San Rafael, Mendoza 05 de mayo de 2024

La tragedia griega en el espejo argentino 2001

Para el ministro de Economía, Axel Kicillof, se trata de un déjà vu. Para los analistas hay varios puntos en común. Similitudes y diferencias

Es un verdadero déjà vu de lo que ocurrió en la Argentina.» La frase corresponde al ministro de Economía, Axel Kicillof, quien en el marco de un almuerzo del Consejo Interamericano de Comercio y Producción se refirió a la situación que atraviesa Grecia. «Le puedo decir a un ciudadano de ese país que las medidas del Fondo Monetario Internacional no van a funcionar», graficó ante un auditorio récord que en sólo 48 horas había agotado los cubiertos disponibles para verlo en el hotel Alvear.

Los abrazos, las sonrisas y los gestos correspondidos por más de 400 empresarios no se reflejaban en el bullicio que se generó durante toda la exposición. «Los planes de ajuste vinculados al endeudamiento y la dependencia son recesivos», agregó convencido el ministro, ante la mirada de todo su equipo que le había preparado más de 100 slides. Su frase sirvió también para recorrer el pasado reciente de la economía local y comparar las causas y consecuencias de ambas crisis.

La Argentina de 2001 mostraba una clara pérdida de competitividad con efectos sobre las cuentas fiscales y perspectivas de crecimiento, según resume un informe de la consultora Quantum Finanzas. Grecia, en tanto, tiene una creciente falta de competitividad, producto de un gasto en alza e ingresos que no acompañan.

La situación externa no afecta de la misma forma. En tiempos de la crisis vernácula, los precios de las commodities tocaban su piso. La tonelada de soja valía menos de 180 dólares. La Argentina sufrió entre 1998 y 2002 un shock externo negativo y eso impactó de lleno en las cuentas fiscales. «Allí no hubo un shock externo, sino que se dependía de un gasto público financiado por el exterior. Sin embargo, en ambos países existe un deseo público de estabilidad», dice el economista Daniel Marx, secretario de Finanzas argentino entre 2000 y 2001.

Según un relevamiento hecho en 2014 por Bloomberg y Eurobarometer, para casi el 60% de los griegos el euro era un activo para su país. Al igual que para más de un 75% de los irlandeses o un 58% de los españoles.

El espejo muestra también imágenes de fragmentación política.Tanto en Grecia hoy como en la Argentina de la crisis hay y había señales erráticas y poca confiabilidad en la información. La vulnerabilidad de los sectores de menores ingresos marcaba la agenda en nuestro país, mientras Grecia descubre cómo un 50% de sus jóvenes están hoy desocupados. A nivel nacional, el índice total asciende al 25%, una cifra difícil de resguardar para cualquier político.

La salida de la convertibilidad generó en la Argentina el default, la devaluación y la pesificación con costos muy altos. En Grecia, el impacto final está por verse.

La posibilidad de un contagio a la región estaba contenida en la Argentina. «Grecia va por su noveno ajuste y acumula una baja de su PBI del 26%», graficó el ministro de Economía, Axel Kicillof. Su caída tampoco tiene una incidencia definitiva en la zona del euro: hoy representa un 1,8% del producto bruto interno total de Europa. Italia, en tanto, se queda con un 15,7% y España, con un 10,4%, según datos del Fondo Monetario Internacional.

«El mundo desarrollado está fuertemente endeudado (los pasivos representan más del 100% del PBI), aunque en la mayoría de los casos con baja exposición», resume el informe de Quantum. El de Grecia, con un índice de más del 175%, fue el primer caso de la zona del euro donde la tensión entre posibilidad de crecimiento económico y endeudamiento es máxima.

En la Argentina versión 2001, el endeudamiento era del 54% del PBI, es decir tres veces menos. El Ministerio de Economía marcaba también, en aquel momento, que un 25% de los pasivos era con organismos internacionales, muy por debajo de ese mismo índice en la versión griega.

Los bancos constituyen otra de las imágenes en común. Desde 2010 se fugaron de las entidades griegas unos 80.000 millones de euros y sólo un 15% de los depósitos sigue en manos extranjeras. «La gente cuando ve que el sistema tambalea trata de protegerse y por ello en nuestro país se produjeron retiros en cadena. Allí tampoco existe la plata para bancar a los bancos», agregó un redundante funcionario de la época de la Alianza.

Los vencimientos también complican a las finanzas de Grecia. Sólo el lunes 20 tiene que hacer frente a unos 3500 millones de euros en un contexto en el que continúan las colas en las sucursales bancarias con los jubilados al frente. De ese monto, unos 2100 millones de euros son al Banco Central europeo y otros 1400 millones a la eurozona. Alemania, Francia e Italia figuran también a la cabeza entre los acreedores del fondo de estabilidad financiera creado en 2010 para ayudar a las economías más débiles de la zona, según resume el último estudio de Barclays.

La recuperación tampoco aparece como una tarea sencilla, ya que la matriz helena tiene al turismo como una de sus principales fuentes de ingresos, y está muy lejos de contar con un empujón de lascommodities como el que tuvo la Argentina versión 2003. Mientras tanto, el Fondo Monetario volvió a emitir otro lapidario informe sobre el futuro del país. «Necesitarán más de 50.000 millones de euros entre octubre de este año y diciembre de 2018, de los que 36.000 millones son de la Unión Europea», agrega el reporte que fue redactado antes del corralito. El guarismo vaticina también un crecimiento de un 2% si se implementan las reformas que ellos solicitan. Pasaron 14 años desde aquellos días; sin embargo, las imágenes todavía revolotean y no sólo para el ministro.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1807564-la-tragedia-griega-en-el-espejo-argentino-2001
Por José del Rio  | LA NACION
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