos para ver cómo funcionan en los seres humanos. Esa es la siguiente etapa en la investigación que tardará años. Todavía estamos muy lejos de tener mejores vacunas frente a la gripe».
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