Esta frase la escucho desde que era chico. Hace un tiempo parece tomar fuerza al ver cómo mucha gente prefiere ignorar ciertos problemas sociales.

Los que trabajamos en la problemática de las adicciones, nos encontramos con una sociedad que prefiere ignorarnos, con parte de la clase política, que demuestra en hechos concretos un total desinterés.

Pero me gustaría contar que aunque muchos no quieran ver, las personas que sufren este flagelo, existen, sufren, no encuentran paz en sus corazones. Muchos han tenido y tienen historias muy tristes, donde el abandono, la violencia y los abusos sexuales son motivos suficientes para intentar anestesiar tanto dolor.

En todo este tiempo que llevo trabajando en esta problemática, vi gente asumir sus  historias, pagando el costo que implica enfrentar el dolor,  aceptar ser ayudados, volver a confiar y sobre todo animarse a tener un nuevo proyecto de vida. Pero también vi pasar gente por las diferentes instituciones en las que  trabajé, que “NO PUDIERON” (no, que no quisieron), pero que intentaron cambiar su futuro, que quizás no era ese el momento, que quizás no pudimos intervenir de manera adecuada y que dejaron los tratamientos. También vi gente que no pudo con su enfermedad y se quitó la vida.

Por esto creo, que es hora de sacarnos las vendas de los ojos y empezar a pensar que no es una cuestión de números; sino que es una realidad que afecta a muchas familias, a muchos sujetos que sufren y que si nosotros los ignoramos, los abandonamos y los violentamos, estamos reproduciendo socialmente lo que alguien o algunos le hicieron alguna vez.

Gentileza Elio Garcia – Director Terapéutico de Asociación Programa Nehuén