Así lo dijo ayer Jaime Campos, titular de AEA: “Es terrible el impacto económico que tiene la nueva ofensiva de Cristina contra la Justicia y las instituciones.” Campos fue el vocero de un grupo de calificados hombres de negocios. La evaluación fue compartida por Juan Vaquer, de las “multis” estadounidenses, Ignacio Stegmann de IDEA, Luis Etchevehere de la Rural y Miguel Blanco del Foro de Convergencia. Esto ocurrió ayer, durante la masiva reunión de ACDE. En ese encuentro hubo muchas palabras publicas, pero en privado los empresarios coincidieron en tres cuestiones básicas :
— La acción de Cristina es una jugada audaz para frenar las investigaciones sobre corrupción que afectan a la Presidenta y su familia.
— Intenta golpear a un magistrado para advertirle a todos los que hurguen en el patrimonio familiar.
— No habrá inversiones reales en la Argentina mientras la Casa Rosada maneje a control remoto a los magistrados.
Idéntica posición tienen los líderes del Grupo de los 6. Hubo consultas entre Héctor Méndez, Jorge Brito y Adelmo Gabbi.
La férrea posición actual de los hombres de negocios contrasta con la pasividad y silencio que tuvo todo el movimiento empresario (salvo pocas excepciones) en la última década mientras el kirchnerismo avanzó sobre las instituciones, los derechos privados y la Justicia independiente. En la UIA y AEA hubo importantes voces internas – en 2011 — que advirtieron sobre las consecuencias de la ofensiva que iba a lanzar la Casa Rosada, pero en su mayoría los empresarios prefirieron el silencio político y la conveniencia de los negocios.
Ahora, en la central fabril se considera la sucesión de Héctor Méndez. Como adelantó Clarín, el principal candidato es Luis Betnaza, pero suenan en una terna también: Adrián Kauffman Brea e Ignacio de Mendiguren. Como secretario, Juan Sacco. Los tres presidenciables tienen algo en común: son fuertes críticos de la gestión de Axel Kicillof, que provocó un retroceso en la industria de 21 meses consecutivos.
En la UIA había expectativa por la presencia de Mauricio Macri, pero el candidato no produjo ni una definición clara.
Guillermo Padilla, de la Copal, le preguntó directo: “Vos dijiste que tenés 100 medidas económicas, para los primeros días de tu gobierno, ¿nos podés enumerar tres?” Macri respondió: “No, paso.”
El candidato del PRO y Daniel Scioli, no quieren hablar de economía y del Plan Bomba que les deja armado Cristina. Macri les ordenó a sus economistas no hablar. Federico Sturzenegger lo confirmó en un encuentro entre colegas: “Mauricio no quiere que hablemos de las malas noticias que traerá la economía.”
Daniel Scioli tomo idéntica estrategia. Hace unas semanas le comunicó lo siguiente a Mario Blejer y Miguel Bein: “Hasta el 12 de agosto no hablen.” Bein adelantó vacaciones y Blejer aumentó sus viajes al exterior.
El silenció sobre los problemas que tiene la Argentina será –para los publicitas- una buena estrategia electoral, pero no ayuda a una discusión seria para resolver en el futuro los inconvenientes.
El bozal económico le permite a Axel Kicillof continuar en el centro de escena. Intenta – sin éxito – dictar cátedra y marcarle la cancha al propio gobernador : “Pensamos seguir haciendo lo mismo.”
Pero el ministro ayer volvió a reflejar su carencia de recursos: para calmar al dólar acudió otra vez – como Guillermo Moreno — a los controles callejeros.
El billete tiene turbulencias por cuestiones de fondo:
— Reservas exiguas en el BCRA.
— Caída abrupta de dólares genuinos de exportaciones.
— Atraso cambiario del 30% y aumento de la demanda estacional y especulativa por elecciones.
La fórmula con Carlos Zannini y las bravuconadas de Kicillof, solo generan dudas e incertidumbre sobre qué Scioli – si gana las elecciones — va a gobernar: ¿el moderado que está dispuesto a encarar los graves problemas que va a heredar de Cristina, o el que piensa que todo debe seguir igual?
Para un eventual gobierno, Scioli le ofreció a Jorge Sapag el manejo de la deficitaria área energética. La decisión desató una pelea en el “cristinismo” entre Kicillof, Julio de Vido y Miguel Galuccio. Kicillof le pidió a Scioli seguir teniendo injerencia en la política energética y De Vido pretende que Roberto Baratta continue controlando el jugoso negocio de las importaciones energéticas. Galuccio busco el lobby de los petroleros para influir sobre Scioli. Todas las empresas lideradas por YPF elaboraron un Plan Nacional de Petróleo y Gas. El instrumento fue el Instituto Argentino de Petróleo y Gas que preside un hombre de Galuccio, como Ernesto López Anadón. Kicillof denunció ese lobby empresario y acusó a Galuccio en la quinta de Olivos de lo peor: de trabajar de doble agente y ofrecer iguales servicios a Macri.

Fuente: http://www.clarin.com/opinion/Hotesur-Camara_de_Casacion-Corrupcion_0_1387061325.html