Gana su segunda carrera del año tras una gran salida y dedica el triunfo a Bianchi
- El español, sexto, firma la mejor actuación de la temporada
- Los Red Bull acompañan por sorpresa al alemán en el podio; Fiasco de Mercedes
Fernando Alonso, durante el Gran Premio de Hungría. ANDREJ ISAKOVIC AFP – JAIME RODRÍGUEZEnviado especial Budapest
El equipo plateado pinchó en el circuito de Budapest, donde todo le salió mal, de principio a fin. Hamilton perdió la cabeza en los primeros metros y después fue acumulando desgracias. Rosberg, que por momentos soñó incluso con arrebatar el primer puesto de la general a su compañero, acabó hundido por un inoportuno pinchazo en las últimas vueltas, cuando peleaba con Vettel por el triunfo.
El duelo vivido en la parrilla, con algunos pilotos derramando lágrimas por Bianchi, no invitaba a pensar en una carrera tan frenética como la despachada en Hungría. Una maravilla. Golpes, adelantamientos, sanciones… En el caos, Fernando Alonso pudo salir de la oscuridad para firmar su mejor posición del año, un quinto puesto impensable antes del gran premio. Las leves mejoras del McLaren, el tipo de trazado y la buena mano del español llevaron al coche inglés a la zona noble de la clasificación, una buena forma de marcharse de vacaciones. En el segundo tramo de la temporada, la escudería de Alonso promete confirmar el pequeño salto de calidad.
Alonso supo navegar entre los mil líos de la carrera, dejando incluso algún buen adelantamiento. Con Carlos Sainz mantuvo un intenso duelo durante las últimas vueltas por la sexta plaza. Lástima que el joven madrileño acabara KO por un problema mecánico. Roberto Merhi fue 15º.
El gran dinamizador del gran premio fue Daniel Ricciardo, tras el abandono del safety car que había provocado un accidente de Niko Hulkenberg. El australiano de Red Bull tiró con todo a por el podio, seguido de su compañero, Daniil Kvyat. Sus ruedas blandas le empujaron hasta el retrovisor de Vettel, después de haberse quitado de en medio a Rosberg al reventarle un neumático con el alerón. Con el jirones en el monoplaza, Ricciardo quedó muy cerca del Ferrari
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