SANTIAGO, Chile.- La final enfrentará a los dos mejores de la Copa América , que a su vez son los que demostraron más ansias y ganas por ganarla. Ambos se creen ante una oportunidad histórica que deben aprovechar. Chile lleva toda una vida esperando conquistar por primera vez un torneo que está a un año de ser centenario. La vigilia de la Argentina es mucho más corta, va por los 22 años sin títulos, pero, para lo que es su acervo futbolístico, la abstinencia tiene algo de eternidad, de fatalidad inexplicable.
Dos factores concurrentes impulsan a Chile: la reunión de la mejor generación de futbolistas en un país que dio a Elías Figueroa, Carlos Caszely, Iván Zamorano y Marcelo Salas, y una localía en la que hay momentos de plena identificación entre el equipo y el público (ayer hubo un banderazo de apoyo en la concentración) y otros en los que se filtraron reproches (Bravo y Alexis reclamaron más aliento durante la primera rueda). La Argentina también se encuentra en una situación propicia: una camada de muy buenos jugadores liderada futbolísticamente por el mejor del mundo, Lionel Messi. Esta tarde será visitante como nunca antes en el torneo. Alrededor de 2000 argentinos quedarán desperdigados en medio de una multitud anhelante, que se desgañitará con el clásico «Chi, chi, chi, le, le, le, ¡viva chile!». Un clamor que no debería desenfocar a un seleccionado argentino integrado por jugadores con mucho mundo sobre sus espaldas, lo suficientemente anchas para amortiguar cualquier tipo de presión.
A partir de las 17, en un estadio Nacional atestado por 45.000 personas, la Copa América buscará a su 44° campeón en sus 99 años de existencia. En caso de empate, se disputará un suplementario de 30 minutos y, de ser necesarios, penales. Si la Argentina obtiene el título alcanzará a Uruguay como máximo ganador histórico, con 15 coronas. De premio económico para el campeón debería haber 4 millones de dólares que la Conmebol no está en condiciones de pagar porque tiene las cuentas embargadas desde que se destapó el FIFAgate. Al subcampeón le corresponden 3 millones. Con tres dirigentes de la Conmebol presos en Zurich y el ocultismo al que se dedica el resto, también es un enigma quién entregará el trofeo de 77 centímetros de alto confeccionado en plata con base de madera. Hasta ayer, la posibilidad más firme era la de Sergio Jadué, presidente del Comité Organizador y de la Asociación Nacional de Chile.
La Argentina llega apoyada en las certezas futbolísticas de sus muy buenos últimos dos partidos (Colombia y Paraguay), muy diferentes en su desarrollo y resolución, pero coincidentes como muestra de las convicciones del equipo. La angustia por el resultado que se estiró hasta los penales contra Colombia se transfiguró en contundencia goleadora frente a los guaraníes. La única duda que asalta a Martino es el estado de Ezequiel Garay, que recién en los últimos dos días se entrenó a la par de sus compañeros tras la gastroenterocolitis que le hizo perder dos kilos de peso y lo marginó de las semifinales. El Tata no confirmó su presencia. «Habrá que resolver», dijo sobre la decisión que tomará hoy. Si Garay no es incluido, lo volverá a reemplazar Martín Demichelis.
Más incertidumbre hay sobre la alineación local -Sampaoli no repitió formación en los cinco partidos-, aunque se presume que el entrenador no prescindirá de Valdivia, como ocurrió cuando armó esquemas contra potencias como Brasil, España y Alemania. El enganche está siendo el mejor del equipo por su toque y panorama, cubrió más expectativas que Alexis Sánchez, la figura con más vidriera internacional. Para quitarle espacios a Messi, Chile prevé un triángulo con Vidal para la primera presión y un escalonamiento que continuará con Beausejour y seguirá con Medel.
La Argentina se encontrará con una oposición distinta a lo que es habitual: Chile lo atacará más que cualquier otro rival. Es lo que le inculca Sampaoli desde mucho antes del Mundial de Brasil. Se puede dar un choque de presión contra presión si el seleccionado mantiene la idea de recuperar la pelota en zona alta, pero no hay que descartar que el equipo del Tata lo deje venir un poco para encontrar espacios. La salida rápida y profunda ya fue aplicada en algunos pasajes contra Paraguay.
El margen de error es altísimo cuando se trata de vislumbrar un partido, pero esta es una final que promete en juego y emociones.
La Argentina está haciendo un campeonato que se acerca bastante a lo que soñaba: verse fuerte, confiada y con jerarquía. Lo necesario para ser campeón de una buena vez.
Las probables formaciones
Argentina: Sergio Romero; Pablo Zabaleta, Ezequiel Garay o Demichelis, Nicolás Otamendi y Marcos Rojo; Lucas Biglia y Javier Mascherano; Javier Pastore; Lionel Messi, Sergio Aguero y Angel Di María. DT: Gerardo Martino.
Chile: Claudio Bravo; Mauricio Isla, Gary Medel, Francisco Silva y Jean Beausejour; Marcelo Díaz, Charles Aránguiz y Arturo Vidal; Jorge Valdivia; Alexis Sánchez y Eduardo Vargas. DT: Jorge Sampaoli.
Estadio: Nacional (Santiago de Chile).
Árbitro: Wilmar Roldán (Colombia).
Hora de comienzo: 17.
TV: Canal 7, DirecTV y DeporTV.
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